7. Tras la pista

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Hola amigososas(os), el capítulo de hoy es un poco corto... aunque prometo que el siguiente será más largo y sustancioso.

Abracitos!!!

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Cuatro noches, Catalina llevaba cuatro noches durmiendo a medias atormentada por el par de ojos cristalizados sin vida de aquel desconocido.

Se arregló medianamente decente para ir a trabajar. Estaba decidida a hablar con Margot ese día para pedir una licencia y tomar un corto descanso. Alejarse de toda aquella situación que la abrumaba. Deseó poder tomar unas cortas vacaciones en una hermosa y pequeña cabaña en las montañas; No conocía las montañas Americanas. Estar rodeada de árboles, naturaleza, animales silvestres. Junto a un hermoso lago, un sitio en el cual solo escuchara el cantar de los pájaros.

Debido a que estaba despierta desde antes de que saliera el sol, decidió irse temprano a la oficina, adelantar trabajo y organizar las cosas de mejor manera para que en su ausencia no hubiese inconvenientes. Salió de casa a las siete de la mañana, dejando desayuno solo para Black, porque ella llevaba cuatro días sin poder comer.

Los detectives Brown y García arribaron al edificio indicado por el conductor del taxi antes de las ocho de la mañana.

- Buenos días. – Saludaron al vigilante del edificio.

- Buenos días caballeros.

- Policía de New York.- se identificaron enseñando sus placas al hombre. – Mi nombre es Roger Brown – indicó ofreciéndole la mano para saludar. - Y el señor es Oscar García mi compañero.

- Un placer detectives – contestó el vigilante. – En que puedo ayudarles.

- Estamos buscando a una mujer, que al parecer vive en este edificio. – Aseguró Oscar. – Aquí tenemos una fotografía.

El detective le enseñó la fotografía.

- Por supuesto. Es la señorita Santillana, vive en el 402. – Indicó el hombre. - ¿Le ha pasado algo?, ¿se encuentra bien? – Frunció el ceño. – No, pero si ella hace poco salió del edificio hacia su trabajo. – Caviló – ¿Está metida en problemas? – Preguntó.

- No, por supuesto que no. – Contestó con una sonrisa Roger, divertido ante la retahíla y conclusión del hombre. – Simplemente creemos que ella puede conocer una información que nosotros necesitamos. ¿Podría indicarnos en qué lugar podemos encontrarla?.

- Por supuesto. La señorita Santillana es una buena ciudadana. Claro, no es americana, pero es una buena persona. Es amable con todos, saluda cordialmente a sus vecinos, y no se mete en problemas. Además en el tiempo que lleva viviendo aquí, ni siquiera ha metido a un solo hombre en su apartamento. – Declaró el hombre otorgando información que ellos claramente no habían solicitado.

- ¿Vive sola? – Aprovechó García para interrogar.

- No, claro que no. Vive con su gatito llamado Black, es un muy hermoso gato, que tampoco da problemas.

- Pero no nos ha indicado donde podemos encontrarla – Recordó.

- Pero... - El hombre los miro con rencor. – Pero, ¿No la van a meter en problemas?

- No, y si así fuera, estaría usted obstruyendo a la justicia. – Aseguró García acompañado de una expresión corporal amenazadora.

- Oscar... No se preocupe señor. – Medió Roger. – Como le digo, solo queremos hablar con ella.

- De acuerdo. Ella trabaja en una empresa importadora de productos alimenticios. – Bajo la mirada hacia pensativamente a los zapatos. – No recuerdo bien como se llama. Aunque en ocasiones le llega correspondencia de ellos. Déjeme y confirmo en mi libro de correspondencia.

El hombre se retiró hacia su escritorio, saco un libro del primer cajón y empezó a buscar, leyendo línea tras línea.

- ¡Brice Company! – expresó. – aquí está la dirección, - expresó mostrando la libreta de apuntes. – Si no estoy mal es por la calle Front St a dos o tres cuadras del parque para niños el Imagination Playground

Oscar apuntó la información en su agenda.

- En estos momentos debe encontrarse allí.

- Muchas gracias – contestó Roger – es usted muy amable.

Tras despedirse salieron de allí en dirección hacia el distrito financiero de Manhattan.

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