Capítulo 15

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Terminé de ver los últimos capítulos que me quedaban de El verano del zorro y me estiré en el sillón de la oficina.

¿Por qué siempre veré tantos doramas al mismo tiempo? Debería esperar a terminar uno antes de comenzar con el siguiente.

—¿Qué piensas, Emma? —Shin apareció frente a mí.

—¿Eh? ¡Ah! Nada —sonreí.

—Entonces vamos a por ese bello vestido para la cena.

—Hm... sí —respondí desganada.

—En serio, será muy lindo —se carcajeó.

Él guardó el portátil y bajamos hasta el estacionamiento.

Subimos al auto.

—¿Qué haces? —pregunté, sorprendida al verlo tan cerca.

—Te ayudo a colocarte el cinturón de seguridad. Vi que no lo utilizas —aclaró.

—Es que me olvido. —Reí nerviosa y lo aparté.

Él se encogió de hombros y prendió el auto.

—La cena de hoy es muy importante —comenzó a hablar—. No estés nerviosa, sé tú misma. Eso sí, no hables por hablar —rio.

—De acuerdo —dije, dedicándole una sonrisa falsa.

—Y es muy importante que no me dejes tomar alcohol —señaló seriamente.

—¿Eh?

—Llegamos.

Él nuevamente se apuró para abrirme la puerta del auto y me dio la mano para bajar.

—Aquí encontraremos tu vestido.

La tienda era enorme. No le di atención a la marca o el exterior, ingresé impresionada olvidándome de que Shin estaba allí. Sentí que era el clásico momento donde el chico le decía a la vendedora "¡ponla hermosa!" y de pronto la chica salía transformada en una diosa de la sensualidad.

—Buenas noches —dijo Shin—. Estamos buscando un atuendo para una cena formal. Quiero que busque las prendas más hermosas para realzar aún más la belleza de esta señorita, si es que eso es posible —dijo, guiñándome un ojo—. El precio no importa. Escoja lo que sea mejor para ella.

Me sentí como una princesa. Alguien me maquillaba y otro me peinaba mientras el último veía qué tipo de tela y color quedaba bien con mi tono de piel.

Me dieron a elegir tres vestidos, el primero era rojo muy brillante y ajustado que descarté sin pensarlo. El segundo, uno blanco, era muy pomposo y el último, que resultó ser el ganador, era de un color rosa añejo sin tirantes y con vuelo en el bajo.

Me plancharon el cabello e hicieron media coleta con un gran moño blanco que combinaba con los tacones. Una vez lista, me guiaron al sofá donde Shin aguardaba ataviado en un hermoso traje de color negro.

Una vendedora se acercó con una corbata del mismo color que mi vestido y Shin se la colocó. Me sentía como en un cuento de hadas.

Como de costumbre, Shin me abrió la puerta del auto y una vez más me ayudó con el cinturón de seguridad. Él se veía particularmente sexy. Tanto que tenía ganas de saltarle encima y morderlo.





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