68. Testimonio

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Catalina empezó narrando cómo y por qué fue al parque ese día. el curso de fotografía y el deseo que ella tenía de explorar con su nueva cámara. Fabrizio la interrumpió un momento para empezar a desplegar evidencia, poniendo en funcionamiento el proyector de la sala.

- Aquí podemos observar a la señorita Santillana ingresando al parque, su actitud relajada. – manifestó mostrando la fotografía de las cámaras de seguridad. – de aquí en adelante se la ve tomando fotografías esporádicas a los sitios y objetos, jamás a personas.

- Muy bien. – Dijo el juez observando y tomando notas. – Continúe su relato señorita Santillana.

Catalina divagó un poco, contando información totalmente irrelevante, de la luz, el color entro otras. Luego informó la razón por la cual se había adentrado al sendero de Footing donde ocurrieron los hechos. Con horror Yuri Záitsev observaba, sintiendo una gran impotencia al escuchar el relato de ella. cuando Catalina narró cómo empezó a prepararse para fotografiar el cielo azul acostada sobre el césped, supo que ella iba a narrar exactamente lo que había pasado.

Catalina dudó un momento, luego informó como ella se encontraba acostada boca arriba con la cámara preparada para empezar a hacer fotografías.

- Me giré sobre mi cuerpo, quedándome acostada sobre mi abdomen. – comentó ella. – ellos estaban hablando un idioma que yo no conozco, y nunca lo había escuchado. No entendí nada de lo que decían, solo sabía que era molesto y que me estaban distrayendo.

Esa afirmación alivió un poco a Yuri, por lo menos no podrían implicarlo por las palabras expresadas.

- De repente el hombre mayor le dijo algo al hombre que estaba a su derecha. – continuó el relato. – Yo estaba a punto de gritarles pidiéndoles que se callaran, porque necesitaba concentrarme, digo, ¿Sabe usted lo difícil que es capturar la exacta hora azul? Pues precisamente eso, una hora o menos, y la mía estaba a punto de terminarse.

- Por favor vaya al punto señorita. – pidió el juez con una pequeña sonrisa.

- Bien, pues en ese preciso momento, el hombre levantó la mano y sin ningún remordimiento y disparó. – el rostro de Catalina ahora era inexpresivo, como si estuviera en trance. – Vi el hombre simplemente desplomarse, sus ojos perdieron totalmente la vida ante mi mirada. Quise gritar de horror, pero estaba tan sobrecogida que no salió ningún sonido de mi garganta. – manifestó casi en un susurro.

- Puede identificar a los participantes del crimen dentro de la sala.- Pregunto Fabrizio.

Catalina levantó la mirada y busco el par de ojos oscuros que le daría el apoyo y soporte para ser valiente. Tony se encontraba sentado casi en la primera fila, conectaron sus miradas durante un breve segundo. Él no tuvo que hacer ninguna señal, ella leyó su apoyo en la mirada.

- Si, puedo.

- Por favor identifíquelos.

Yuri estaba tan tenso como la cuerda de una guitarra sintiendo que todo su castillo se derrumbaba a sus pies.

- El jefe de todos es ese hombre rubio de ojos claros de allá. – señaló con el índice a Yuri, para luego hacer lo mismo con sus dos secuaces. – y los hombres que lo acompañaban son los que están a su izquierda. – decretó. – el que disparó es el hombre alto de pelo negro y ojos azules. – manifestó identificando a Sergey.

- ¿Alguien más en esta sala? – presionó el fiscal.

- Si, esos dos hombres de la antepenúltima fila. El hombre mayor, fue quien recibió el maletín y el que está a su lado era quien le acompañaba. Ninguno de los que estuvieron allí hicieron nada por el hombre asesinado, ni siquiera trataron de detener los hechos.

- ¡Esto todo es falso! – gritó desde su puesto Aaron Write, en un intento poco inteligente y desesperado.

- ¡ORDEN EN LA SALA!. – Pidió expresamente el juez.

- Oh, pero señor juez, si me permite. – empezó a hablar Fabrizio instalando una memoria USB en el computador conectado al proyector. – Esta es una evidencia que no había presentado antes, por que recién me llegó, aunque, no creo que sea rechazada.

Afirmó Fabrizio manipulando rápidamente el computador y abriendo el archivo de cuatro fotografías.

- Lo que no nos ha contado la señorita Santillana, es que equivocadamente activó su cámara fotográfica en el momento en que todo sucedió. Haciendo cuatro fotografías inéditas de los hechos.

Dicho esto fabrizio proyecto las cuatro fotografías, unas eran mas nítidas que las otras, pero todas lo suficientemente claras como para evidenciar claramente a los participantes y el asesinato cometido.

- Eh... si, yo no sabía que había activado la cámara por equivocación, y descubrimos la fotografías hasta hace poco días, durante mi refugio.

- Este es el archivo original, ¿sin ninguna intervención?. – preguntó el juez.

- Sí señor, bueno. No lo sé. – contestó mirando a Tony. – Es que mi novio hizo algo de cifrar no sé qué, para que el archivo no fuera descubierto, no sé si eso llegara a alterarlas.

Tony negó levemente con la cabeza.

- ¿Pero si pregunta si hay algún procesamiento digital sobre ellas?. La respuesta es no. Y puede confirmarlo con los ingenieros necesarios.

El silencio en la sala era abrumador, Yuri al igual que Sergey, Vladímir y el abogado estaban totalmente anonadados y en shock sin saber cómo actuar, esto último nunca se lo esperaron. Breth Emer lloraba como niñita, mientras Aaron Write sudaba como caballo y se removía constantemente en el puesto, todo se sentía como si la sala en general se hubiese cargado de una espesa y asfixiante energía, la cual estaba casi a punto de explotar.

- Muy bien. – contestó el juez. – Continúe su relato. – Pidió el juez

- Después, el hombre de allá – señaló a Yuri. – Ordenó al sujeto de al lado (Vladimir), a que le entregara el maletín al otro sujeto de allá. – señaló a Aaron. Le entregaron el maletín, estrecharon sus manos y cada uno se marchó por donde había llegado. Yo permanecí totalmente en shock durante un momento más, hasta que salí, una chica gritó y yo huí lo más rápido que pude.

- Muy bien, y por favor podría contarnos también, como hizo la policía para dar con usted. Es decir háganos un leve resumen de su vida desde ese momento hasta hoy.

- Muy bien. Yo estuve...

Narró desde el momento en que los agentes Brown y García la encontraron en la oficina y la llevaron bajo custodia de la policía, los ataques sufridos y la huida fuera de la cuidad, el paso a resguardo del FBI y su refugio en Montana, y el ataque que sufrieron allí, el escape con Tony y la llegada de nuevo a la cuidad. Evidenciando el afán de la organización delictiva y todos los medios que utilizaron para poder eliminarla.

La tensión dentro de la sala con cada palabra que Catalina pronunciaba. Con su testimonio los implicados estaban más que implicados, la pruebas eran irrefutables.

DESEOS CUMPLIDOS |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora