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Seoul, capital Surcoreana
9:27 pm del 12 de abril
Jueves

Una noche estrellada de primavera, la metrópoli iluminada por las luces de neón, los sueños de personas que caminan por las calles con la esperanza de tener un brillante porvenir. Un sinfín de historias y recuerdos, memorables experiencias y nuevos horizontes se presentan. Dos almas perdidas, un solo lugar al que llegar y las vicisitudes que se encontrarán.

Moon Bin, el actor sin éxito que trabajaba para un teatro de gran popularidad, se esforzaba por dar lo mejor de sí para conseguir el dinero que necesitaba para él y su familia. Memorizaba sus líneas que, aunque escasas y de poco protagonismo, él interpretaba con fervor y talento; sus dotes para el arte del canto le habían regalado un lugar en ese espectáculo, aunque no el que deseaba, pero eso no lo desanimaba, al contrario, cada día se sentía con más fuerzas para salir adelante y obtener un papel importante.

– Muy bien, reúnanse, tengo dos noticias que darles - habló Jay Park, el joven dueño del lugar – El señor Kang se rompió un brazo esta tarde en un accidente de auto, pero no se preocupen, está en casa con sus hijos.

Todos los miembros del staff y actores estaban comentando al respecto, aquel hombre de cincuenta años era un pianista excelente, llevaba un par de años trabajando con el señor Jay, se había ganado el cariño y respeto de todos.

– Por ende no podrá acompañarnos con la música para el estreno de este domingo, así que me di a la tarea de buscar un nuevo pianista, y esa es la segunda noticia, mañana llegará su nuevo compañero, su nombre es Lee Dong Min.

Todos cotilleaban entre sí, ¿quién era ese tal Lee Dong Min? ¿podría interpretar las partituras tan bien como lo hacía el anterior músico? Solo había una manera de obtener respuesta, esperando al día siguiente. Tras unas cuantas palabras más y la indicación de que el teatro estaba por cerrar, todos los empleados se retiraron del recinto y se dirigieron a sus hogares.

– Min Hyuk, ¿quieres ir por un trago? Hoy fue un día duro, ¿no? – Moon se acercó a su viejo amigo y compañero Park Min Hyuk, el mejor bailarín de toda la compañía teatral, no por nada tenía el papel protagonista en el musical que estaban produciendo.
– Claro, ¿vamos al bar de siempre? Creo que hoy tienen una promoción en los asados – Min Hyuk secaba el sudor de su frente con una toalla, el baile para el que estaba practicando necesitaba de su total concentración y un par de cervezas no le caerían mal.

Y así fue como ambos salieron del edificio en dirección al bar que frecuentaban, ya estando en el lugar, ambos se sentaron uno frente al otro para conversar tranquilamente y olvidarse de sus problemas al menos por unos minutos.

Bar Polaris
10:08 del 12 de abril

Hicieron sus órdenes al camarero que se les aproximó, un hombre al que llamaron por su nombre y con total confianza.

– Traenos una orden grande de kimbap de res y bibimbap de camarones y atún... dos cervezas y kimchi – Min Hyuk leía la carta mientras que a la par dictaba su pedido.

– ¿Recuerdas que no puedo comer mariscos? Desde que éramos niños me pongo mal al comerlos – interrumpió Bin al instante – Además, no traigo mucho dinero...
– ¿Es en serio, Binnie? Sabes que puedo pagar yo, no te preocupes por eso y en cuanto al bibimbap, que sea de cerdo, por favor.

Moon Bin y Park Min Hyuk eran amigos desde la infancia, crecieron y se criaron juntos. Inseparables desde siempre, compartieron su sueño de ser artistas del escenario y fue así comos ambos entrenaron y pulieron sus habilidades apoyándose el uno en el otro, codo a codo; se conocían casi a la perfección, eran los confidentes del otro y por ende su lazo era como el de unos hermanos.
Ambos audicionaron el mismo día y acompañados de sus familias, celebraron los éxitos con regocijo y fervor.

– ¿Cómo está Sua, sigue enferma? – Lucky preguntó sin más, quería dejar de lado el silencio que se había apoderado de su mesa.

– Ya sabes como es, solo se resfrió e hizo todo un drama, pero sí, ya está mejor – Moon descansó su cabeza sobre su mano, aguardando el momento en que llegara su comida.

Platicaron largo y tendido, con toda la paz del mundo, hasta que llegó la comida porque en ese momento Bin tomó sus palillos y comenzó a comer sin servirse un poco en el plato. Siempre que podía estaba comiendo algo y las personas se preguntaban cómo tenía una apariencia física tan destacable, la razón era que se la pasaba entrenando, ¿de qué otro modo sería?

– Bin... ¡Bin! Sírvete en el plato, vas a ensuciar la mesa.

–Tengo hambre, apenas y comí a la hora del almuerzo. Pero si no lo hago no dejarás de molestar, dame un plato.

Lucky le entregó un plato, cabía poco en él pero con tanta comida no era problema. Acompañaban sus rollos con el picante kimchi, el problema era que con lo rápido que comía Bin se echaba más de uno a la boca y terminó con la cara roja y la lengua ardiendo.
Las carcajadas de su contrario resonaban en todos lados, mientras que el chico de cabello rubio ahogaba su dolor en el líquido ambar.

– ¿Con qué hicieron ese kimchi? Dios... no siento mi lengua, me arde hasta la nariz.

La noche continuó, joven, viva y umbría. Dos caminos diferentes estaban por cruzarse, las almas de dos personas se unirían pero un camino largo y difícil les venía por delante; solamente juntos podrían atravesarlo, y aunque las pruebas parecieran insuperables, no debían alejarse.

Dobong-dong, Seoul
12:00 pm del 13 de abril
Viernes

El telón se abría junto a las puertas del lugar, los reflectores iluminaban el escenario de la misma manera en que el sol entraba por las ventanas y un extraño sentir inundaba el recinto.

¡Sean bienvenidos al teatro Dream Night!

Tras bambalinas, Jay Park reunió a todo el equipo de trabajo para hacer la presentación oficial del nuevo músico.

– Bueno gente, ya ha llegado nuestro nuevo miembro para este equipo, lo dejaré presentarse.

– Buenas tardes, mi nombre es Lee Dong Min, seré el músico en jefe, un placer conocerlos a todos.

Aquel hombre era bastante joven pero tenía una apariencia dura aún cuando su rostro no reflejaba malicia alguna; la centrada y aparentemente perdida mirada del individuo les imponía a todos además de que su pulcra vestimenta le daba un aura de soledad.

Moon se sorprendió al mirarlo, tan serio, con un rostro hermoso pero indescriptible. Con solo un vistazo podía adivinar que aquel sombrío chico estaba triste, pero cuando sus ojos se encontraron pudo sentir un escalofrío recorrerlo de pies a cabeza... aquellas dos personas estaban predestinadas y ahora se habían encontrado, muchas cosas estaban por venir y nada ni nadie estaba listo para lo que el destino tenía preparado.

Mellifluous || BinWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora