× Días de Agosto ×

× 2 × Personalidad ×

Nombre: Bridgette Dupong-Cheng.
Edad: 17 años.
Ocupación: Estudiante de preparatoria y heroína de París.
Características: Una de las serias y frías del salón, no habla con nadie más de lo necesario. Todos le tienen miedo con su actitud. Existen rumores de un aura maligna y oscura rodeándola y te rodeará si la hablabas. Mayormente se la pasa en la biblioteca.
Identidad secreta: Ladybug
Amor platónico: Desconocido

Nombre: Félix Agreste.
Edad: 18 años.
Ocupación: Estudiante de preparatoria y héroe de París.
Características: Uno de los más alegres y efusivos del salón. Siempre está feliz, busca que todos estén bien. Es muy participativo en clases. Participa en varios club de deportes. Se lleva bien con todos en su salón y aulas vecinas.
Identidad secreta: Chat Noir
Amor platónico: Bridgette Dupong-Cheng, desde la secundaria.

×××

-¿Crees que si la invito a tomar un café me va a rechazar?

-Ya me cansé de decírtelo, no aceptará. Es Bridgette.

A veces me molesta como hablan de ella. Yo se que es muy buena... Solo que... No sale de su cascarón.

-¿Qué tan terco eres cómo para escucharme?

-Demasiado.

Alan suspira sonoramente.

-Uno te aconseja y tu ni escuchas, invítala y ve que pasa.

Simplemente necesitaba eso, un empujoncito de mi mejor amigo para poder invitarla, como un empujoncito que ella necesita para socializar.

Voy corriendo hasta donde ella se encuentra, está leyendo un libro bajo un árbol.

Pero antes de llegar, tengo la desdichada suerte de tropezar con mis torpes píes y caer ella donde se encuentra.

-¿Te encuentras bien Agreste? -Pregunta con cierto tono de preocupación.

¡Sabe mi apellido! Eso quiere decir que si me tiene en cuenta.

-Bri...

-¿Bri?

Nadie la llama así.

Siento como cae una gota por el costado de mi cara.

-Brisa.

Ella ladea la cabeza y frunce el ceño.

-¿Brisa?

Y ahora la llamé por un nombre que no es el suyo, debe creer que no me quería dirigir a ella.

-Me caí producto de la brisa jaja -Digo sentándome en el suelo y agarrando mis zapatos con fuerza.

Su cara impasible se instaura nuevamente en su bello rostro.

Fue la excusa más estúpida que pude haber dado.

Bridgette acomoda sus anteojos y vuelve a colocar su espalda sobre el árbol.

-Quería invitarte a un café... Por la tarde.