XVI

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—Lo único que no me gustó fue que vieras cómo me mataran.

Aquello desconcertó aún más a Boštjan, quien miraba a aquel que fue el amor de su corta vida sin poder decir nada coherente.

—¿Será que los besos curan? —Boyko sonrió sin enseñar sus dientes mientras miraba sus pies juntos unos en frente de los otros.

—No puedes decir que estas curado con semejantes imágenes en tu mente... —el más alto tomó de nuevo su barbilla en busca se sus ojos—. Harold podría haberlo evitado perfect-

—Harold no hizo nada y lo hizo todo.

Boštjan se apartó con el ceño fruncido y alzó la voz. —¡Si él hubiera hecho algo, entonces no tendrías por qué temer a la oscuidad!, ¡Si Harold te hubiera querido ayudar realmente, podría haberte criado él mismo sin sufrimiento innecesario! Apuesto a que es por culpa de ese... —apretó los puños—. De ese monstruo, que ahora no dejas que nadie te toque sin permiso.

—Pero tal vez no me hubiera vuelto fuerte como lo soy ahora —Boyko buscó la mano del otro, intentando calmarlo—. Entiendo... Entiendo que nunca seré igual que alguien como tú, pero si ahora soy así, por lo menos se han encargado de que crezca con ganas de más.

—Según la carta cargas con la culpa. ¿No te gusta matar a la gente? —alzó una ceja mirando sus manos entrelazadas.

—Tú solo comes carne cruda de gallina y vives encerrado en tu mansión, conde —remarcó la última palabra y fue hacia la cocina, siendo seguido por el mayor—. Apuesto a que he comido más carne de verdad que tú en toda tu vida. No mereces ese título.

—Echo de menos cuando a ti te daba miedo que terminara comiéndote... —Resopló y miró atento los movimientos del otro—. Oye, ¿se puede saber qué haces?

Boyko sacó dos cuchillos de los cajones de la cocina de paredes de azulejos blancos.

—En ningún momento lo hicimos oficial, ahora que lo pienso —aquella sonrisita no hizo más que poner nervioso al más alto, quien miraba los cuchillos dudoso.

—¿Acaso importa eso? —intentó coger uno de los cuchillos, pero el más bajito siempre fue muy ágil y escurridizo—. Oye, no hagas eso. Podrías lastimarte, Boyko.

—Te daré un cuchillo si aceptas dos cosas —parecía realmente animado, muy distinto a hacía unos días.

—Haré todo los posible por complacerle, mi señor —Boštjan se arrodilló ante Boyko, haciéndole de rabiar para luego reír.

—Eres un idiota... Primero tienes que pedirme establecer una relacion seria contigo; Y segundo .—concentró su mirada en los ojos del contrario y bajó la voz— Ayudarás a aceptarme, aceptando tú antes que tienes que comer comida de verdad.

—¡Sabes perféctamente que estoy en contra de eso!

—Entonces me ofendes y encima me rechazas...

Boyko suspiró fingiendo tristeza, a lo que Boštjan aprovechó para quitarle uno de los cuchillos, el menor sujetó su muñeca y lo pegó contra su pecho.

—Eres un cobarde.

—Y tú sigues siendo la misma sanguijuela —sonrió de lado acercándose a su rostro.

—Sí, pero yo almenos te diría que te amo nada más supiera que no me reconoces... Pídemelo, Boštjan.

—¿Y por qué tendría que preguntarte sobre mantener una relación seria cuando siempre fuiste mío? —y lo besó.

Se besaron por los eternos que fueron los años; Se besaron por si mañana volvieran al ayer; Se besaron por si todo fuera un sueño; Se besaron porque se amaban.
Dejando caer los cuchillos al suelo, los chicos se sumergieron en una danza en la que los labios de cada uno competía por la dominación en la cavidad del otro. Boyko saltó sobre Boštjan y este retrocedió hasta ir hasta el salón, dónde la chimenea no hacía falta para calentar las que fueron frías paredes por tanto tiempo.
Boštjan se sentó en el sofá, reparando en que algo negro y borroso marcaba la cara de Boyko.

—¿Podrís aguantar un poco hasta que venga? —fue corriendo hasta el baño y volvió literalmente en cinco segundos con un algodón mojado en algún líquido azul—. Hay algo que me ha puesto de los nervios durante todo este tiempo.

—A-Adelante... —cerró los ojos y se arrodilló en el sofá.

Boštjan retiraba con suma delicadeza el maquillaje sobre la suave piel de Boyko, dejando a la vista aquel tatuaje que siempre le gustó que llevara, haciendo que contrastara con su aspecto aniñado .

—Y aunque bajo tus ropas hayan cicatrices que griten por sí solas, estoy seguro de que nunca dejaré de creer en lo bello que eres.

No tuvo mucho tiempo para admirar de nuevo su tatuaje, pues había sido derrumbado por el menor, quien ahora se sentaba a horcajadas sobre su cintura con una sonrisita. El olor a lavanda era muy suave pero intenso en la piel del mayor, introduciendo una sensación momentánea de estar respirando del mismo edén, incluso si no estaba permitido para ellos dos.

—¿Estás de acuerdo con esto...? —tomó el asentimiento de Boyko como un permiso para poder rodear su cintura y abrazarlo como jamás lo hizo, volviendo a disfrutar del fino taco de su piel y sus caprichosos labios, que jamás se saciaban con poco.

Boyko empujó a Boštjan cuando su camisa fue levemente levantada —L-Lo siento... No creo que sea agradable—. Huyó de la mirada del otro, pensando que jamás volvería a ser lo mismo.

Boštjan asintió y cogió su mano, llevándolo escaleras arriba, causando desconcierto en el menor al llegar a la gran habitación de muebles ostentosos y con una cama demasiado grande para una sola persona.

—Entiendo que te sientas así, pero esperé por ti incluso cuando era inevitable pensar en que no podrías volver. Así que compensa mi espera yo compensaré tu hambre.

—¿Realmente comerás? —Se sentó en el borde de la cama dudoso—. Yo... Quizás Tengas que tener cuidado.

El mayor lo empujó con suavidad sus labios y lo tumbó para luego retirar con cuidado la ropa que cubría su torso. Apoyado a su lado en la cama, pudo admirar con tristeza su marchito tronco, aunque Boštjan estaba seguro de que no había nada que el tiempo no podía curar.

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El crepitar de sus besos y los fuertes latidos fueron lo único audible en la estancia durante un eterno momento, hasta que un agudo y muy fuerte llanto los sacó del inminente desenfrene entre uno y el otro.

—¿No me decías que era el único en tu vida? —Boyko se incorporó sobre el sudado pecho del otro y lo miró acusativo—¡¿Acaso creíste que podrías ocultar a un bebé por tanto tiempo?!

—N-No es lo que crees... Es ella... Y-ya ha nacido

—¿Ella...?

—Erzsébet.

ErzsébetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora