Makoto Negi y Togami Byakuya jamás pensaron que sus vidas se cruzaran, eran dos personas con vidas distintas y metas distintas ¿Como podían pensar siquiera en estar juntos?
Afortunadamente para ellos, el universo parece estar decidido en juntar sus...
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Miro el reloj de mi pared ansioso de que den las 10, ya ha anocheció y la gran montaña de papeles en mi escritorio había bajado a solo un pequeño montón, golpeó ligeramente mi rostro intentando de algún modo espantar el sueño que trata de atraparme en aquella oficina.
El sonido de un mensaje recibido llega a mis oídos y al revisar noto que es de mi esposo, Naegi Makoto (Ahora Togami), en el mensaje me escribí un corto "te espero en casa, regresa con cuidado" junto a un adorable emoticón sonriente.
Cuan afortunado soy por tenerlo a mi lado, pienso con una sonrisa.
Tallo mis ojos por el cansancio de permanecer sentado un largo tiempo y el sueño que me provoca el silencio de mi oficina, llegando a este punto no sé qué fue lo que me llevo a divagar en mis viejos recuerdos.
¿Será por el sueño? o quizás la infinidad de documentos al fin se llevaron toda mi cordura, pero contra todo pronóstico empiezo a recordar mi primera cita con Makoto, fue lo más agradable que pude experimentar en mi juventud. Después estaba nuestro primer baile, un suceso muy desastroso que preferiría olvidar, todavía recuerdo la inmensa vergüenza que pase por pisar a Makoto durante toda la canción, dando como resultado que tomara clases privadas y de esta forma poder darle el baile que se merecía.
Puedo decir con orgullo que todas nuestras primeras veces fueron especiales, sin embargo, existía una que escapó contra todo pronóstico, un escenario que por más estudio que realizará jamás pude predecir o siquiera realizar de forma adecuada.
Nuestra primera vez juntos, nuestra primera noche de amor fue toda una aventura, yo era un manejo de nervios que no paraba de sudar, mis manos temblaban y no podía mirar a Makoto a los ojos, aunque con toda mi fuerza de voluntad logre disimular bastante bien mi nerviosismo. Makoto tampoco estaba mejor, se notaba ansioso y su cuerpo paso la mayoría del trayecto al cuarto tenso.
Cuando llegamos a la habitación solo logramos alternar nuestras miradas entre nosotros y la cama la cálida sonrisa de Makoto fue capaz de calmarme y con paso tranquilo lo guíe hasta la cama, lo siguiente se convirtió en lo más difícil que había hecho en mi vida, después de todo también era mi primera vez.
Mi mente gritaba que no estaba preparado y yo mismo me hice cientos de preguntas, ¿Que teníamos que hacer?, ¿Debería empezar yo? ¿Dónde debería empezar a tocarlo? ¿Le gustara lo que haré?, tenía la duda marcada en mis ojos, pero quería continuar y dar este paso en nuestra relación, mire a Makoto y note cuan avergonzado se encontraba (su cara completamente roja lo delataba) no podía saber en qué pensaba, pero podía imaginarlo.
Con un suspiro logre calmarme lo suficiente para transmitir seguridad a mi pareja, aún así podía sentir nuestros corazones latían tan fuerte que parecían intentar salir de nuestros pechos, mi cara empezaba a enrojecer y el incesante latir en mi pecho empezaba a doler.
Con una fingida confianza exclamé en un susurro tranquilo - Amor, cierra los ojos
Makoto así lo hizo, una vez leí que hacer el amor con llevaba sensaciones que recorrían todo el cuerpo y en la mayoría de veces no existían las palabras, cuando el intento decir algo lo callé con un beso - No, no digas nada - exclamé entre suaves besos que lograban calmarme a mí también - déjame amarte, déjame guiarte, déjame hacerte sentir cuan especial eres para mí.