Quince

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[13 de febrero de 2015 a las 23:00]
Hogar de Boštjan.

—No me gusta que llores.

Ver como Boyko lloraba realmente me dolía en el alma, la única vez que lo había visto llorar antes fue hace demasiado tiempo y no creí que volvería a ver algo parecido en este nuevo Boyko.

—Entonces ¿po-por qué me miras, idiota? —su voz sonaba más aguda de lo habitual.

Me incorporé sobre la mesa y aparté las manos de su rostro.

—Porque te muestras vulnerable ante mi por primera vez desde que llegaste. Ni si quiera has notado que cogí tus manos —definitivamente no soy bueno hablando, porque solo cause que ensalzara más aún su llanto.

Mordí mi labio nervioso sin saber que hacer, parecía realmente dolido por la carta, aunque yo no entendía el real significado.

—Si quieres... Puedes contarme ese secreto más tarde —me arriesgué a acariciar sus manos, intentando calmarlo.

No —se secó las lágrimas con la manga dejando sus ojos enrojecidos y me miró serio de nuevo apartando las manos de mi alcance—. Necesitas saberlo.

[14 de febrero de 2015 a las 00:00]
Hogar de Boštjan.

Una hora fue lo que tardó en contarme desde su punto de vista la historia que yo desconocía de su nueva vida. Aquellas preguntas que se hacía sobre su pasado me tenían inquieto, solo quería decirle que todo estaba bien... Así que lo hice, lo abracé sin importar si sería apartado o regañado, y él no se opuso; Al contrario de lo que esperaba, se había aferrado arrancando en llanto de nuevo. 

¿Realmente tuvo que pasar por todo eso antes de poder volver a verlo?

—Boštjan... —su voz contra mi pecho me provocaba un cosquilleo por estar pegado a mí, aunque más bien seguía así para secar sus lágrimas de alguna forma—. Tú estuviste en mi vida, ¿verdad? De alguna forma... Tú ya conocías mi nombre aquella noche y lloraste aterrado. ¿Tú sabías que era un monstruo... Por eso no me habías dicho nada.

Oír aquello simplemente podía conmigo.

—Tú no eres un monstruo. Es decir, no te dije nada porque no merecía la pena... Creía que nunca te volvería a ver e intenté olvidarte, aunque sin resultado, la verdad —Boyko me miró sin entender e hizo un pequeño puchero que me hizo sonreír melancólico, recordando—. No se cuanto tiempo crees que llevabas dormido, pero antes de que te fueras no eras nada parecido a un vampiro. Es más, a ti te asustaba la idea de que yo lo fuera.

—Espera, ¡¿Harold se refería a eso con que tú me ayudarías?! —reí por su cara, consiguiendo ponerlo más confuso de lo que estaba—. Si eres igual que yo, me gustaría que también te doliera el cuello...

—Ponte de puntillas entonces, enano —alcé una ceja intentando aparentar seguro.

Boyko se puso de puntillas. —Idiota... ¿Es verdad que los vampiros son inmortales? ¿Tienes tres mil años?

—Primero; no nos gusta llamarnos a nosotros mismos vampiros. Y dos; para ti solo tengo veinte, ¿sí? Soy el más joven de mi familia, pero tampoco quisiera alarmarte...

Boyko miró a su alrededor y enrojeció repentinamente—. Ah... ¿Y p-puedo preguntarte algo?

—Adelante...

—¿Qué clase de relación teníamos?

—Digamos... Que realmente cercana.

—¿C-cómo de cercana?

A penas podía oírlo. Estaba demasiado ocupado intentando calmarme a mí mismo, pero tampoco pude hacer mucho con esa expresión tan familiar que me me hacía estremecer. Así que recordé y me incliné hacia él para sostenerlo de la barbilla y acercarla a mi rostro para depositar un beso que pareció durar una dulce eternidad para mí. Y aunque me pegara o me dijera que no quería volverme a ver después de eso, yo estaba disfrutando como si fuera mi segundo último beso. 
El miedo recorría mis venas; Él ya no era el mismo, ¿acaso lograría enamorarlo de nuevo? Ni si quiera sabía cómo lo había hecho la primera vez, ¿me odiaría? No quería volver a estar sólo.

Me aparté con un sabor salado en la boca, cada vez más asustado porque mis temores se cumplieran. —¿Por qué estás llorando de nuevo? Es porque no te gust- —una presión en mis labios no me dejó continuar.

Es demasiado raro que te alguien te bese mientras llora; ¿Está triste pero te dice que te quiere?, ¿Es una despedida?

—Lo único que no me gustó fue que vieras cómo me mataran.



Hice un pequeño cambio en la carta verde (capítulo IX)

ErzsébetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora