Ambos chicos se encontraban aun con los nervios a flor de piel rogando por un milagro esperando suplicantes que nadie los descubriera, exigiendo al cielo de forma tan desesperada su engaño fuese algo exitoso, después de un par de minutos un profesor más del montón se les acerco con una mirada arrogante, toques desafiantes y su perfume tan pesado que náuseas les provocaba, aquel profesor miro de arriba a abajo a ambos chicos observando a las dichosas "señoritas" detallando cada centímetro buscando algún defecto, como era su mejor costumbre este se divierte ante la eliminación de señoritas imprudentes, por lo cual Ciel era más que consiente de que su amigo era una presa fácil ante cualquier provocación verbal o física.
-¿Se le perdieron dos iguales? O nunca le comentaron que es imprudente mirar así a una dama-Con desden le miraba abriendo su abanico ocultando la mitad de su rostro, trancy era conocido en todos lados por sus flamantes atrevimientos, y sobre todo por no bajar la cara ante aquellos que le menosprecian, una característica que cualquiera que conociera a la familia Trancy reconocerían fácilmente-
Ante tal provocación que Alois había provocado, su amigo no dudo en pisarle para hacerlo callar antes de que se tornará peor la situación, y tratar de calmar así la tan mala cara y nervios alterados que le habían dejado a su instructor por obra y gracia de una actitud imprudente, el conde de melena rubia dió un chillido ahogado tratando de no atacar o tan siquiera insultar a su acompañante.
-Disculpe no acostumbramos a recibir tanta atención, por lo cual a mí querida prima se le hace un acto de incomodidad recibir tantas miradas-Le regalaba una sonrisa fingida tratando de cubrir lo que podía dejarlos en evidencia-
-Buen día señoritas, es un gran honor conocerlas y por lo visto son muy impuntuales en su hora de llegada deben aprender a mejorar eso, ya que la puntualidad es algo primordial en una dama-El joven profesor que llevaba puestos unos finos lentes hizo una reverencia, y sin esperar mas tomo de la mano y escolto hacia dentro de aquel tan grande colegio a las señoritas, para iniciar con dicha prueba de admisión.
Aquel profesor internamente deseaba que ellas fallaran ya que habían alterado sus nervios a tan tempranas horas de la mañana o lo que el consideraba horas sagradas, al entrar las miradas de muchas señoritas se centraron en ellas, al grado de hacerlos sentir como si estuvieran desnudos, miradas filosas arrogantes y llenas de odio desbordaban envidia entre ellas, señoritas con veneno en la sangre con hipocresía saliendo de sus poros.
Todas las miradas quedaban fijas en las recién llegadas señoritas, el peor enemigo de una mujer suele ser otra mujer y esa frase les resonaba una y otra vez en sus cabezas, tanta presión provocaba torpeza en ellos y ambos al entrar fueron separados y llevados a salones diferentes lo cual no era lo planeado en absoluto y no era nada bueno para ninguno de los dos.
Ciel había sido escoltado por el profesor de aspecto extraño que momentos antes había atrapado a su acompañante.
Cuando mis ojos azules se toparon con los ojos color café de aquel profesor que me atrapo el ambiente había cambiado mucho de una forma un tanto extraña eh incómoda para mí , y sin embargo el al bajarme de sus brazos me seguía contemplando con mucho detalle como si ocultase un secreto tras sus ojos que me contemplan y observan con mucho detalle , y aquel profesor que llego después no era muy diferente al otro ya que ambos vestían de manera elegante y formal y parecían ser muy caballerosos , pero las únicas diferencias que tenían eran que este profesor que recién llego usaba unos muy finos lentes y se peinaba de diferente forma . Y tenía una mirada penetrante eh intimidante que puede hacer que cualquiera caiga en nervios y también puede hacer que cualquiera seda ante toques lujuriosos y llenos de placer , si alois fuese una chica apostaría a que el acabaría en brazos de aquel profesor tan dominante.
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colegio para señoritas (alois x claude , sebaciel)
RomanceEn el mundo de la alta sociedad solo las señoritas pueden encajar, y los caballeros solo quedaran a un lado como un simple muñeco de porcelana, pero dos chicos muy adinerados y herederos de una gran fortuna no piensan quedarse aun lado de brazos cru...