Capítulo 8

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POV AMAIA

- ¿Vamos? -me dijo Aitana cuando entre en su coche

- Tengo ganas de volver al barco -dije abrochándome el cinturón

- ¿Solamente de eso? -levantó una ceja

- Aitana tengo pareja -me acordé de hace unos días cuando eso no me importó nada- arranca que llegaremos tarde

Íbamos a pasar un día solamente nosotros, sin parejas, estaríamos en el viejo barco hasta mañana por la mañana. ¿Tenía ganas? Sí. ¿Miedo? También. Al fin y al cabo yo tengo novio y no lo pienso tirar todo por la borda solamente porque él haya vuelto.

Aitana y yo íbamos cantando como dos mejores amigas sin problemas, disfrutando de las vistas de nuestras isla y del sol que pegaba con fuerza. Con la ventana abierta podía notar como la brisa del mar me llegaba a la cara, haciendo que mi melena se pusiera a veces delante de mis ojos.





- Luis no molestes -dijo Aitana mientras Cepeda le abrazaba por detrás- no ves que si me abrazas no puedo terminar los bocadillos

- Pero si yo ya he hecho la tortilla de patata en casa -le empezó a dar besos por el cuello

Salí de la cocina del barco, no tenía ganas de ver como mis amigos se liaban en la cocina y yo ahí parada observando. Subí y vi a Alfred conduciendo el velero, llevaba el pelo despeinado, un bañador sencillo y una camisa de verano desabrochada dejando a la vista su pecho desnudo. Cogí dos cervezas y ande decidida hacia él, me puse a su lado y sin hablar le di una cerveza que el acepto gustosamente.

- ¿Donde vamos? -a mi segunda playa favorita

- ¿La conozco? -la cerveza bajaba por mi garganta haciendo que se refrescara

- Espero que no -una sonrisa salió de él

Me quedé a su lado, hoy especialmente el mar esta muy calmado y el sol brillaba. Miré a mis amigos, Roi y Miriam estaban con la guitarra improvisando canciones, Aitana y Cepeda siguen en la cocina pero no quiero saber que están haciendo. Entonces mi mirada termina en Alfred, me fijo en sus gestos, en su mirada concentrada, en sus labios, en su mandíbula, voy bajando y me doy cuenta que la fama ha hecho que su cuerpo se vuelva un poco más definido, sus brazos tienen más volumen y las venas se aprecian cuando hacen fuerza. Un sonido que sale de él provoca que mi atención en su cuerpo se marche.

- ¿Quieres conducir? -dijo girándose un poco hacia mí

- No se -dije mirando los diferentes aparatos que se encontraban delante mío- no creo que suene buena idea

- Yo te ayudo -se echó un poco hacia atrás dejándome espacio- pon las manos aquí -agarró mis manos y las puso en el timón, haciendo que estuvieran entrelazadas con las suyas- ahora intenta no acercarte a la costa -me susurró

Estaba muy cerca de mi, los dos estábamos muy juntos, podía notar las pulsaciones de su corazón. Su respiración llegaba a mi oreja, sus brazos estaban con los míos y nuestras cinturas eran imanes. Al principio estaba tensa, no quería que él me pudiera controlar y que el fuera el capitán de mis sentimientos, pero poco a poco la calma volvió a mi. Me relajé, apoyé mi espalda en su pecho y él dejó su cabeza apoyada en la mía. Ninguno decía nada, nuestras respiraciones eran calmadas, sus pulgares acariciaban mis manos y a veces sus labios rozaban mi piel.

- Estás guapísima -dijo en mi oído- creo que te has vuelto en mi capitana favorita

- ¿Lo hago bien? -pregunté burlona

- Perfectamente -se separó poco a poco- tan bien que ahora lo harás tú sola

- Alfred ni se te ocurra -dije asustada

- ¿No me puedo fiar de ti? -preguntó burlón

- Si que puedes, pero para esto no -se marchó- Alfred García Castillo ni se te ocurra dejarme sola -le chillé riendo

Le perdí de vista una vez que entro dentro del barco, no podía dejar el timón sin nadie, por lo tanto intenté concentrarme lo máximo posible. Al cabo de unos minutos volví a notar su presencia, tenía su móvil en la mano y se agachó un poco.

- No te muevas -me dijo- haz como si no estuviera

Por los gestos que hacia llegué a la conclusión de que me estaba haciendo fotos, disfruté y en una de esas me giré hacia la cámara y sonreí como una niña pequeña. Al cabo de unos segundos volví a notar su pecho en mi espalda, una mano suya entrelazada con una de las mías que se posaba en el timón, con la otra puso su móvil delante de nuestras caras y enfocó hacia él. Haciendo que en la imagen se pudieran ver nuestras manos entrelazadas agarrando el timón, el principio del barco y el mar. Hizo la foto y apartó el móvil de nuestras vistas, supongo que lo escondió en su bolsillo, sus labios fueron hacia mi mejilla dejando un beso suave en ella, como instinto giré un poco mi cara, nuestras bocas estaban a escasos centímetros, nuestros ojos conectaron y nuestras narices se rozaban.

- No juegues conmigo -me susurró

- Ahora mismo estoy dejando que mi corazón decida por mi -mis ojos bajaron a sus labios

- ¿Y que es lo que quiere tu corazón? -una de sus manos se posó en mi cintura

- Creo que ya lo sabes -una sonrisa tímida apareció en mi rostro

- No estoy muy seguro -estaba jugando muy bien sus cartas y no podía aguantar

- Déjame que te lo enseñe

MI mano libre le agarró de la nuca, poco a poco me fui acercando hasta que no me aguanté y le besé desesperadamente. Su lengua acarició mis labios, repasando el contorno de estos. Un pequeño gruñido salir de él una vez que le estiré los rizos. Noté que me estaba quedando sin aire y nos separamos, teníamos las respiraciones agitadas pero nuestras sonrisas estaban presentes.

- No quiero sufrir -dijo con miedo en los ojos

- Lo se -agaché la cabeza y apoyé mi cabeza en su cuello

- Será mejor que vayas a ayudar a Roi a poner la mesa -se separó de mí- ya estamos llegando y tenemos que amarrar el barco

El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora