Capítulo XVIII

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POV ROI

Eran las 3 de la tarde, estaba tumbado en la cama con la chica a la que quería desde que éramos unos renacuajos. Estaba centrado mirando a un punto fijo de la pared mientras ella me acariciaba el pecho por encima de mi camiseta, estaba tumbada con su cabeza apoyada en mi hombro, mi brazo la abrazaba y mi mano se encontraba acariciando su espalda, siempre estábamos así desde que éramos conscientes, siempre teníamos nuestros momentos íntimos donde hablábamos sin tener miedo a que la otra persona nos juzgue. 

- ¿Roi? -preguntó flojo sin querer romper el ambiente que habíamos creado

- Dime

- ¿Crees que entre Amaia y Alfred pasará algo? -pude notar la preocupación en las palabras

- No lo sé -giré mi cara hacia ella- ¿Por?

- Es que los veo tan amigos y ella se irá en verano, se separaran y no se volverán a ver y no quiero que se enamoren para que luego lo pasen mal

- Pues has llegado tarde porque los dos ya están enamorados -dije tocándole el pelo

- Se enamoraron y ellos ni se acuerdan -dijo incorporándose 

- ¿Cuándo lo sabrán? -suspiré mirándole fijamente a los ojos

- No lo sé pero tenemos que esperar, no entiendo como puede ser que no se acuerden de todo esto -suspiró con una cierta tristeza

- Lo se pero todos sabíamos que pasaría esto -me levanté rápidamente  y la dejé tumbada-  no se si te acuerdas pero esta noche tenemos fiesta -entonces mi cara cambió de preocupación a felicidad.

POV ALFRED

- Mierda -dije mirando la hora que era en el reloj de mi muñeca

Cogí mi cazadora y las llaves de mi coche, miré que toda la casa estuviera cerrada, mis padres no se encontraban dentro así que seguramente ya estarían en la plaza. Empezaba a oscurecer, eran las 22:00h y llevaba media hora de retraso, no me tendría que haber quedado tanto tiempo con ella ahora por culpa de las hormonas no iba a llegar a tiempo. Tuve que deja el coche a 5 minutos andando de la plaza, podía oír la música y las voces de la gente. Una vez que llegué me dirigí hacia nuestra mesa, donde siempre estaba mi grupo. 

- Hola chicos -dije captando la atención de todos

- Hombre ya era hora que llegaras -dijo Miriam 

- Lo siento, es que me he retrasado en un sitio y tenía que ir a mi casa a ducharme -dije mientras saludaba a cada uno

- Bueno tampoco te has perdido mucho por ahora están cantando las canciones más normales -dijo Cepeda

- Hola Amaix -le dije mientras le daba un beso en la mejilla y le abrazaba por la espalda- ¿Que tal?

- Bien -me sonrió y me acarició el cuello- me está gustando la fiesta

- Pues espérate ahora la gente que sube a cantar son los novatos, los veteranos empezaran a subir al escenario de aquí una hora -me senté a su lado

- Tu madre te buscaba -me dijo Roi

- Luego la iré a saludar -apoyé un brazo en el respaldo de la silla de Amaia

Estuvimos 10 minutos hablando de lo que nos había pasado durante el día, yo evité contar la última parte de mi tarde ya que era mi intimidad. Entonces vi como Toni, el chico que estaba en la barra necesitaba una ayuda ya que la gente le estaba pidiendo muchas cosas.

- Chicos ahora vengo voy a ayudar a Ricky -dije levantándome y dejando mi cazadora en la silla

- ¿Alfred sabes que no hace falta que le ayudes no? -me preguntó Miriam

- Ya pero si yo fuera él y tuviera tanta gente necesitaría una mano 

POV AMAIA

- ¿Quién es Ricky? -pregunté sin saber muy bien que estaba pasando

- Ricky era el mejor amigo de Raoul, el hermano de Alfred -dijo Aitana

- Aitana -le riñó Roi

- ¿Qué pasa?, si seguro que Alfred le ha contado la historia -me miraron todos

- Sí, me la contó toda -dije un poco nerviosa

Durante la próxima hora no podía evitar mirarlo, como sonreía a toda la gente, cuando se tocaba el pelo para colocarlo en su sitio, su mirada fija en los vasos, este chico no se que se trata entre manos pero había conseguido ser el chico perfecto, ese chico que desde que era una enana soñaba con él, sus manías eran las mismas, sus gestos, todo no había nada diferente. Y eso me aterraba no entendía como mis sueños habían descrito a ese chico perfectamente, puede ser que todo fuera un coincidencia. La barra quedo un poco vacía y aproveché para acercarme y hablar un rato con él. 

- Camarero -dije captando su atención- una cerveza

- Ahora mismo preciosa -y me guiñó el ojo

- ¿Cómo lo llevas? -le pregunté una vez que se acercó

- Hola cariño -apareció una chica rubia, con unos taconazos y un vestido muy apretado a mi lado

- Hola guapa -se olvidó de mí y y giró la cabeza hacia ella- ¿Qué quieres tomar?

- Te quiero a ti -dijo comiéndoselo con la mirada

- Hay problema y es que este camarero no repite dos veces con la misma chica en un día -dijo pícaramente 

- Bueno pues si esperamos una hora ya será el día siguiente -puso sus codos encima de la barra y se acarició el labio

- Me parece un buen plan 

- Nos vemos de aquí un rato -y dicho esto la chica se fue moviendo descaradamente sus caderas

- ¿Y eso? -dije alzando una ceja

- Ya te lo dije, las chicas de este pueblo van detrás de mí, menos Aitana, Miriam y tú -su sonrisa seductora aun se posaba en su cara

- Ya lo veo -intenté que no viera mi incomodidad

- ¿Estás bien? -dijo un poco preocupado

- Sí, me voy a la mesa que según tu ahora empezaban los mejores -me reí, pero mi risa era fingida 

La gente empezó a ir al centro de la pista para bailar las canciones, había un grupo de jóvenes que tocaban y cantaban my bien, entonces la canción de Alvaro Soler "LA CINTURA" empezó a sonar, Ricky se acercó a mi y me sacó a bailar, habíamos estado hablando durante los últimos minutos y se le veía un chico muy simpático, durante el baile pude apreciar que él se sabía mover, pero también hacía tonterías para que riera.  Hubo un momento que levanté la cabeza y vi a Alfred, bailando muy pegado a la chica rubia de antes. Una vez terminó la canción volvimos a la mesa con los otros para seguir hablando pero yo no podía evitar quitar la mirada de él. 


El verano de nuestras vidas -ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora