¡Vaya Lío De Clichés!

Yo soy el alumno más inteligente

-¿Te lo has preparado?- pregunto a Cárter sobre la tarima de la clase de biología.
Él repasa sus apuntes y asiente sin mirarme, con el ceño ligeramente fruncido.
-¿Dudas de mí?- pregunta, pero sin burla. Simplemente con voz neutra, como si saludara a alguien por pura educación.
Yo no contesto y bajo la pantalla blanca, para que el proyector del techo proyecte la imagen en ella.

Os pongo en situación. Ya sabéis que el profesor de biología nos mandó dar clase, ya que él no estaba. Decidimos preparar la primera clase cada uno en su casa, yo preparaba la primera mitad de hoy y él la segunda mitad.

Vemos como los alumnos comienzan a entrar en clase, incluyendo a los idiotas amigos de Cárter, Robert, Kevin y George. El que falta, es decir, el falso Aaron, se cambió a latín. Menos mal, uno menos. Lo malo es que lo tendrán que aguantar mis amigos.
Aunque ya tengo suficiente teniendo a estos tres en mi clase.

Cuando suena el timbre, todos están sentados, con sus libretas abiertas y el bolígrafo a mano.
Noto sus miradas sobre nosotros, como si esperasen que pase algo impactante. Como que nos peguemos o nos besemos. Depende del rumor que hayan escuchado.

-Bueno, compañeros. Tenéis que abrir el libro por la página 129.- digo mirando mis apuntes.
Escucho una ligera carcajada en el fondo de la clase. Sé perfectamente de donde vienen.
-¿Qué os hace tanta gracia?- pregunto cruzándome de brazos.
-Nada, profesora Smith.- contesta Kevin con una sonrisa inocente, mientras los otros dos, se ríen a carcajadas.
Yo cierro los ojos y frunzo los labios.
-Cerrad la bo... Callad, y dejad que el resto de compañeros atienda- digo, apretando el boli, con tanta fuerza, que los nudillos se me quedan blancos.

Debería haberlo imaginado. Ayer estaba ilusionada. Iba a hacer de profesora. ¡El profesor me veía capaz de explicar biología! Iba a resolver dudas, daría ejemplo de mi inteligencia. Pero saber que lo compartiría con Cárter, no me hizo ni pizca de gracia. Y, desde luego, no reparé en que sus amigos me podrían fastidiar la experiencia.

-Lo siento profesora Smith. Estaremos callados- dicen con deje bromista en la voz, aunque yo asiento con decisión.
-De acuerdo. Continuemos.- yo enciendo el proyector y aparece, en la pantalla, una célula animal.
-Como ya sabemos, la célula eucariota animal esta compuesta por distintos orgánulos y partes distintas...- se escucha otra carcajada.
-... Como el núcleo, citoplasma, membrana plasmática...- risas más fuertes.

¡OJALÁ EL MALDITO PROYECTOR SE CAYERA SOBRE SUS ESTÚPIDAS CABEZAS HUECAS!
Respira, April, respira. Relajate. Tienes las de ganar. Estás al mando. Puedes con ello. Solo son tres imbéciles, no dejes que perjudiquen tu explicación.

-Kevin, Robert y George- pronuncio su nombre por primera vez.
Ellos me miran algo raros, pero vuelven a sonreír.
-¿Sí, señorita Smith?- yo frunzo los labio hasta formar una fina línea.
-¿Se puede saber que es tan gracioso? Ya que está interrumpiendo mi clase y molestando al resto de compañeros- ellos me miran y se ríen.
-Nada, solo pensábamos que las células son guays- yo levanto una ceja arqueada.
Ellos vuelven a soltar una carcajada.

Debo... De resistir... El impulso de... Cometer una estupidez... No debería ir con ellos y gritarles en la cara, no debería. Pero podría... No. No debería.
Pero y sí... NO. Mente fría, April.

Cuando les voy a contestar, una voz me adelanta.
-Como volváis a emitir cualquier tipo de sonido, os salís de clase.- veo que Cárter los mira con semblante serio y con los brazos cruzados.
Ellos lo miran atónito y asienten. Yo lo miro y cuando el dirije sus ojos a mí, bajo la vista a mis apuntes.

Esto ha sido de lo más extraño. Podía defenderme sola.

-Está bien. Prosigamos- la clase fluye sin más interrupciones. Somos capaces de resolver dudas y yo consigo acabar mi parte sin ningún tipo de murmuro en toda la clase. Algo que me hace sentir orgullosa.
-Ahora mi compañero os explicara el resto- digo señalándolo.
-¿Ya?- me pregunta Cárter en un susurro a mi lado. Yo lo miro con el ceño fruncido.
-¿Cómo que "ya"?- él me señala el libro, colocando el libro enfrente de mí, en la mesa, viendo como su brazo, señala diversas partes del texto.
-Tú has explicado hasta aquí, cuando deberías haber llegado hasta este punto- dice pasando la página.
-No, no. Eso te tocaba a ti. ¿Ves? Es la mitad.- él vuelve a negar con la cabeza.
-No es posible que sea la mitad. Entonces yo tendría que haberme aprendido casi dos tercios del temario- me comenta, señalando más cosas.
-No, porque si te fijas, de aquí a aquí, va una página. Tu dos y yo dos, ¿recuerdas?- digo pasando las páginas de nuevo.
-Pero te has saltado una página. Pasas de la 128 a la 131. Te falta por explicar esta cara, porque yo comienzo a explicar la 130.- yo miro las hojas de mis apuntes y las del libro.