Un Largo Año

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Un Largo Año

Se apareció un tanto agitada a pocas calles de su casa, en un callejón. No comprendía del todo porque lo había ayudado, cuando aun sentía una fuerte aversión en contra de Malfoy, tenía muy presente cada insulto, cada palabra hiriente y todas las veces que la humillo por su origen y su aspecto, le ardía la sangre de solo recodar.

Sí, con el tiempo se había vuelto inmune a sus insultos, a sus palabas hirientes, a esas miradas cargadas de desprecio, de repulsión y de asco que le dedicaba constantemente, todo a base de tragarse sus lagrimas y sacar el coraje para levantar la cara sin importar los calificativos que le pusiera, pero aun así no podía dejar de pensar que no  merecía ser tratada de aquella manera, por alguien que se sentía superior solo por la sangre que corría por sus venas y por un supuesto legado legendario  de magos de sangre pura, pero de antecedentes dudosos.

Se quito desganada la capa para no llamar la atención, y la doblo con cuidado, ya ni siquiera alcanzo a comprar lo que le hacía falta, tendría que regresar a comprar el resto de cosas que le hacían falta, pero sería otro día, por hoy ya era suficiente de emociones fuertes.

Camino despacio por la acera desviándose un poco de su casa, aun no estaba lo suficientemente calmada para regresar. Camino sin rumbo fijo hasta que se dio cuenta que llego a un parque cercano, al ver los juegos infantiles le dieron ganas de sentarse un rato para ver a los niños jugar, eso le daba un poco de tranquilidad, las sonrisas en los rostros de los niños resultaban balsámicas, sus risas eran música para sus oídos.

Suspiro largamente, ante esa visión llena de paz,  sonrió tontamente al mirar con embeleso a los pequeños que correteaban de un lado a otro ajenos a cualquier problema, no se percato que alguien la observaba y caminaba en la dirección donde ella se encontraba.

-¡Hola Jane! hace mucho que no te veía. -Le llamo un muchacho rubio de ojos café claro que la hizo sobresaltarse un poco, pues estaba tan entretenida que no lo había escuchado llegar.

La castaña levanto la vista y se encontró con la mirada amigable de un chico de su edad. Eran pocas las personas que la llamaban por su segundo nombre y a él lo reconoció sin dificultad a pesar de lo cambiado que estaba.

-¡Hola Xavier! Sí, ya hace bastante que no nos veíamos. Haz cambiado mucho, apenas y te reconozco. -dijo y se levanto para saludo el chico, teniéndole la mano.

Como respuesta recibió una enorme sonrisa y correspondió el saludo, pero la jalo un poco para besar también su mejilla. La castaña se sonrojo un poco, ya tenía cerca de 5 años que no se veían mucho, habían sido los mejores amigos cuando eran pequeños, pero cuando entro en Hogwards lo había dejado de ver casi  por completo, solo lo había visto desde entonces en contadas ocasiones cuando se encontraba de vacaciones, pero de manera esporádica y siempre de manera breve, intercambiando un simple saludo a lo lejos.

-Tú también has cambiado mucho, aunque a decir verdad es que si te encuentras sola, es posible que sigas siendo tan tímida como antes. –Sonrió.

-Hay cosas que nunca cambian Xavier. -Le contesto con una sonrisa impregnada de nostalgia que le correspondió el muchacho con agrado.

-Aun recuerdo como nos molestaban, tú la sabelotodo y yo el nuevo desubicado.

-Si lo recuerdo, pero al menos nos teníamos el uno al otro. -Le contesto la castaña con amabilidad evocando aquellos tiempos cuando los dos eran unos pequeños.

-Aunque gracias a ti dejaron de molestarnos por un buen tiempo, aun no olvido como termino aquel niño que nos molestaba todos los días.

-¡Sabes que no puedo hablar de eso! –Bajo el volumen de su voz, mirando a los lados para asegurarse que nadie más estuviera cerca.

Una Oportunidad Para RedimirteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora