XXIV

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El miedo se apoderó por completo del pianista, ni siquiera podía pensar claramente, además de que estaba llorando sin darse cuenta. Se lo habían advertido desde el comienzo, llevar una vida corrompida por los crímenes jamás le dejaría vivir en paz, correr del pasado y sus consecuencias  solo pospone lo inevitable, algún día todas esas malas decisiones lo iban a alcanzar, y ese día por fin llegó.

Durante su juventud, a los dieciocho años, eligió el oscuro camino de la venta de drogas, siguiendo los pasos de su hermano menor quien se había iniciado mucho antes como consumidor y luego como dealer, ambos descubrieron aquello como una fuente de ingresos ideal, sobre todo para Lee, pues a diferencia de su hermano, él no consumía ninguna de las sustancias que vendía, aumentando las ganancias de manera exponencial. El menor de los dos poco a poco fue sumiéndose en una espiral de adicciones y peligrosas compañías que le ganó un lugar con personas cada vez más importantes en una organización dedicada al narcomenudeo. Conforme los hermanos ganaban reconocimiento entre los criminales, más se separaban uno de otro, ya que el pequeño se volvió mucho más afín a los trabajos físicos, como la entrega de producto, o la eliminación de potencial competencia o traidores a sus compañeros; Eun Woo por otra parte se dedicó a los encargos administrativos al demostrar mejores aptitudes para ello. Los hermanos se estaban formando su propia fortuna a base de sus trabajos ilícitos, aunque cada uno seguía su camino personal, el más chico dejó la escuela y Lee estudió la universidad, graduándose a los 22 años en una licenciatura de Finanzas y Economía, tomando un rol de "ejecutivo" en la organización. Su banda de narcomenudeo, apodada como Las Bestias de Anyang, ganó una zona de trabajo cada vez más grande, dando inicio a la fusión entre este grupo y uno mucho más grande que ellos, dedicados al narcotráfico, quienes serían sus nuevos jefes. Los dos fueron recomendados de amplia manera en su nueva y mejorada agrupación delictiva, donde cada uno fue bien recibido.

Pero la suerte nunca dura para siempre, un día en que el hermano menor preparaba un cargamento junto a sus compañeros fueron atacados por rivales que deseaban su mercancía; el hermano de Eun Woo murió acribillado en aquel enfrentamiento; saberlo fue un enorme golpe hacia él, le hizo cuestionarse sus decisiones por primera vez, pues si la vida le había ido arrebatada a un familiar suyo a causa de esos crímenes, por qué no le pasaría lo mismo a personas que consumieran o compraran sus productos, por mucho tiempo ignoró los pensamientos de que probablemente le traía la muerte a muchos, pero hasta ese momento cobraron fuerza. Aunque en su mente tenía dudas al respecto, las hizo desaparecer lo más que podía, siguiendo con sus trabajos ilícitos por un tiempo más, aún con el pesar de ese fallecimiento.

El negocio de las drogas dejaba ganancias exorbitantes, sus compañeros y él podían darse una muy buena vida con el dinero que se obtenía, pero la avaricia humana siempre empuja a desear mucho más de lo que se tiene, por ello la banda criminal inició con un nuevo negocio, la trata de personas. Poco fue el agrado de Lee luego de enterarse de que comenzaron a secuestrar personas para sus fines lucrativos, pero lo dejó pasar. Por un tiempo seguía al servicio de su jefe, un hombre que rara vez se presentaba ante ellos, una persona de fuerte apariencia, intimidante, conocido por la crueldad de sus actos y su incapacidad de sentir culpa; era el padre de Lucas, el señor Wong, o Bang Si Hyuk, como se hacía llamar en ese entonces. Aunque no solía pasarse con frecuencia por la sede principal de su organización, las pocas ocasiones en que lo hacía era para mirar resultados, ahí fue cuando conoció a Cha Eun Woo, quien a los 23 años ya tenía un puesto de renombre, razón de que se ganara cierta confianza de parte de los altos mandos, y además, el privilegio de elegir a las mejores mujeres del nuevo cargamento que tenían, podía escoger a la que sería para él.

Desde que se inició en el mal camino su pensamiento era incorrecto, en su cabeza no hacía nada malo, pues en ningún momento él o los suyos obligaban a las personas a comprar o consumir sus productos, aquellos que morían era por su propia voluntad de ingerir drogas, y a los que sus compañeros mataban, era merecido, por intentar tomar lo que les pertenecía; pero cuando vio a esas mujeres de rodillas en el suelo, suplicando mientras lloraban fue el golpe necesario para reaccionar, ellas jamás pidieron estar ahí, jamás compraron mercancía, ni siquiera sabían quiénes eran ellos. El sentimiento de culpabilidad lo atormentó desde ese momento, y aunque no quería elegir a una de las mujeres, estaba obligado a hacerlo, fue mirándolas una a una, mientras se esforzaba por no salir corriendo, cuando hizo su elección tomaron a ambos jóvenes y los encerraron en una habitación.

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⏰ Última actualización: Jul 10, 2020 ⏰

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