Capítulo II.

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Estaba de nuevo solo en la habitación. Pensando que era lo que pasaba, optó por salir de ahí. Tomo lo primero de ropa que encontró y que le quedó se calzó un par de tenis y salió de la habitación, buscó la puerta con la mirada y salió de ahí sin tomar atención en nada más. Estaba en un edificio a la quinta planta de éste. Salió de ahí y observó las calles, pero no parecía New York ¿Acaso tampoco estaba en New York? Caminó sin saber a dónde. Por minutos que pensó habían sido horas, llegando a un parque a penas a unas calles del edificio de donde había salido.

Observó todo, no reconoció nada.

Se sentó en una de las bancas con la cara oculta entre las manos.

– Hola, Tob –Una voz femenina lo sacó de la nada que pensaba. Se volteó seguro de aclararle que no era ningún Tobías, pero se detuvo. Era ella. Era Kira, era su maldita salvación.

– Kira… –Musitó, pero ella frunció el ceño confundida.

– Ah, Tob, soy Molly –Rió por un par de minutos. En verdad se parecía, aunque el aspecto de vago ya no lo tenía. Su cabello era azul eléctrico, traía una playera de color negra con figuras sin sentido, jeans y tenis. No era Kira. Jonathan suspiró, seguía sin ayuda. O eso pensó, hasta que la risa de la joven cesó de repente y lo miró completamente seria– ay, sí soy yo. Que humor cariño.

Antes de poder decir nada, Kira lo tomó del brazo levantándolo de la banca y comenzando a avanzar en dirección a unos arbustos del parque. Se adentraron en ellos y de repente ella se detuvo. Dijo un par de cosas que John no entendió en lo absoluto y cuando no lo notó estaban de vuelta en donde la conoció. Nuevamente estaban en el Limbo y éste no se veía diferente. Kira se veía como John la había visto el día que su hora llegó.

– ¡Gabriel! –un gritó dejó aturdido al joven pelirrojo, y observo al ser alado caminando molesto frente a él. Se acercó a ella picando su hombro con el dedo insistentemente.

– ¿Me puedes decir qué diablos me hiciste? –La pelinegra volteó con una ceja enarcada.

– Acá eso no se dice, en el limbo no hay dios ni demonio –Aclaró con cierto enfado– y espera. ¡Gabriel! –Gritó nuevamente– necesito a éste pelmazo para explicarte.

John se quedó callado. Ya no se sentía asustado, nervioso o molesto.

Observó a enfrente, y logró divisar a otro ser alado que no había notado antes.

 A diferencia de Kira él estaba vestido por completo de blanco, su cabello era castaño y corto. Se acercó para verlo mejor y notó su nariz algo chata y sus ojos de color miel. A pesar de esos rasgos que podrían catalogarse perfectos, su entrecejo estaba fruncido y observaba a Kira como un ser inferior lo que le daba la impresión de que no era una persona muy agradable.

 – ¿Qué se te ofrece, demonio? –Preguntó, su voz era grave y profunda.

– Dos cosas, que no me digas demonio –Murmuró molesta– y que me expliques ¿qué es esto? –una sonrisa forzada se asomó del rostro de Kira mientras señalaba con el pulgar hacía donde estaba Jonathan. Gabriel volteó a verlo y lo examinó con la mirada unos escasos segundos volviendo su vista a Kira encogiéndose de hombros.

– ¿Qué tiene? –Espetó sin alguna emoción en el rostro– es un simple humano, tú sabes, los de la Tierra.

– No me refería a eso –Kira volteó con Jonathan y lo abrazó por los hombros mirando despectivamente a Gabriel– ¿Recuerdas cuál fue mi último trabajo?

Gabriel asintió.

– Miller Lee, Jonathan Tobías –Respondió en tono más de máquina.

– Ajá, ¿recuerdas cómo era? –Gabriel volvió a asentir y John se quedó quieto y callado en su lugar.

– ¿Por qué tienes su cuerpo? ¿Tienes su alma ahí aún? –Musitó aún sin entender, Kira negó unas veces– ¿Qué hace acá su cuerpo?

– Aún tiene un alma –Irrumpió Kira– pero no es la de Tobías.

– ¿Entonces?

– Cariño, ¿puedes decirle tú nombre? –Dijo ella ahora hablando con John. Él asintió.

– Jonathan Gallart Lang –musitó bajo, sintiéndose obligado de hablar con respeto ante Gabriel.

– Jonathan Gallart Lang –Repitió Kira dejando de abrazarlo y acercándose nuevamente a Gabriel– ¿sabes lo que significa, Gabriel?

– De hecho… –Alargó negando con la cabeza– no, no entiendo.

– Que me diste una imagen equivocada –Gabriel abrió los ojos bastante.

– Claro que no, seguramente la equivocación fue solo tuya – ¿Equivocación? ¿Qué pasaba? eso pasaba por la mente de Jonathan, mientras los observaba aún sin entender nada.

– ¿Me pueden explicar ya que es lo que tanto discuten? –Preguntó John atrayendo la atención de los dos seres alados de enfrente de él. Kira lo miraba con algo que parecía culpa genuina pero Gabriel seguía con la misma mirada indiferente.

– Mira, déjame explicarte… –Murmuró Kira acercándose a él, John asintió– eres el Jonathan equivocado. Es decir, tú no debiste haber muerto, Tobías sí. Me equivoqué de persona…

– ¿Te equivocaste? –Preguntó, a la vez preguntándose en la cabeza el porqué no estaba molesto. Se sentía incluso tranquilo. ¿Será acaso porque están en el limbo?

– Tú nombre no era el que estaba en la lista cuando verifiqué –Siguió Kira apretando fuerte los labios hasta que fueron una simpe línea. Se sentía culpable y se notaba.

– No entiendo nada… –repitió, mirando a ambos– ¿cómo pudieron confundirse?

Kira suspiró.

– Verás, cuando a alguno de mis hermanos nos mandan a esto los ángeles simplemente se toman la molestia de decirnos un simple nombre y darnos una imagen…

– No creo que sea necesario que se lo digas –interrumpió Gabriel pero Kira no le tomó importancia y siguió con la vista en John.

.– En este caso –Continuó– Gabriel me dio el nombre de Jonathan solamente y no sé como hizo para equivocarse de imagen. Sé que querrás decirme porque no te devolví a tú cuerpo original, lo iba a hacer pero fue imposible. Ya estabas enterrado cuando supe del error, así que saqué el alma de Tobías de su cuerpo y en él metí tú alma llevando la suya como debió ser. No puedo ayudarte más, con solo hacer esto me estoy metiendo en un gran problema y aunque Gabriel no quiera aceptarlo, él también está metido en esto.

Desde Cero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora