CAPÍTULO 6

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No me maten por favor, yo sé que no es lo que esperaban, pero creo que es necesario para entender la historia.

Desconsuelo

Se preparó mentalmente para abrir la puerta de la habitación de su madre desde hace seis meses su mamá estaba convaleciente su enfermedad estaba en etapa terminal, su padre había buscado los mejores especialistas por todo el mundo y ninguno le daba esperanza, el cáncer de su madre estaba tan avanzado que su cuerpo ya no daba para más, pero se esforzó por formar una sonrisa en sus labios ella no merecía verlo triste en su estado.

Se aproximó a la cama donde su madre estaba acostada cuando se percató que su cuerpo no estaba conectado a ningún aparato, prácticamente se echó a correr para tocar su muñeca dándose cuenta que la siempre suave y calidad piel ahora estaba fría y áspera. No se dio cuenta cuanto tiempo paso desde que había encontrado a su mamá sin vida, pero unos sollozos lo sacaron de su trance y fue cuando vio a su padre del lado contrario al suyo con su cara enterada en el colchón llorando con una intensidad que nunca vio en él.

Quiso acercarse para brindarle consuelo, pero que consuelo le daría si él estaba igual de destrozado, escucho como varias personas se acercaban por sus trajes oscuros y rostro serio pudo deducir que se trataba de trabajadores de la funeraria.

−Señorito somos de la funeraria, hemos venido para llevarnos el cuerpo de la difunta para prepararla.

Naruto solo les asintió con la cabeza dudaba de su capacidad de hablar, en una especie de cámara lenta vio cómo se llevaban, lo envolvieron en la sabana y lo subieron a una camilla, pero lo que más le sorprendió fue ver a su padre, en ningún momento levanto la cabeza de la cama y como nunca dejo de llorar, rodeo el mueble para acercarse a su progenitor y hacer que se levantara para llevarlo a su habitación.

−Vamos papá, levántate, hay que llevarte a tu habitación.

Pero su padre se quedó ahí sin mover un solo musculo, lo único que hacía era llorar, fue cuando presto mayor atención y vio como la sabana alrededor de la cabeza de su papá estaba húmeda de tanto llorar.

−Por favor no te dejes caer yo te necesito.

Su papá siguió ignorándolo y llorando, fue cuando se percató que su madre tenía horas de fallecida y su papá en todo ese tiempo había estado llorando hincado con la cabeza enterrada en la cama de su mamá, sin saber que hacer se fue dejando a su padre con su dolor, después de todo no solo Minato había perdido a su esposa él también había perdido a una madre.

Caminaba con lentitud, sin rumbo, sin saberlo termino en la sala de su mansión donde los empleados corrían de un lado a otro recibiendo las coronas de flores y presentes que conocidos les habían enviado, su mirada estaba desenfocada y un nudo se había instalado en el pecho necesitaba hablar con alguien, quería que alguien lo escuchara y lo comprendiera, con paso lento se sentó en uno de los sillones de la estancia en medio de todo el caos que se desataba a su alrededor, tomo el teléfono para llamarle a su mejor amiga.

− Hola ¿quién habla?

Cuando escucho la voz que en ese momento creía era su mejor amiga no pudo evitar soltar un sollozo lastimero.

− ¡No estoy para bromas habla ya!

−Soy yo... Sakura... Mi mamá acaba de fallecer.

−Oh eres tú−. En la llamada se formó un silencio incomodo, lo único que se escuchaba eran los sollozos de Naruto.−Sabes que me encantaría estar contigo, pero en estos momentos estoy tan ocupada, lo siento Naruto.

−Está... bien lo... entiendo.

Estaba por colgar cuando escucho la voz de su otra amiga Ino diciéndole a Sakura: "Que crees acabo de ver los zapatos que queríamos comprarnos". Y la llamada se cortó, fue cuando comprendió que estaba solo y que su amistad nunca fue lo suficientemente fuerte.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Era el funeral de su madre, estaba en el cementerio a su lado izquierdo se encontraba su padre, quien estaba como en otro mundo su mirada estaba fija en el ataúd, el cual estaban descendiendo con sumo cuidado, a su alrededor estaban conocidos y socios de la empresa familiar quienes solo estaba ahí por quedar bien y cumplir con un protocolo, el único que hubiera estado con ellos de todo corazón ya había fallecido, esperaba que ya ahora los dos su madre y ero-sennin estuvieran reunidos en el cielo.

A su lado se escuchó un grito desgarrador y después como alguien maldecía y decía incoherencias, cuando salió de su ensoñación y observo bien, vio a su padre tratando de lanzarse al ataúd de su madre mientras gritaba, frases sin sentido. Fue cuando comprendió que no solo había perdido a su madre sino que también a su padre.

Los encargados de enterrar a su mamá, evitaron que su padre siguiera interrumpiendo el sepelio, con cuidado se acercó a su papá que estaba hincado con las manos en la cara, sus hombros temblaban y unos sollozos se lograban escuchar, coloco una de sus manos en la espalda de su papá, para después acercar su rostro al oído de su papá y decirle:

−Tranquilo papá, yo estoy contigo.

Pero aun así su papá siguió ignorándolo.

∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞∞

Ya habían pasado seis meses desde la muerte de su mamá, su papá se la pasaba encerrado en su habitación abrazado a uno de los vestidos de su difunta esposa, ya no sabía qué hacer, y tampoco estaba de ánimos para intentar sacar de ese hoyo a su progenitor, él también estaba enterrado en su dolor, ya ni asistía a la escuela, hoy era la graduación de su clase y no le importaba.

Observó una foto donde estaban los tres tan felices, sin preocupación alguna, pero nada dura para siempre, con el corazón en la mano y lágrimas bajando por su rostro decidió hacer un último intento por él y por su papá, salió de su habitación, con la intención de sacar a su padre y a el de esa oscuridad, recorrió varios pasillos hasta estar al frente de la puerta doble de la que fue la recamara de sus padre, sin importarle nada entró sin tocar encontrándose con la imagen de un abatido Minato quien acariciaba el vestido favorito de su difunta madre, la imagen que veía delante de él no hacía más que hacerlo llorar.

−Papá por favor, tenemos que seguir adelante.

−No puedo seguir adelante, ya no está Kushina, sin ella ya nada es lo mismo.

− ¡Pero me tienes a mí!

Se acercó a su padre con una furia que creía que ya no tenía para después quitarle el vestido de las manos y tomarlo por el cuello de la camisa y tratar de verlo a los ojos.

− ¡Todavía me tienes a mí! Por favor regresa te necesito.

La imagen de su padre era lamentable, estaba más delgado, su rostro estaba lleno de angustia y tristeza, pero solo se tenían ellos dos así que él sería fuerte por ambos, pero aun así esa fortaleza no evitaría lo que se les vendría en un futuro.

RevengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora