Capítulo III

1.6K 73 0
                                    

POV Alfred

Són las 19:00, llego tarde a casa de Aitana, veo los coches de Roi y Cepeda, aparcó detrás del primero. Bajo del coche y cojo el hielo. Una vez que la bolsa grande esta encima de mi hombro noto como me empiezo a mojar ya que como lo llevaba detrás se había derretido un poco. Toco al timbre y oigo como Cepeda chilla.

- Hombre, ya era hora que vinieras -dijo Cepeda chocando el puño- Aitana quiere ya el hielo y te va a matar como te vea tan mojado dentro de casa.

- Pues voy a tener que correr otra vez -dije riéndome.

- Venga pasa, Roi y Miriam están jugando a la play. 

- ¡Hola chicos! ¿De cuánto gana Miriam? 

- De 3 -dije ella riéndose. 

- Es imposible ganarla, nunca voy a poder -dice tirando el mando y desplomándose en el sofá. 

- ¿Aitana? 

- En la cocina -me responde Roi- está con Amaia. 

Empecé a dirigirme hacia la cocina y podía oír como se estaba riendo. Entonces al entrar vi a Amaia  sentada encima de la encimara y a Aitana preparando los helados.

- Chicas, vuestro salvador a llegado -dije mientras aparecía.

- Alfred ya era hora -dijo girándose- corre, deja el hielo en la pica. 

- Hola Aitana, cuanto tiempo, ¿Qué tal? -dije en tono de burla.

- Hola -dijo fulminándome con la mirada- por cierto quítate la camiseta no quiero que me mojes el suelo. 

- Dios mío si solo fue una vez, supéralo -dije quitándomela- por cierto hola Amaia -me acerqué y le di dos besos mientras apoyaba mi mano en su cintura- ¿Qué, te han parecido los chicos muy pesados? 

- Que va, por ahora todos son muy simpáticos -dijo sonriendo a Aitana- el que peor me ha caído has sido tú -dijo burlándose. 

- Yo sé que eso no es verdad y tu también lo sabes -dije apartando mi mano de su cintura. 

- ¿Bueno vamos a nadar ya o tengo que esperar a mañana? -dijo Roi al aparecer junto a Cepeda y Miriam.

Estuvimos nadando durante horas, salpicándonos los unos a los otros, pero también disfrutando de la tranquilidad. Por fin estábamos en verano y eso hacía que no tuvieramos que estar pensando todo el tiempo en las notas. La verdad es que también me fijé en como le quedaba el bañador a Amaia y sinceramente tenía muy buenas vistas. Hubo un momento en que de notar un cierto tonteo entre nosotros dos pero tampoco me quería pasar la acababa de conocer y es la prima de mi mejor amiga. La noche empezó a caer y después de cenar la tortilla de patata de Cepeda decidimos sacar la guitarra española. Roi la cogió nos pusimos a cantar durante mucho tiempo. Entonces Amaia cogió la guitarra y empezó a cantar NOCHES DE BOHEMÍA. Parecía que había bajado un ángel y se había metido dentro de ella, provocando que de mi solamente saliera una sonrisa y que me transportara a donde ella quería.

- Madre mía Amaia -dijo Aitana.

- ¿Dónde has aprendido a tocar y a cantar así? -preguntó Roi flipando.

- Dedícate a esto, porque tu lo vales -dijo Cepeda sin creerse lo que había visto.

- No es tanto -dijo Amaia sonrojada- me he equivocado y no me salen bien los giros.

- Amaia por favor, quieres dejar de ser tan humilde, siempre en la familia te lo hemos dicho tienes un don -dijo Miriam. 

- Que va nunca llegaré a ser nada -hubo un silencio- pero bueno chicos no hablemos de mi porque por lo que veo aquí todos cantáis muy bien.

- Es que nuestras madres son mejores amigas, se conocieron en el coro del pueblo -empezó a contar Aitana.

- Y nosotros hemos tenido la suerte de sacar sus voces -terminó Cepeda.

- Aquí en este pueblo todos nos conocemos entre todos, no hay nadie que no sepa la historia del otro -dijo Aitana.

Yo solamente escuchaba no me gustaba cuando hablaban de este tema ya que miles de recuerdos volvían a mi mente, esa noche fue la peor de mi vida y dejó miles de cicatrices por todo mi cuerpo tanto por fuera como por dentro.

- Bueno chicos, yo ya me iré, mi madre aun no se habrá ido a dormir por no estar en casa así que no quiero que este luego tan cansada -me despedí de todos uno por uno y al  llegar a Amaia con una sonrisa rebelde le dije -Adiós, primera amiga de Pamplona .

Todos se empezaron a reír y pude ver como ella se quedaba mirándome fijamente intentando ver lo que estaba pensando por dentro.

- Envíale recuerdos a tu madre, que hace tiempo que no la veo -me chilló Cepeda cuando me estaba yendo.


El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora