Capítulo VI - Hay cosas obvias y otras no tanto.

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12 de Agosto de 2039
17:50

La mujer y el androide avanzaron hacia la cafetería en silencio. Connor no sabía si contarle a Rivera que su homólogo le había tocado de una forma extraña, quizás ella podría explicarle qué significaba, o mejor podía quedarse callado y esperar hasta hablar con Kamski. Sólo quedaban unas horas, podía soportarlo.

Al llegar a la cafetería a mujer se acercó a la máquina, metiendo un vaso de plástico en el artefacto para que un minuto después fuera expulsado con un capuccino caliente. Ambos se sentaron en una mesilla de metal viendo las noticias del día de hoy. Nada interesante.

Mientras ellos esperaban la llamada de RK, el Detective Reed entraba en la sala de juntas donde estaba el androide, que parecía estar dormido. El humano entornó la vista hacia él y respiró profundo antes de acercarse. Agarró la silla en la que estaba Connor antes y se sentó con el espaldar en el pecho frente al muñeco. Rodó los ojos al ver el color amarillo del LED, ya que significaba que RK sabía de su presencia pero le estaba ignorando.

– Sé que no estás dormido. Abre los putos ojos. – Pero el androide no hizo caso y el LED parpadeó por un segundo, no a causa del humano, sino que había recibido el número del sospechoso al que querían entrevistar, el Señor Hartwick.

– Estoy ocupado. – Murmuró luego, girando la silla para darle la espalda al castaño. Éste frunció el ceño, tomando el hombro ajeno para darle la vuelta y que quedara de frente.

– ¿Acaso crees que el jodido vidrio es polarizado?. – Le preguntó apuntando a su pecho. El androide abrió los ojos al sentir la presión de su dedo, pero no dijo nada hasta que el otro volvió a hablar. – Todo el mundo vió como toqueteabas a la lata de plástico.

– Me aseguré de que no fuera así, Detective. – Respondió cruzado de brazos, ladeando la cabeza hacia un lado con una sonrisa mientras escaneaba los signos vitales del detective. Era tan obvio.– Usted era el único viendo, lo hice a propósito.

El hombre de ojos negros se hizo hacia atrás con sorpresa y los pómulos apenas rosados. Aquella vergüenza se volvió enojo hacia el autómata. ¿Acaso creía que iba a provocar algo con su forma de actuar? Si Gavin fuera una colegiala quizás conseguiría una reacción, pero ni el atuendo le quedaba al imaginarlo. Bueno, puede que hubiese querido saber qué fue lo que espantó a la hojalata. Simples caricias no hacen a alguien saltar, ¿Cosquillas? Los androides no tienen cosquillas.

– Si sigues con ésto le diré a Fowler.

– No es capaz de hacerlo, Detective. – El androide encogió los hombros, gracioso, sentándose más a la punta de la silla para acercarse al humano. – Usted no quiere que me vaya.

El mayor simplemente quedó callado. El límite entre ambos sólo era palpable por el respaldar donde estaba apoyado el castaño, quien sin querer acabó sonrojado por culpa del azabache. ¿Cómo era posible que insinuara eso? ¿Acaso era capaz de leer su consciencia más profunda? No quería saberlo, y no quería pasar más tiempo al lado del androide si fuera así, por lo que se levantó de la silla rápidamente y salió de la sala. Si las puertas del Departamento no fueran automatizadas habría pegado un portazo.

El androide volvió a quedarse solo. Suspiró al ver como se iba el humano y luego dirigió la mirada al monitor de los drones sobre los calles cercanas a los sospechosos. El Oldsmobile verde que Connor había visto hace un rato seguía estacionado en la esquina de East Kirby Street. Cerró los ojos volviendo a soltar un largo suspiro y marcó el número de Ryan Hartwick que le habían enviado.

Al tercer timbre, se escuchó una dura voz masculina.

– Señor Hartwick – Dijo el androide luego de que el humano respondiera. – Quisiera hacerle unas preguntas sobre su relación con Jason Wallace.

- Lazos - (Detroit Become Human/Hannor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora