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Los años pasaron, Charlotte se hizo adulta y muy solicitada pero no por su belleza exótica. El prestigio y la riqueza de su familia era lo que llamaba la atención a los jóvenes nobles , ya que un matrimonio con ella significaba una ganancia total. Sin embargo, la pelirroja no mostraba interés particular en los hombres que acudían a su residencia profesándole  amor.

Fue una tarde lluviosa de verano cuando las cosas cambiaron, la dificultad de conseguir un coche de alquiler comenzaba a impacientarla a ella y a su doncella, que al carecer de un paraguas estaban totalmente empapadas y sus compras se dañarían irremediablemente si no encontraban refugio. Un joven de tes blanca y barba prominente que se encontraba al otro lado de la calle veía con atención la intranquilidad de las damas, decidiendo acercarse para prestarles un paraguas. Charlotte dio un sobresalto ante tal gesto, pero no encontró disgusto en ello, mirando fijamente al oji verde que  tenía facciones muy agradables.

— No tiene porque ser tímida— dijo el extraño con una leve sonrisa

— Disculpe mis modales— señalo Charlotte, quien quito su vista del rostro del extraño para mirar hacia abajo.

— No se preocupe— contestó con tono suave

— Le agradezco que nos acompañe y se quede con nosotras— mientras seguían esperando el coche de alquiler.

— Es lo que cualquier caballero haría y más por una joven tan bella como usted.

Esas palabras generaron en Charlotte  un rubor en sus mejillas, cuando quiso replicar, el extraño hablo — El coche de alquiler esta aquí, le importaría compartirlo conmigo.

— En absoluto— dijo la pelirroja, al ser sostenida de la mano para subir al coche.

Resguardados de la lluvia, se hizo un silencio incomodo mientras se dirigían a sus respectivos destinos, para romper esa falta de conversación el hombre dijo— Mi nombre es Richard Spencer soy hijo del Vizconde League— haciendo una venia con el sombrero.

— El gusto es mío— inclinando un poco la cabeza— Mi nombre es Charlotte Grand hija de Peter Fritzen.

— Ya lo suponía— contesto el ojiverde.

—¿ Qué quiere decir?

— Su padre, es muy conocido en los circulos sociales y en los negocios, se puede decir que es una eminencia en ingeniería naviera.

— Usted esta en lo correcto— con cierto orgullo, antes de poder decir algo más, llegaron a su destino.

— Me gustaría verla otra vez, si a usted no le molesta.

— Será un placer— mientras bajaba apresuradamente del Coche con el paraguas dado por él. Camino apresuradamente hacia la puerta de su residencia, y antes de entrar volteó y gritó — Gracias por el paraguas  se lo devolveré en otra ocasión.

Richard sonrió y ordeno al cochero moverse. Entre tanto Charlotte cruzaba el umbral de la puerta junto con Emily. Le dirigió unas cuantas palabras en el sentido de no comentar lo que ocurrió por la tarde, pidió que se retirara y llamará a otra sirvienta para que la ayude a darse un baño. Era urgente que lo haga, primero porque debía calentarse para evitar un resfriado y segundo para quitar todo el lodo que traía en el dobladillo de la falda.

Para cuando se metió a la bañera, traía una sonrisa de oreja a oreja, gracias a la lluvia que la detestaba pero esta vez debía agradecerle, conoció un hombre buen mozo con aire de misterio, cosa que a ella le fascinaba.

5 años después....

Charlotte, todavía recordaba su época de  debutante, ilusionada con el amor y las grandes pasiones, sin embargo, parecía que todo se desmoronaba; después de un largo cortejo por parte de Richard se casaron, ella pensó vivir un amor de ensueño esperando que la actitud de su esposo se mantuviera como cuando estaban comprometidos. No obstante, Richard pasada la noche de bodas comenzó a comportarse de forma distante y ausente, pasando la mayor parte del tiempo en su despacho trabajando o viajando para atender sus negocios.

Solos en el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora