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1 mes atrás...

Un cálido viento de verano golpeaba su rostro, pero era tan fuerte que voló su sombrero. No quería perderlo por lo que fue tras de el, cuando lo sostuvo, elevó ligeramente la cabeza y observó como una silueta femenina se aproximaba hasta donde se encontraba. Mientras más se acercaba más familiar se le hacía, así que se puso erguido y pudo ver de quien se trataba. Era Nataly su amor de infancia, de adolescencia y de toda la vida. Richard, no pudo contener la emoción y comenzó a sollozar porque la creía muerta, hasta que una carta cambio esa percepción eso hace tres años. Cuando finalmente la tuvo en frente la abrazó  fuertemente para corroborar de que se trataba de ella. La rubia también lloró y le correspondió el abrazo. Diez años, habían pasado y las cosas ya no eran igual, Richard estaba casado y ella estuvo desaparecida por negarse a casarse con el hombre que su padre eligió como su marido.

— Richard, estoy muy feliz de verte— susurrándole al oído, mientras sus cabellos rubios platinados volaban al ritmo del viento

— Yo también lo estoy, es tan irreal tenerte frente a mis ojos— mientras seguía sujetándola entre sus abrazos.

—Gracias por venir a mi encuentro, reconozco que te di muy poca información de mi paradero. Pero eras la única persona en la que podía y puedo confiar—con brillo en sus ojos

Richard la soltó, para tomarla de las manos— Yo siempre estaré para ti. Tu siempre serás especial para mi, jamás te olvide.

—Yo tampoco lo hice, pero las circunstancias me obligaron a huir, yo no quería un matrimonio por conveniencia. Mi padre estaba muy endeudado y casarme con el Marqués Meldrum era su mejor opción, no importaba los treinta años de diferencia que teníamos, mientras pudiera sacarnos de la miseria—dando un resoplido.

—¿ Por qué no me dijiste lo que estaba pasando?

— Porque tu situación era muy parecida a la mía, ambos éramos nobles de bajo rango y con una fortuna moderada. Sin embargo, tengo entendido, que casarte te trajo beneficios y que ahora tienes muchos negocios—sonriendo con cierta malicia.

—Es verdad, trajo sus beneficios. Pero no quiero hablar de eso, quiero que recuperemos el tiempo perdido— acariciando su rostro .

—Ya habrá tiempo de ponernos al día. Me gustaría caminar cerca la playa como en los viejos tiempos— desviando el tema.

— Vamos— Richard observaba como la rubia se adelantaba. Un recuerdo le vino a la cabeza e hizo una pequeña mueca de felicidad. Se trataba de Charlotte quien por correr se cayo de espaldas en la arena y al no poder pararse por el peso de su vestido empezó hacer pataletas como si se tratara de una cucaracha. Fueron tiempos de risas y pura inocencia.  Sin embargo, se vio interrumpido por los gritos de Nataly quien pedía que se apurara porque la noche estaba cerca.

La noche llegó más rápido de lo que pensaban por lo que tuvieron que suspender el paseo y darse prisa para retornar al piso que tenía de alquiler Richard. A Nataly no le disgusto la idea y siguió complacida al oji azul. Para cuando llegaron Richard pidió a los sirvientes que sirvieran la cena y pusieran un cubierto más en la mesa haciendo caso omiso a los cuchicheos . Entre tanto, aquellos dos irían a la sala de visitas a seguir conversando. Nataly hizo una sonrisa ladina, era la oportunidad perfecta de seducir a Richard quien siempre fue alguien ingenio e incluso mediocre para darse cuenta de las intenciones de las personas.

Una vez en la sala, ambos tomaron asiento. Nataly mostraba una cara de inocencia pero eso no impido que se sentara muy próxima a Richard quien empezó a ponerse nervioso y a cruzar las manos. Nunca se le había cruzado ser infiel a Charlotte pero algo en Nataly le atraía hasta hacerlo perder la cordura y despertarle deseos lujuriosos. La rubia aprovecho el nerviosismo del oji azul para dar el primer paso. Lo tomó  de las manos y  empezó a acariciarlo suavemente, al ver que respondía al tacto  se abalanzo para besarlo. Aun principio fue rechazada, la alejo de forma sútil y se incorporó abruptamente para acercarse a la puerta a ver si ya se serviría la cena. Giro y la vio en una pose muy seductora ocasionándole una erección. Tantos meses sin compañía femenina mermaron su determinación y la atrajo hacia él para  besarla muy apasionadamente. De esta forma, se iniciaba un tórrido romance ante los ojos penetrantes de todos. Nataly lograba de esta forma su cometido, fingir que necesitaba ayuda fue una brillante idea.






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