Juicio final

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Nos encontramos sentados en la sala, su abuela tomaba té con una sonrisa en el rostro, mientras que el hermano de Rosa me miraba como si pudiera ahorcarme con sus ojos de cristal. Me sentía un poco intimidado por aquel personaje corpulento con cabello largo rizado de oro y con facha de ser el más rudo del barrio. Rosa tomaba mi mano un poco fuerte, y sinceramente yo ni siquiera podía moverme de los nervios que sentía por aquella situación.

"¿Por qué estás haciendo esto Dante?" me decía a mí mismo "no es como que ya te vayas a casar con ella. Empezaron su noviazgo hace unos días ¿crees que dure su amor?" 

-Bien, ¿cuánto crees durar con mi hermana?- inició él la incómoda conversación con la incómoda pregunta que me hacía yo mismo.

-¿Disculpa?- pregunté lo más amable posible.

-No creas que eres el primero en pedirme permiso para estar con ella, y espero que seas el último, pero quiero que razones esto que te voy a decir. Que les voy a decir a ambos- dijo dirigiéndose también a Rosa- Si están seguros de ser pareja deben entender que esto no es un juego, deben ambos ser responsables con sus acciones, pues no sólo se afectarán a sí mismos, sino también al otro. Sinceramente no quisiera que tú volvieras a sufrir por un chico Rosi- dijo mientras pasaba su mano enorme por su cabello sedoso- pero si quieres estar con él pues sólo me queda preguntarte a ti, amigo, ¿De verdad amas a mi hermana? ¿a qué estarías dispuesto por ella? 

Tragué saliva, un silencio aún más incómodo inundó la habitación, sentía la mirada de todos en mí, no sabía qué contestar, no quería parecer un tipo inseguro, pero todas las respuestas que tenía en mi mente sentía que estaban bloqueadas, hasta que, por un segundo miré a Rousse, estaba mirando el suelo un poco pensativa, cada vez aflojando un poco más su mano que tomaba a la mía, ¿se estaría arrepintiendo de esta decisión? No quise averiguarlo, así que actué inconscientemente.

-Yo amo a tu hermana- dije como si las palabras salieran por arte de magia- Te juro que sería incapaz de lastimarla, porque amo a tu hermana, y creo que no es necesario que te demuestre más de cuanto la amo. Vine hasta aquí a pedirte permiso de ser novios, cosa que jamás se me habría cruzado en mi estúpida cabeza, pero hago estupideces por ella, porque amo a tu hermana.

Creo que fue lo más vergonzoso que he dicho en mi vida...

-Además de cursi- dijo Julio burlándose, al terminar de escuchar mi anécdota penosa. Todos los demás comenzaron a reírse con él.

-Jamás nadie había callado a mi hermano de esa manera- continuó Rosa- creí que iba a golpearte

-Gracias por creer en mí amor- dije sarcásticamente, me abrazó y besó muy tierna.

-Entonces ya puedes invitarla a salir con el permiso de su familia- concluyó Andrea

-Sí, sólo que con una condición.

-¿cuál?- preguntaron todos al unísono

Rosa me miró conteniéndose la risa.

-Tiene que ir con nosotros a todas partes mi sobrino

El Novio PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora