XIX

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Era imposible determinar de qué color eran las sábanas de la cama, el rojo había inundado la habitación incluso si se veía con la poca luz filtrada de la luna. Tal vez si Boštjan hubiera reaccionado antes, la sangre del menor no se hubiera entremezclado con la de la víctima, la cual había sido engullida por un chico ansioso que acababa de descubrir cuan equivocado estaba.

Tras saciarse, Boštjan al fin se percató de que estaba embadurnado de aquel suculento líquido y que no era el único allí. Tampoco se percató en ningún momento de la lluvia, aunque ni siquiera los cielos podrían borrarle la suciedad a aquella pareja de malditos; Ni a ellos ni a ningún demonio.

-Boyko... No creí que realmente aguantarías hasta tal punto -lo abrazó contra su pecho y besó su frente aliviado al notar su entrecortada respiración-. Aguantaras.

Se deshizo en sombras y recorrió la estancia en busca de algo que pudiera servirle, se coló por debajo de una puerta de metal y una especie de enfermería. Volvió a por Boyko y lo llevó allí, incluso si no tenía idea de como curar una herida, pero en un hospital harían demasiadas preguntas.
Encedió la luz, le quitó la camiseta e intentó contenerse al ver su pecho subiendo y bajando agitado, pero simplemente no pudo dejar que la sangre derramada sobre él fuera limpiada con algodones que carecían de papilas gustativas.
Mordía su labio mientras cuidadosamente extraía la primera bala situada cerca de una cicatriz y la limpió; Repitió la misma acción con la bala que tenía en el costado derecho y en la de su frente.
Almenos esta vez no se había muerto.

Volvió a envolverlo en su cuerpo inmaterio y atravesó la ciudad en busca de su hogar; Era realmente difícil parar y pensar estando así, sobretodo si estaba intentando no engullir a su estimado huésped.

●●●

Boštjan no podía dejar de mirar el arma que ahora reposaba sobre la mesa de madera de roble, limpia de restos humanos pero aún cargada, no se atrevía a manejarla. Desde que había probado el primer bocado, había empezado a oír sus voces y sentir una constante ansiedad que aún no se iba, aunque aquella ansiedad la sentía desde que lo vio por primera vez en mucho tiempo hacía unas semanas.

Estaba amaneciendo y lo único que había hecho después de mirar el arma fue pegarse al espejo a admirar sus afilados colmillos.

-Sólo falta que no pueda comer ajo -tocó la punta del canino derecho-. Tal vez podrían haberme dado instrucciones o algo...

Se apartó relamiéndose y subió ágilmente a ver a Boyko en su habitación. Realmente nunca solían verse hasta que el otro recuperó la memoria, pero Boštjan siempre se encargaba de que comiera incluso si no lo hacían juntos.
Se dispuso a girar el pomo con suavidad y cuando la puerta hizo "click" e intentó mover la pierna derecha, un horripilante cosquilleo le hizo soltar un alarido.

-¡¿Pero qué...?! -al bajar la mirada pudo ver como una niña rubia metida en un vestido rojo lamía su pierna aún llena de sangre con su áspera lengua-. O-oh, eres tú...

La niña alzó la cabeza y arrugó toda la cara estallando en llanto. El mayor la cargó en brazos sin saber qué hacer, en esa noche había hecho de enfermero, ¿cómo no iba a poder hacer se niñero?

-V-venga, deja de llorar... ¿Es porque tienes hambre? No debes de morder a otro de los tuyos si no quieres matarlo, cielo... -la mecía boca abajo, sin saber cómo diantres se trataba a un infante.

La llevó al gallinero corriendo y la sentó en el suelo con las gallinas, inmediatamente estas se apartaron a su paso y esto causó que la niña alzara más la voz sin dejar de llorar. Boštjan tragó grueso sin saber qué hacer ahora, siempre fue el pequeño de la casa y eran sus hermanos los encargados de cuidarlo, tampoco fue muy distinto con Boyko, pues era muy independiente. Estaba totalmente perdido.

-A-Atraparé una por ti, tranquila... -le fue fácil matar una para después traérsela a la niña, aunque esta se limitó a acariciar el plumaje ahora rojo-. ¿No tenías hambre?

Se sentó en frente suya e intentó acariciar su pelo con parsimonia, descubriendo así que había una manera de calmarla. Tal vez solo requería de atención después de haberse quedado sin compañía en aquella casa tan grande, pero Boštjan creyó que no se daría cuenta si se queda durmiendo. Cuando Mel se había colado en su morada, él prefirió esperar hasta que esta tomara cartas en el asunto, por eso también le dijo a Boyko a que aguantara sin hacer nada.
Realmente no quiso que acabara así, con miles de voces inundando su cabeza y esperando que él no volviera a olvidarle.
Se había dejado llevar tanto en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando una suave manita acarició su rostro, el mayor se fijó en esos enormes ojos verdes por primera vez y le sonrió. Ella se levantó relamió su pulgar.

-Quizás deba de darme una buena ducha si no quiero que me llenes de babas -se levantó y la cogió bien esta vez en brazos para llevarla a su habitación-. No hagas ruido, ¿sí? Vuelvo en seguida.

Cuando el agua hubo limpiado todo resto de suciedad en su pie, salió descalzo envuelto en una toalla y vapor del baño, dispuesto a ir a por algo que ponerse, pero un rápido correteo lo alertó. Solo habían pasado cinco minutos, no creyó que una niña tan pequeña fuera tan inquieta con a penas unas horas de vida.

-Esrzsébet, ¿a dónde vas? -corrió hacia la puerta por la que ella se acababa de colar, abriendo luego desmesuradamente los ojos cuando vio la escena.

La pequeña criatura ahora se cernía sobre el febril cuerpo de Boyko con sus afilados caninos prácticamente rozando el cuello de él sin ni siquiera inmutarse.
Boštjan corrió hacia ella y la cogió por debajo de los hombros para apartarla de nuevo.

—¡Erzsébet! —y de nuevo entró en llanto. —Está bien, está bien... —la envolvió en sus brazos—Vamos a comer algo.

Simplemente no podía dejarla sola, así que rápidamente le puso la toalla en la cabeza tapando su visión y una vez llegando a su cuarto, por fín se vistió. Peinó su pelo con las manos tras quitar su toalla y volvió a cubrir su su visión, aunque esta vez fuera con sombras.

Irían de caza, justo como prometió una vez.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2018 ⏰

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