Erzsébet

XI

En aquella casa nunca se celebró nada.

Sinceramente no se cuanto es un año.

[30 de julio de 2013]
Centro de médico de la ciudad de Trenčín.

Las metálicas puertas de urgencias se abrieron de par en par dejando pasar a toda velocidad a una camilla sujetada por cuatro enfermeros. El único sonido notorio allí eran las  constantes y aceleradas pisadas de quienes intentaban salvar la vida de un niño no tan niño.

  —¡Su respiración es inestable, sigue sin abrir los ojos! 

Sueros, cables, numerosos aparatos... Todos aferrados al ya milagro de mantener con vida a  un cuerpo prácticamente inerte. 

La noticia había corrido como pólvora por todos los medios nacionales e internacionales, aunque en ningún momento se cedió a mostrar la imagen del susodicho cuerpo.

  —Me informan de que se ha hallado un cuerpo con vida sepultado en un ataúd bajo los muros del castillo de la ciudad de Trenčín. Sabemos que estaban haciendo reformas cuando encontraron una nueva sala a la que denominaron como "aposento del vampiro".

Día tras día.  

—Al parecer el cuerpo que se encontró hace unos días en el castillo de Trenčín tendría que haber estado allí desde hace unos sesenta años aproximadamente. La pared derruida desentona completamente con el resto del castillo en cuanto a época y material.

—Los medios sanitarios actuaron lo más rápido posible para intentar tratar este extraño caso. Mientras tanto, la policía intentará investigar sobre este individuo durante día y noche hasta poder tratarlo judicialmente.

Sin averiguar nada relevante.  

—Según los médicos es un varón de piel blanca y pelo azabache y liso, metro sesenta y con unos quince años de vida, por lo que resultaría imposible haber estado durante sesenta años bajo ese ataúd.

—En los archivos no se encuentra a ningún niño nacido en Eslovaquia en el 1998, pero los investigadores han decidido colaborar internacionalmente con el propósito de averiguar más sobre su procedencia.

O al menos la verdad.

Los medios se fueron acallando poco a poco, ya que los médicos se negaron a hablar. Prefirieron iniciar un plan de vida para él y negaron toda comunicación con la prensa, así que lo internaron en una residencia de menores en rehabilitación para cuando despertara. 

[6 de julio de 2013]
Residencia de menores en rehabilitación.

—¿Qué haremos con las marcas en su cuerpo? En mi opinión parecen de bala.

—Están cicatrizadas.

—¿Crees que el tatuaje signifique algo? 

  —Los tatuajes se graban en la piel para transmitir mensajes. Aunque cuando se ponían en la cara se relacionaban con las mafias.  

—¿Y entonces las cicatrices?

 —Las cicatrices son para no olvidar.

—Entonces... Boyko. Sin apellidos; con tres cuernos tatuados en la mejilla derecha y diversas cicatrices de bala en el pecho —la morena miró al muchacho frunciendo el ceño—. Y quince años...

Ambos, enfermero y enfermera, desaparecieron tras esta conversación sin dejar ni una gota de sangre.

Pero es que tenía tanta hambre, que no pude aguantar cuando desperté.

—¡Es increíble! Hasta se sonroja y todo   —la enfermera susurró—. Adorable...

—Ya vale. Que lo vais a asustar —otro enfermero vino—. Boyko, ¿Cómo te encuentras?

El chico se aferró a sus sábanas realmente asustado por la cantidad de personal que se encontraba mirándolo con una aura soñadora. 

—¿Reconoces Boyko como tu nombre?

—Yo... —su voz sonaba realmente rasposa—. No lo se.

Miradas de preocupación se intercambiaron mutuamente hasta que en la habitación solo quedó el doctor que parecía dirigir el lugar.

—Prometí ayudarte, así que no debes de preocuparte —acarició los suaves cabellos del chico provocando así una leve sonrisa que enterneció su corazón al adulto—. Encontramos una nota en tu ropa que indicaba que tu nombre era Boyko, pero puede que lo recuerdes con el tiempo y con ello más datos sobre ti. Es normal que te sientas aturdido.

Una semana pasó desde que el chico, ahora apodado como "El vampiro del siglo XXI", había llegado a la residencia y despertado. Pero en las noticias ya no se nombraba, pues nunca se les avisó. Corrían rumores sobre su extraño tatuaje, pero no salían del centro... O al menos eso esperaban creer.

[10 de julio de 2013]
Residencia de menores en rehabilitación.

—Boyko, ¿estás listo? —el doctor posó una mano en su mejilla y la acarició tras sonreírle—. Todo irá bien. Te prometo que serás feliz.

¿En qué momento decidiste mentirme?

La pareja entró con ropa lujosa a la blanca habitación completamente llena de peluches, como si se tratase del reino de un infante. Se presentaron y tendieron la mano a Boyko sin dejar de sonreír. 

—Solo hay un pequeño inconveniente sobre su dieta, que es un tanto extraña. Podemos hablar ahora en seguida en mi despacho.

—No hay problema —la mujer asintió y luego le dio un codazo a su marido, quien portaba consigo un ramo de flores.

—¿Son para mí? —Boyko miró el enorme ramo de margaritas envuelto en papel color coral y el hombre el lo sostenía asintió.

Boyko tomó con timidez el ramo y tras rellenar una multitud de papeleo, se despidieron del lugar, adentrándose en la nueva vida.

¿Vida?

Lo siento.