Gobernante

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Narrador: Alois

Después de aquel tedioso día en que nos dieron los resultados tuvimos que hacer muchas compras de forma discreta, nadie debía saber de esto ya que era un asunto que debía ocultarse bajo la mesa puesto que un paso en falso podría llevarnos a nuestra muerte.

Nuestros sirvientes tuvieron que cuidar cada detalle y aquellos que hablarán o confesaran algo se les cortaría la lengua o no saldrian de aquel calabozo esto era cuestión de lealtad, habían aldeanos que trataban de escabullirse entre la certidumbre, para conocer la razón de la compra de tantos accesorios, zapatos, y vestidos, muchos murmuraban o corrían el rumor de que quizás próximamente se anunciaría una boda que alejados de la realidad estaban.

Todos en los pueblos cercanos anhelaban escuchar que ya una señorita nos hubiesen desposado, la noticia podría llegar hasta los oídos de la mismísima reina y hasta convertiste en un fenómeno social que seria anunciado por todos los medios posibles entre periódicos o radios, nadie pasaría por alto tal notícia.

Pude ver cómo se desfilaban vestidos zapatos y maquillaje habían montones de cajas a dónde diera la vista la mansión estaba hecha un caos, y yo solo quería esto acabará pronto todos corriendo de un lado a otro y bajando la cara cuando les miraba nadie se atrevía a contradecirme y quién lo hiciera sabía que estaba jugando con su vida o su trabajo con el riesgo a perder cualquiera de estas dos.

Muchos vestidos eran elegantes dignos de una señorita nacida en cuna de oro, y tuvimos que tomar las cosas de nuestras difuntas madres para así utilizarlas en algunas situaciones que lo ameriten, y si alguien preguntaba ya tendríamos las respuestas a la mano, nada podía fallar o con eso quería engañarme.

Mirándome al espejo no podía creer lo que mis ojos veían ya no era yo, ahora solo era el reflejo de un nuevo ente, una nueva persona una señorita.

-Debe ser más apretado-Gritaba a mis sirvientes para que ajustarán mejor el corset deseando por dentro que esto solo fuera una broma de mal gusto-

Mis sirvientes impacientes y temerosos colocaban rápidamente aquellas botas de tacón, mientras que otros acariciaban mi cuello al colocar aquella gargantilla de diamantes mientras que por dentro cada vez sentía más que perdía mi propia identidad social.

Todos los detalles ya estaban completados pero por dentro cada paso que daba lo sentía cada vez más pesado que el anterior, hasta que finalmente había llegado el momento de salir de mi comodidad para ir a las puertas del infierno, Ciel me esperaba sereno y previamente arreglado en el carruaje esto sería como caminar los 9 infiernos de dante para encontrar así el eden y llegar al paraiso con lo que soñamos.

Salí de aquella mansión que llamaba mi hogar o mi lugar seguro y entre en ese carruaje junto con Ciel a lo que sería mi perdicion o mi salvación, teníamos la imagen perfecta de una señorita o eso tratamos de aparentar, nuestros sirvientes terminan de meter las maletas al carruaje y al acabar dieron la señal para iniciar con nuestro viaje, yo portaba en esta ocasión un flamante vestido verde con detalles color morado intenso un color tan característico de la familia trancy, un vestido corto hasta las rodillas algo revelador sin descuidar la apariencia portaba para mostrar inocencia calcetas largas de color negro para no provocar malos deseos ni tanto revuelo debía mantener un perfil bajo sin embargo use unas botas color morado intenso, un calzado que acostumbra a usar a diario y que pensaba me daría suerte en esto.

Dirigí mi mirada hacia Ciel quien llevaba puesto un vestido que solía usar su difunta madre quien en vida solía usarlo para eventos importantes, era un vestido muy largo celeste con una cola un tanto larga y elevada con estampados de flores blancas complementado con unos guantes color crema.

colegio para señoritas (alois x claude , sebaciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora