Cena

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El despertador sonó por casi 5 minutos, no quería levantarme, me había quedado hasta tarde revisando los permisos correspondientes para el torneo de fútbol al que iba a entrar el equipo del colegio. No eran muy buenos pero sin duda seria un gran impulso para los niños, al ver que pueden ir a participar. Me levante, apague el despertador y me metí al baño. Sentí como el agua caliente resbalaba por mi cuerpo, relajándome. Pensar en todos los niños a veces era un dolor de cabeza, pero amo mi profesión, amo ver el como me reciben todos los días, el ver que apenas llegando a la esquina del colegio ya hay gritos y pequeñas manos tomando las mías. Esa sensación de ser casi un super héroe para los niños es lo que mas me gusta. Ser maestra de educación física fue mi mejor elección.

Termine de bañarme me cambie, tome mis cosas y salí del departamento, lo rente porque solo queda a un par calles del colegio y no quería ir todos los días en carro, así que fue algo bueno. Llegue como siempre al café que se encuentra a dos cuadras del edificio y pedí mi chocolate caliente junto con una rebanada de pay de queso. Tome mis cosas y me dirigí al colegio. Ya se veían niños por calles, saludándome desde la acera de frente o desde los carros. Una sonrisa se dibujo en mi rostro y seguí caminando.

—No, ella llegara un poco tarde, fue al medico— una extraña aura de depresión se instalo en él —ayer se sintió mal, vomito tal vez la comida le cayo mal.

—Si posiblemente la comida fue— trate de recordar que días pasados tambien le pasaba lo mismo —¿me haré cargo del grupo?

—Creo que si.

—Maestra Sakura.

—Hola Hinata-chan ¿Cómo estas?

—Muy bien maestra— me dijo la pequeña pelinegra —nos vemos papá— sacudió la mano en forma de despedida y entro al colegio. A lo lejos me pude percatar de un hombre alto, castaño y con los ojos violetas como Hinata, sin duda era su padre.

—Maestra disculpe— me dijo una señora gordita —buenos días, quisiera saber cuanto dinero le pidió mi hijo ayer.

—¿Su hijo?...Ah Choji, no se preocupe señora, no es nada.

—Claro que es algo, ese niño come mucho, dígame maestra cuanto fue.

—En verdad no se preocupe señora, no fue tanto— dije nerviosa mientras rascaba mi nuca.

—¿No me dirá, cierto?

—Lo siento pero en verdad no fue nada.

—Bueno— suspiro —como veo que no me dirá mañana le traeré el almuerzo.

—¿Qué? No, no, no, no, no...no se preocupe así esta bien.

—Es lo menos que puedo hacer después de que mi hijo le pidió dinero, así que no se haga del rogar.

—Muy bien señora Akimichi, gracias.

—No tiene porque agradecer, hasta pronto— se dio la vuelta y se fue. Di un suspiro.

—La comida de la señora Akimichi es muy rica Sakura-san.

—Eso me han dicho Shizune, por cierto buenos días— dije con una sonrisa.

—Oh si perdón, buenos días, venia a decirte que el director te busca.

—Claro, nos vemos entonces— me dirigí a la dirección, probablemente me diría que me encargaría del grupo de Ino mientras ella llegaba, la verdad me agrada ese grupo, son muy unidos y obedientes. Toque la puerta y  cuando escuche un adelante, entre —Buenos días director, ¿me mando llamar?

—Sakura, adelante, toma asiento— estiro su mano indicando que me sentara —te llame porque como sabrás, Ino tuvo una emergencia y no vendrá hasta dentro de una hora —asentí —bien, te harás cargo del grupo hasta que ella llegue, si no llegara en el tiempo que dijo, ya me haría cargo yo del grupo —me dijo mientras podría decir era una sonrisa debajo de su cubre bocas.

La Maestra de mi HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora