VI

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Unos repetitivos golpecitos a las diversas puertas de la mansión era lo que interrumpía la tranquila degustación. Boyko terminó su plato y se limpió para luego salir en silencio, dispuesto a buscar a Boštjan para que limpiara los restos, pero supuso que estaría con las gallinas cuando no lo vió.
Tampoco había rastro de él allí; ni en su habitación; ni si quiera en su cuarto.

-¿Tú también lo buscas? -y ahí estaba de nuevo esa molesta cría -Creo que se ha ido, así que estamos a solas... Tú y yo, Boyko-. Se acercó a pasos muy torpes , haciendo que algo en él se accionara, cómo siempre. Ella calló hacia atrás asustada y trago grueso cuando se incorporó ahora sentada.

-Te preguntaré algo que vas a responder sí o sí, Mel. -Boyko acerqué a ella sin desviar la mirada de sus cristalinos ojos y se sentó sobre sus talones para estar a la misma altura. -¿Qué sabes sobre mí?

Ella tardó en contestar, dudosa por si debería de hablar y traicionar su palabra o callar y aguantar la mirada. Finalmente suspiró derrotada.

-Se que tuvimos el mismo mayordomo y también se que llevas poco tiempo viviendo con Boštjan. Los motivos no los sé, pero no creo que quisieras contármelo de todas formas.

-Y podrías... ¿Podrías contarme sobre él? ¿Es decir, le gustaba esa vida en la mafia? Porque supongo que seréis una mafia en la que tú no tienes ni voz ni voto -hasta él pudo notar el nerviosismo en su voz, pero es que Harold fue lo único importante en su vida hasta el momento.

-Realmente nadie sabía mucho sobre él, pero siempre era atento y aunque no lo pareciera era bastante fuerte. -se acomodó abrazando sus rodillas, mirándole apacible. -Un día simplemente apareció diciendo que era un buen mayordomo y que no hablaba más de lo necesario, aunque realmente solo ha sido un mes. Aún así, dijo que se leyese una carta verde que guardaba consigo una vez él hubiera muerto... -Le miró un tanto apenada, incluso podría decir que la pena iba por él. - En la carta aparece tu nombre según me han dicho, pero sólo mi padre la ha leído entera. Boyko... ¿Por qué se marchó de tu lado?

¿Qué por qué?

Simplemente le sonrió. Con eso bastó para electrocutarla; luego se levantó y se acercó para parar un repentino temblor en las manos de Mel. -Necesito esa carta y tú me vas a llevar hasta ella. Respondiendo a tu pregunta... Él simplemente dijo que debía de buscarme a mí mismo y luego me abandonó en plena ciudad; una semana tras vagabundear, encontré la casa del idiota y aquí estoy.

Mel se apartó y luego me fui a mi habitación, aislándonos mutuamente a la espera de que cierto individuo regresara a casa.

ErzsébetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora