El color del amor

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Las cosas en Hogwarts casi nunca eran normales y menos con ellos siendo unos magos en plena adolescencia, el accidente ocurrido aquella mañana termino por joder lo que podía ser un día perfecto

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Las cosas en Hogwarts casi nunca eran normales y menos con ellos siendo unos magos en plena adolescencia, el accidente ocurrido aquella mañana termino por joder lo que podía ser un día perfecto. Y no, no era por el castigo impartido por el profesor, tampoco eran las tareas extras o las burlas de la molesta Slytherin llamada Enoshima Junko, aquello era algo que Byakuya bien podía soportar en un día normal gracias a la paciencia adquirida siendo el hermano menor de 14 hijos.

Lo que le causaba pesar era el hecho de haber terminado mal la pócima que estaba realizando en la clase y no es que buscara dárselo a una bruja o compañero, el como buen estudiante que era conocía los riesgos de una pócima mal hecha y las consecuencias en su mayoría podían ser catastróficas sobre todo si terminaba en las manos de una persona con malas intenciones.

Afortunadamente no había pasado nada malo pues su caldero fue volcado víctima de una cruel broma por parte de Komaeda Nagito, un Gryfindor cabeza hueca que tenía el infortunio de conocer, a veces se preguntaba como aquel chico no se había metido en problemas más graves siendo que varias de sus acciones con llevaban a una expulsión segura, quizás era cierto el rumor de que la suerte estaba de su lado y algún espíritu de la fortuna lo favorecía.

Aquel chico recibió un castigo por parte de hajime Hinata un Huffelpuff muy amable y comprensivo, pero de carácter estricto cuando se ponía en riesgo a algún estudiante, aquella actitud lo llevo a convertirse en el prefecto de su casa por lo que cargaba con ciertas responsabilidades que debía cumplir y aunque Komaeda no representaba directamente una de ellas, sentía el deber de corregir las malas actitudes de su compañero y amigo.

La mayoría de las veces Hinata siempre le perdonaba con una suave sonrisa en sus labios y un no lo vuelvas a hacer, que sinceramente dejaba mucho que desear palabras de varios disgustados (yo los llamaría celosos) compañeros que no podían salvarse de la mano dura del castaño, pero había otras ocasiones de las que ni siquiera Nagito con su suerte podía escaparse de un duro castigo y ese día el infortunio decidió tocar a su puerta, el regocijo de los celosos compañeros se hacía notar por toda la sala agradecidos por el destino del albino que pasaría toda su tarde buscando ingresantes a orillas del bosque prohibido bajo la supervisión de Hinata.

Togami aunque conforme con el castigo tenía ciertas dudas en que fuera del todo un castigo para el albino, podía asegurar que entre ambos chicos existía algo más y no solo la amistad que ellos se empeñaban tanto en aclarar, volviendo al tema principal, el rubio estaba algo preocupado por la poción que se había dispersado como humo a su alrededor hasta desaparecer, y aunque agradecía que ninguno de sus compañeros se viera en vuelto en una situación desagradable todavía quedaba en duda los efectos secundarios de un filtro de amor mal hecho, los cuales Togami no conocía y tampoco podía predecir con seguridad.

Un punto favorable era que no se había enamorado de nadie así que la poción realmente no tendría ningún efecto y simplemente se había evaporado sin causar inconvenientes, pero aun con esa teoría sentía que algo importante se le escapaba de las manos.

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