Mellifluous || BinWoo

XII

Luego de la excelente comida que compartieron en el restaurante, Lucas y Lee volvieron al teatro con quince minutos de antelación para poder prepararse mejor y de ese modo proseguir con las actividades planeadas, ahora Dongmin conocía el pequeño secreto de Lucas y bajo ninguna circunstancia se lo revelaría a nadie más.

Poco tiempo después llegaron los tres amigos del pelinegro, realmente felices y llenos con una nueva vitalidad para seguir. Estos le preguntaron al pianista por su salida junto al chino, cuestionamiento que respondió con un simple "No fue lo que esperaba", todo esto adicionado con una carente expresión que pudiera revelar algo más a los interesados en el tema.
Cuando la hora indicada se anunciaba en los teléfonos, las exigentes actividades del teatro se reanudaron al instante, su extenuante vida volvía a iniciar y buscaba no detenerse ante ninguna circunstancia.

Sábado
Siete días antes del estreno.

Rocky tenía una ardua labor, enseñarle el libreto, la coreografía y la canción a alguien que no le ponía ni la más mínima atención y solo se la pasaba mirando la pantalla de su teléfono móvil. A pesar de que Min Hyuk era paciente, tampoco podía serlo todo el tiempo, ninguna de sus ideas funcionaba para llamar la atención de su estudiante.

– Lucas, pon atención por un segundo, no tenemos demasiado tiempo antes de que se estrene la obra. Nos meterás en problemas si no te aprendes todo lo necesario para ser el estelar. – Park se sentía agotado, casi desfallecía ante tanto estrés que le provocaba el castaño.

– ¿Por qué la gente aún viene al teatro? Es más divertido ver películas en un cine o en casa, ¿te pagan lo suficiente para esto? – dijo XuXi.

– El teatro es maravilloso, cada función es una historia nueva, no sabes lo que puede suceder o cómo reaccionarán las personas; además, puedes interactuar con tú público, si te equivocas puedes improvisar y hacer de un error, el momento central de la escena. Escuchar las risas, el llanto, los comentarios de quienes nos ven, sentir la tensión de sus ojos y saber que no hay una segunda toma, ese es el encanto del teatro, esa es la razón de que las personas aún se maravillen con nosotros – las palabras de Min eran profundas, casi poéticas, venían de lo más profundo de su ser, expresaban su más grande pasión.

– A mi me aburre – espetó el contrario, arruinando el enfoque literario que le dio su mentor.

– ¡Suficiente, voy a hablarle a Dong Min! – amenazó Rocky.

– ¡No! No, está bien... Lucas soltó un bufido – Vamos a practicar tu aburrida obra.

Lucky no supo qué pasaba, ¿de verdad le tenía tanto miedo a Lee solo por el golpe que le dio esa mañana? La realidad era otra, pero al coreano le gustaba pensar eso, se disponía a usara su amigo como chantaje para conseguir que su terrible alumno aprendiera lo debido para ser sus sustituto temporal.

A regañadientes, Wong comenzó un duro entrenamiento, muy diferente a lo que se imaginaba que sería. Series de ejercicio físico, pruebas de resistencia, prácticas de canto y muchas otras cosas que parecían salidas de un gimnasio; había comenzado a ejercitarse a las tres de la tarde y para cuando pudo notar eran casi las siete, de verdad que su maestro parecía un desquiciado al ponerle tantas series de ejercicio en un solo día. Llegado ese momento, Yuk Hei apenas podía moverse con fluidez, le pesaban los músculo y el sudor se le condensaba en la camiseta; su cuerpo estaba tan adolorido que se sentía como si un autobús le hubiera pasado encima.

Park se apiadó de la pobre alma del chino y le dio treinta minutos de descanso extra, mismos que éste aprovechó para recostarse en el sofá del primer camerino que tuvo a la mano. Aquel mueble le abrazó con calidez maternal, consolaba sus penas y lo arrullaba con su melodioso rechinar; lentamente Morfeo tomaba en sus brazos a un destartalado Lucas.