Capítulo II - Un agradable retraso

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11 de Agosto de 2039
8:10

Aquella demostración de afecto entre el humano de mayor edad y el androide tuvo una duración de 3 minutos con 43 segundos, según lo que el RK900 grabó al encontrarse con esa escena apenas abrió los ojos.

El doble pitido del LED de ambos androides advirtió del comienzo del turno laboral, pero sólo uno de ellos le puso atención. El azabache de mayor altura debió interrumpir para que dejaran de hacer lo suyo, o él y su homólogo divergente habrían llegado tarde al Departamento de Policía de Detroit.

Aceptar un retraso no era parte de lo que estaba integrado en el sistema operativo del modelo nuevo, por lo que, ignorando las quejas del Teniente Anderson, se llevó a rastras a un desorientado Connor hacia el taxi que había pedido unos minutos antes de salir.

Al llegar a la comisaría, sacó al androide del vehículo de la misma forma. El RK de mayor altura, al ver el desorden en la apariencia de su predecesor, no pudo evitar intentar arreglar su camisa, corbata y chaqueta, cual aún tenía unos enormes pelos de perro blanco. La cercanía de ambos sintéticos provocó que el azabache de ojos oscuros y perdidos al frente volviera a la realidad

- Ya, detente. - Le paró, dando un paso atrás para alejarse y él mismo arreglarse la corbata. Suspiró mirando al suelo con la misma expresión que tenía antes de lo ocurrido con el Teniente. - Hubiéramos pasado por casa para estar más presentable.

Murmuró sacudiendo los hombros de su chaqueta

Así es. Tenían su propia casa. Mas bien era un departamento de los tantos que los humanos que se fueron dejaron atrás y que Markus les dió a los androides independientes. No pasaba mucho tiempo ahí, pero les servía para lo básico: guardar el Thirium y  cambiarse de ropa (al menos Connor lo hacía).

- Eso habría sido perjudicial. - Negó el azabache alto. - Además, con el retraso que nos causó el Teniente por la confirmación su estado civil, hemos llegado 12 minutos con 23 segundos más tarde de lo que indica nuestro horario laboral.

El rostro de Connor, ante las técnicas palabras del modelo nuevo refiriéndose al beso entre su compañero y él, se tornó azul y con frustación suspiró cubriéndoselo con las manos. Levantó la mirada hacia su otro yo, para luego dirigirse a la entrada de la comisaría.

- Ninguna palabra sobre eso. - Le advirtió abriendo la puerta, siendo seguido por el RK900. - Menos frente al Detective Reed.

- Entendido. - Exclamó el otro asintiendo con la cabeza.

El más bajo registra su llegada junto al otro androide e ingresan al interior del Departamento de Investigación Criminal, en dirección al escritorio que compartía con el Teniente Anderson. Los dos Connors se sentaron en el mismo escritorio, desgraciadamente para el azabache de ojos oscuros, el espacio era estrecho y debían pegarse hasta parecer siaméses, cosa de la cual Gavin Reed aprovechó de burlarse.

Después y durante la revolución androide los casos de todo tipo se habían acumulado en los archivos como si fueran granos de arena en un reloj, formando una pequeña montaña de cosas que hacer; homicidios androide-humano, humano-humano o asesinatos hombre-androide, androide-androide no eran tan comunes de ver en estos meses, mientras que robos menores y accidentes leves que la policía debía de encargarse porque uno golpeó al otro o alguien resultó herido llenaban la pantalla de información. Lo único bueno es que éstos últimos eran los casos asignados a la nueva pareja de investigadores y que además podían contarse sin dificultad, o eran cifras pequeñas como lo veía el más cuadrado.

- Lazos - (Detroit Become Human/Hannor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora