Nuestro comienzo

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"¡Oh mi vida, mi dama! Acuérdate que te ves más hermosa caminando en la madrugada desnuda hacia la cocina, que llorando en el parque por amores innecesarios que arruinan el brillo de tu mirada.
Querida mía, no des paso a la cruel palabra que el malo dice con cizaña. No desesperes, que aún sigo buscando la oportunidad de encontrarte.
Sigue tu camino, que yo estoy seguro de poder seguir tu paso.
Ahora, te pido de rodillas no mueras antes que yo. Y si haz de morir muere con el ejemplo que te he dado en esta vida tan llena de complicaciones fascinantemente entretenidas.
Yo seré el hombre que sueñas, pero ten paciencia y no caigas ante la tentación de aquellas criaturas que se hacen llamar 'hombres'..."

Seguía pensando en ella desesperadamente, buscando una respuesta para lo que había hecho.
Ángela se había ido de la casa el Viernes, y regresó el Domingo en la noche con una enorme rata en el hocico. La dejó en la mesa, y yo supuse que quería que me la comiera para que me perdonara (ya que lo que le había platicado no le había gustado para nada) Lo que hice fue fingir comérmelo, y lo creyó. El Lunes en la mañana fue a despedirse de mí como nunca antes lo había hecho. Además de pensar en Rosa le rogaba a Dios que Ángela no encontrara la rata que había llevado a la basura (ella era muy lista)

Aún no puedo creer que me haya hecho escribir tal cursilería.
Miraba a Rosa con Andrea riéndose y mirando de reojo hacia mí.
Nunca antes había visto chica tan linda como ella, y nunca creí que daría mi primer beso con esa chica tan linda.
Pensaba y revivía el beso una y otra vez, y pensaba que el beso nunca lo iba a olvidar.

-¡mira, mira! ¡aún te sigue viendo!- escuché de repente.

Era Andrea.
"¡Espera! ¿ella notó que la estoy mirando? ¡pero claro que sí! ¿eres tan estúpido que no te diste cuenta que ella también te miraba? ¡que penoso! ¿qué hago? ¿qué hago? ¿la sigo viendo, o me volteo hacia otro lado? ¿me acerco? ¿me voy del salón? Tengo que entregar la tarea ¡no puede ser! ¿qué hago?"

-Hola- saludé a Rosa con las manos en los bolsillos y mi cabello tapando mis ojos.

"¿en qué jodido momento llegué allí?" Pensaba como si fuera el fin del mundo.

-Hola- dijo sonrojada.

-Creo que los voy a dejar solos- dijo Andrea alejándose lentamente- Pablo está solito y pues...voy con él.

Dejándonos solos me siento en donde ella estaba sentada, que era enfrente de Rosa.

-¿estás mejor?- pregunté después de haberme sentado.

-Si- dijo con las manos en sus piernas y con la vista agachada- gracias por preguntar.

-¿te estoy incomodando?- dije buscando su mirada.

-¡no! ¡para nada!- dijo alzando la vista al igual que sus manos- es que...

-Dime.

-Aún no puedo creer que hayas hecho eso.

-Oh- comencé a sentir mis mejillas calientes- Sólo quería que dejaras de llorar.

No sabía si lo había pensado o lo había dicho, ya que ella se ruborizó más de lo que ya estaba. Hubo un silencio incómodo entre nosotros que me hacía sentir abrumado.
Después me animé a seguir platicando con ella, así que dije lo primero que se me vino a la mente.

-¿tienes novio?

"¿Qué clase de pregunta estúpida es esa?"

Ella me miró con sus hermosos ojos café, junto con sus lentes redondos e iluminosos sorprendida de aquella pregunta.

-la semana pasada terminamos- dijo con una sonrisa en el rostro.

-¿por mi culpa?

-¡no! Fue antes. De hecho tú no tuviste nada qué ver.

-¡Jóvenes tomen asiento, por favor!- dijo el Profesor de Matemáticas.

-¿te gustaría comer juntos terminando la clase?- pregunté antes de irme a mi asiento.

-Me encantaría- dijo sonrojada y con una sonrisa.

Me levanté y me retiré a mi asiento, contento de haber tenido contacto con ella.
Mi cabeza sólo tenía un nombre, y no sabía qué hacer con ese nombre, pues nunca había tenido éste sentimiento. Me sentía vulnerable ante ella. Me sentía un hombre diferente.
No sabía si estaba enamorado o lo que sentía eran gases, o un malestar estomacal.
Tenía que averiguar por qué con ella sentía estas ganas de no separarme de su perfume ni dejar de oler su cabello.
Quería conocerla por completo, y saber un poco de lo que yo podía ser capaz de hacer estando enamorado.

El Novio PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora