Ratas y teléfonos

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-No se si os habíais dado cuenta, pero estamos en un instituto, no en un gallinero donde se forman peleas de gallos que demuestran quien es el más fuerte. ESTO ES UN INSTITUTO. Es mi instituto, y no consentiré este tipo de comportamientos. Me siento indignada, pero sobre todo... Me siento decepcionada. ¡Casi tenéis 18 años y os comportáis como niños de 8 años! Si yo fuera vosotros me sentiría avergonzada...- la directora nos echa la bronca en su despacho. ¡No me puedo sentir más avergonzada! Tiene razón, nos estamos comportando como críos. Además, ¡es la segunda vez que vengo al despacho de la directora en el primer semestre! NUNCA, NINGÚN AÑO, HABÍA VENIDO A SU DESPACHO POR MAL COMPORTAMIENTO.

-Espero que todos estéis tan arrepentidos como la señorita Smith. Con su expresión me creo que mi bronca a surtido efecto en ella... Pero aún así... Estáis todos castigados- todos soltamos un ¿¡Qué!?
Para ser sincera, solo Hannah y yo lo hemos dicho, los demás nos miran raro. Como si nunca nos hubieran castigado, y es la verdad. En el instituto nunca me han castigado.

-No quería haber tomado estas medidas...- nos dice sentada en su asiento con sus manos cruzadas en el escritorio.
-Pues no las tome. Mire, nosotros salimos muy arrepentidos y nos vamos a casa a pensar en lo que hemos hecho- comenta el pelirrojo, con lo que sus amigos se ríen por lo bajo, haciendo que bufe. Son insoportables. ¿Cómo habla así a la directora?

-Señorito Jones, ¿piensa usted que nací ayer?-
-No profesora, le aseguro que nadie piensa esa barbaridad- suelta el chico del pelo rizado. Todos lo miramos con los ojos abiertos, acaba de llamar anciana a la directora, que está mirándole atónita.
-Bueno, después de este ataque de sinceridad de vuestro compañero...- dice sacando unos papeles de su escritorio.
-Os asignaré vuestros castigos- todos ponemos cara de asco, que intentamos disimular (por lo menos yo) cuando nos vuelve a mirar.
-Aaron- el chico del moño y mi mejor amigo dan un paso adelante y se miran con recelo.
-Vosotros dos limpiaréis los pasillos del segundo piso. Podéis marcharos- les da una tarjetita a cada uno y salen del despacho.
-Kevin y Brandon... Vosotros recogeréis la basura del patio. Y cuando digo que recogeréis la basura, me refiero a que tiraréis las bolsas de basura a los contenedores, además de, claro está, recoger la basura del suelo y tirarla a esas bolsas- les da otra tarjetita a ellos y salen del despacho.
-¡No directora! No me separe de él- el chico del pelo ondulado abraza a Jones, el pelirrojo, que suelta una carcajada sonora. La directora ignora ese comentario.
-¿A qué esperáis? Salid de aquí- y los dos chicos con la tarjetita salen de la habitación.
-Robert, George y Hannah.- ellos dos dan un paso al frente empujándose. La profesora niega con la cabeza, exasperada.
-A vosotros os toca limpiar el comedor tras cada comida- ellos ponen cara de asco, cogen la tarjetita y se van. Excepto Hannah que se acerca a la directora.
-¡Todo menos recoger la comida de los demás! Además, ese lugar huele mal... Hay comida podrida por todas partes. ¡Cualquier cosa menos eso!- dice arrodillándose ante su escritorio.
-Señorita, ¿acaso prefiere limpiar los baños?- dice la mujer con una ceja alzada. Hannah se levanta rápidamente y coge ambas manos de la profesora.
-Usted es una mujer sabia y buena. Aceptaré limpiar el comedor con mucho gusto. Lo dejaré como los chorros del oro- la directora rueda los ojos.
-Vayáse antes de que cambie de idea- dicho esto, Hannah sale del despacho corriendo. Hacía mucho tiempo que no la veía correr así de rápido.
-Ryan y Carter- ambos se miran con odio. Saltan chispas entre ellos, pero no de las románticas, sino de esas que quieres que tu enemigo se electrocute con tu mirada asesina y eléctrica.
-Vosotros os encargaréis de los baños- Cárter agarra la tarjetita sin quejarse pero Ryan abre los ojos como platos.
-¡No, directora, por favor! No puedo limpiar la mier... Los deshechos de mis compañeros. ¡Es denigrante!- la directora sostiene la tarjetita, ignorándole. Ryan bufa y la coge de mala gana. Ambos salen al pasillo y solo quedamos...

-April y June-

Ambas nos miramos con cara de asco y nos acercamos a la mesa de la señora... La directora.
-Vosotras limpiáreis las aulas que hayáis usado a lo largo del día- yo frunzo el ceño.
-¿Se refiere a que el castigo no es solo hoy?- ella sonríe y me mira con una sonrisa amable, pero que a mi me recuerdan a las brujas que ceban a los niños con dulces para después comérselos.
-Estáis castigados un mes entero- yo abro los ojos, intentando calmarme. Respira April. ¿Qué te he repetido mil veces sobre las arrugas?
Agarro el papelito, junto con June y salimos.

¡Vaya Lío De Clichés!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora