Declaración

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Tardé tres días en regresar a la escuela.
Rosa me cuidaba mientras estaba enfermo, al igual que Ángela- que más bien, se quedaba dormida a mi lado y me rasguñaba cuando trataba de levantarme o hacer el quehacer-. Comenzaron a llevarse bien ellas dos, y me sentía aliviado de que por fin podían estar juntas en una misma habitación (sé que es difícil de creer, pero Ángela y Rosa se peleaban por acostarse a mi lado)

De nuevo era Lunes. Mi madre me había llamado en la mañana antes de ir a la escuela, avisándome de que al día siguiente llegarían ella y María en la tarde.
Ansiaba verlas, abrazarlas, salir con ellas, ver películas, cenar juntos. Ya habían hecho dos años desde la última vez que estuvieron conmigo, que sólo fue una semana. Prometió que iban a estar una semana más conmigo, y me sentía felíz de aquella promesa.
Quería presentarles a Rosa, Andrea, Julio y Jorge, quienes se habían vuelto parte de mi vida y de mi corazón.
Hablábamos de eso y nos poníamos de acuerdo sentados en el patio cuando Rosa se levantó para ir al baño, y Andrea, dirigiéndose a mí preguntó.

-¿y cómo vas a presentar a Rosa?

-No entiendo tu pregunta.

-¡Cierto!- dijo Julio- ¿le dirás que es tu amiga con derechos o tu novia?

-¡Julio!- dijo Jorge golpeándolo con el codo.

Pasé mi mano por mi cabello, pensativo.

-No somos novios- contesté.

-Pero tampoco son sólo amigos- contradijo Andrea.

-¿por qué no son novios?- preguntó Jorge.

-Quiero estar seguro de que es verdadero lo que siento por ella- le contesté ruborizado.

-¿es enserio?- gritó Julio un poco molesto- ya casi va a terminar el semestre ¿y tú no estás seguro de que Rosita es la indicada para tí?

-No es eso...

-Dan...- interrumpió Andrea dejando caer su mano en mi hombro-...¿sabes cuán felíz la haces?

Abrí los ojos sorprendido de aquella declaración.

-Ella se siente segura de sí misma gracias a tí- prosiguió la morena- ella asegura estar enamorada de tí, y tú le has demostrado que también lo estás de ella. Cuando terminó con su novio, él se robó toda la felicidad que ella tenía, habían durado dos años, obviamente ella había dejado su felicidad en sus manos, cuando tú apareciste ella volvió con esa sonrisa, y mucho más reluciente.  Si crees que es un error estar con ella entonces comételo bien, tal vez sea el mejor error de tu vida. Deja de hacer sentir a Rosa que no es suficiente para tí...

-¡No es así!- grité interrumpiéndola- quiero estar seguro de que lo que siento por ella no es simple capricho- agaché mi mirada hacia el piso- Jamás había sentido esto en mi vida, sólo con mi felina, pero creí que era porque me sentía solo y Ángela era la única compañía que tenía. Rosa es...es esa chica que me hace sentir como cuando conocí a Ángela- alcé la mirada hacia esos ojos verdes de Andrea- Quiero que Rousse esté segura de mi sentimiento, y yo también estar seguro de él.

Todos nos quedamos en silencio, viéndonos unos a otros. Rosa volvió con una sonrisa en el rostro, como siempre.

...

Me quedé con eso en mi cabeza.
Yo ya estaba seguro de que ella era para mí, y estaba dispuesto a esperar todo lo que tuviera que esperar para que nuestro amor fuera sincero y verdadero, pero no podía evitar pensar que ella tal vez podía desesperarse de tanto esperarme.
Le dije que iba a ir a dejarla ese día, porque quería hablar con ella un tema en específico.
Caminábamos hacia su casa. Ella me platicaba sobre cómo era su familia (no los conocía) mientras yo pensaba en cómo iba a pedirle que fuera mi novia.
Estaba muy nervioso, mis manos sudaban y temblaban como maracas. Era la primera vez que tendría una novia, y también la primera vez que me declaraba.
Ya veía la cara de emoción de mi madre y mi hermana cuando les presentara a mi primera novia.
Al fin llegamos a su casa (que no fueron ni diez minutos de camino). Nos encontrábamos enfrente de un zaguán negro con una pared blanca.

-¿aquí vives?- pregunté curioso.

-Si- asintió ella- es casa de mi abuela.

-¿quién más vive aquí?

-Bueno...-empezó a contar con sus dedos- es mi hermano mayor, mi mamá, mi papá, mi abuela, mi tío Raúl- con sus tres hijos y su esposa-, mi tía Consuelo y yo.

-Son muchos- dije algo impresionado, mirando el zaguán.

-Creo que sí- ríe apenada- y los que faltan...

Miré hacia ella y me di cuenta que estaba sonrojada.

-¿a qué te refieres?- me acerqué aún más a ella.

-¡a nada!- dijo metiendo las llaves en la cerradura- ¡hasta mañana!

-Espera Rousse- dije tomando su brazo- te quiero hacer una confesión- dije soltándolo.

Cerré los ojos, respiré hondo, apreté los puños y continué mirándola a los ojos.

-Rousse...- hice una pequeña pausa- me gustas...

Sonrió dulcemente.

-Y tú a mí.

-Querida- tomé sus manos- perdóname por haberte hecho esperar tanto tiempo. No sabía si esto que siento es real, ya que mi primer amor fue un gato...y quería que ambos estuviéramos seguros de esto. Estuve investigando mucho sobre el tema, y hubo un momento en el que sentía que me había vuelto loco, pero entendí que eso era parte de. Rousse, estoy seguro que te quiero para mí, y quiero que estés a mi lado el tiempo que desees.

Rosa estaba completamente ruborizada.

-¿quieres ser mi novia?

Ella me abrazó, poniendo su frente en mi pecho. Después alzó la mirada, abrió los labios para responder cuando...

-¿Rosa?- pregunta una voz masculina.

-¡Hermano!- grita separándose de mí inmediatamente.

"¿cuñado?"

El Novio PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora