Capítulo 6

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POV AMAIA

Nuestras respiración estaban entrecortadas, nuestros alientos se estaban mezclando, la temperatura estaba subiendo, me encontraba en el regazo de Alfred con una pierna en cada lado de su cintura, mi camiseta estaba encima de mi cadera dejando a la vista mis piernas. Él me las acarició de arriba abajo apretando en la parte de los muslos, mis manos acariciaban su pecho ninguno de los dos quería romper el momento. Sus ojos cambiaron de destino hacia mis labios, sin pensar me lo mordí, un pequeño gemido salió de su garganta. Mis caderas se empezaron a mover solas, trazando vaivenes provocando que la erección de Alfred creciera. Hice el amago de besarle, pero me apetecía jugar, una de mis manos se fue a acariciar su nuca, en cambio la otra fue a acariciarle la cara, sus ojos estaban cerrados, tenía la cabeza inclinada hacia arriba ya que él la tenía a la altura de mis pechos. Con mi pulgar le entreabrí los labios, el me lo besó, volvió a abrir sus ojos, se habían vuelto negros, deseosos, pasionales y los míos estaban indecisos. Él pillándome por sorpresa me empezó a besar el cuello, mi punto débil, pero lo que fueron besos pasaron a ser mordiscos, él lamía, succionaba, besaba y mordía, estaba consiguiendo que todos mis sentidos se fueran a la luna. Sin aguantarme le besé, al principio fue un poco tímido, pero la tensión sexual era demasiado alta como para quedarnos ahí,me agarró del culo, dándome fuertes apretones, provocando que un gemido fuerte saliera de mi. Noté como una sonrisa traviesa apareciera en él, me volvió a besar pero esta vez las lenguas hicieron acto de presencia, mis movimientos de cadera cada vez eran más fuertes, lo necesitaba a él y esta vez no me iba a parar. Mis manos acariciaron todo su pecho hasta llegar a sus pantalones, le deshice el cinturón y le desabotoné el pantalón, cuando iba a adentrar una de mis manos en sus calzoncillos el fue más rápido y me las agarró haciendo que se posaran encima de mi cabeza. Nos dio la vuelta, tumbados en el sofá, haciendo que él quedara encima mío y que yo no tuviera ningún poder. Volvió a atacar mis labios, una de sus manos me agarraba las muñecas en cambio que la otra trazaba pequeños círculos por debajo de mi camiseta.

- No dejaré que tengas el control -me susurró roncamente, haciendo que mis bragas se mojaran aun más- te he dicho alguna vez que me encanta como vas cuando estás por casa, me encanta poder ver tu culo cundo te agachas, tus pezones marcándose en la camiseta, tus largas piernas -estaba jugando conmigo y lo estaba haciendo muy bien

- Alfred lo necesito -mis mejillas seguro que estaban encendidas, pero es que al verlo a él, con sus rizos desordenados, con el gran bulto en sus pantalones y la camiseta perfectamente pegada a su cuerpo, era imposible estar más cachonda

- ¿El que? -dijo acariciando esta vez el culo y tocándome "sin querer" en mi sexo, haciendo que mi cintura buscara la suya

Me quedé callada era incapaz de articular ninguna palabra, entonces decidió quitarme mi camiseta ancha dejando a la vista mis pechos, los cuales tenían los pezones muy duros. Los apreció durante unos segundo hasta que dejó mis manos en libertad, para morderlos y acariciarlos.

- Ni se te ocurra mover las manos de ahí arriba -dijo con su boca a centímetros de la mía

Acto seguido volvió a bajar la cabeza para entretenerse con mis pechos y darme placer, empezó a bajar sus besos, me acarició con las yemas de sus dedos mi barriga mientras bajaba, sus labios pasaron a mis muslos, los dos no íbamos a parar, no queríamos. Pero todo estaba siendo demasiado perfecto para ser verdad, mi móvil empezó a sonar haciendo que Alfred soplara y se levantara de mi, yo tan solo pude hacer una mueca de enfado y levantarme corriendo para ir a ver quien llamaba. No me tapé, no quería, me gustaba sentir la mirada devoradora de Alfred. Podía ver como se acariciaba un poco su sexo, intentado bajar el calentón pero conmigo delante provocándole mientras me acariciaba los pechos le iba a ser complicado. Entonces vi de quien era la llamada, y mi temperatura corporal bajó completamente muchos grados.

- ¿Amaia? -dijo preocupado

- ¿Si? -dije nerviosa mirando a Alfred

- ¿Donde estás?

- Mierda -dije dándome con la mano en la frente

- ¿Se te ha olvidado no?

- Sí, lo siento un montón Toni, es que me he quedado dormida mirando una película -dije mirando a Alfred que se estaba levantando, y preparándose para irse

- ¿En cuanto tiempo puedes estar aquí?

- En media hora estoy -dije mientras agarraba a Alfred de la mano- nos vemos -le colgué

- Alfred por favor no te enfades -dije girándole y acorralándole contra la puerta

- Tranquila, lo entiendo, tú tienes novio -me quitó un par de mechones de la cara- las parejas quedan, hacen planes...

- Me encantaría quedarme aquí contigo ahora mismo -puse mi cara en su pecho

- No es verdad -me levantó la cabeza para que lo mirara- ahora te ducharas rápido, te maquillaras para que no se te vean las marcas de lo que acaba de pasar, te pondrás preciosa, aunque eso es imposible porque ahora ya lo estás -me sonrojé- te irás con él y pasaras una noche mágica

- Pero ya la estaba pasando contigo

- Amaia vete con ese chico, hazme caso el te conviene más

Abrió la puerta y me dio un beso en la comisura para irse sin mirar atrás

- Pero yo te quiero a ti -dije susurrando sin que me pudiera oír

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Hola lectores,

¿Que tal os están yendo las vacaciones? Espero que muy bien, las mías están siendo muy agotadoras pero en el buen sentido, solo hace falta que os diga, verano en un pueblo de playa, amigos, fiestas y amor. Bueno lo que os quería contar, no se como lo estoy haciendo para subir casi cada día, así que entendedme cuando os digo que hago lo que puedo JAJAJAJA. Pero que sepáis que me encanta ver como tenéis tantas ganas de que actualice. Mejor vamos a hablar sobre el capítulo:

Han tenido el momento más caliente en lo que llevamos de historia y perdonadme pero es que nunca había escrito un capítulo así. Alfred la ha entendido, ha comprendido que ella tiene novio y que lo que acababa de pasar no era posible de que llegara a su fin, en cambio Amaia no quería que se fuera. Todo estaba siendo demasiado perfecto para que fuera verdad.

Nos vemos en el próximo capítulo,

Que os sigan las luces de la Tierra hasta Marte,

Un saludo.

El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora