Capítulo IV - Mafiosos y empresarios, mala combinación.

623 64 57
                                    

12 de Agosto de 2039
8:00

El RK900 llevaba media hora parado frente a la entrada del DPD, esperando a su compañero.

Nada en su inteligencia artificial le dio la respuesta al por qué del llegar tan temprano al sitio, sabiendo que su homólogo y él llegaban usualmente trienta minutos tarde, por el tráfico o en la mayoría de las ocasiones por enfrascarse en que el Teniente desayunara a esa hora. Pero en este caso, para el androide no habían probabilidades positivas de que Connor se presentara a la hora usual. Quizás 10 minutos después, quizás una hora más, en el peor de los escenarios simplemente faltaría al trabajo para quedarse con Anderson.

Mientras el androide más alto vigilaba el tiempo y a la gente que entraba al Departamento, su igual divergente seguía en la cama junto a su ahora pareja oficial, con una sonrisa embobada viéndole dormir. Disfrutaba que estuviera relajado, sin su usual entrecejo arrugado ni esa mirada firme que dirigía a las demás personas a su alrededor. La noche anterior habían pasado de los besos a algo más, pero el mayor se detuvo, a pesar de su notable excitación, a mitad de camino, con el argumento de que no quería comenzar de inmediato con la tercera base. Al principio el androide no entendió a que se refería por su pensamiento racional, pero al hacer una búsqueda en internet con los carácteres de "relación" y "baseball", pudo saber a qué se refería.

Su alarma interior comenzó a sonar a pitazos cuando dieron las ocho de la mañana. No quería despertar a Hank, por lo que con cuidado se levantó recogiendo su ropa, pero al verla arrugada y llena de pelos por culpa de Sumo tomó la decisión de cojer una camiseta ajena. Hizo los mismos pasos de ayer, pero en silencio, sin poder borrar la sonrisa. Dejó el desayuno preparado sobre la encimera con una nota para el mayor, dibujandole el signo que vio en la mayoría de los artículos de amor y parejas: Un corazón.

Tomó un taxi en dirección al trabajo y veinte minutos después estaba ahí, encontrándose de lleno con RK apenas salió del vehículo. Imnutable como siempre, pero su LED se volvió rojo al ver a Connor con ropas que no coincidían con su clóset y el cabello despeinado. Su hipótesis se había vuelto verdadera, como todas, pero ésta vez tenía otro tipo de concecuencias que no eran llevar a un criminal a la cárcel.

- ¿Durmieron juntos o jugaron a las manitas?... - Preguntó siguiéndole con la mirada. El de ojos oscuros pasó a su lado sin verle ni subiendo las escaleras, ni al abrir la puerta para entrar al recinto.

La Agente Rivera estaba sobre el escritorio de ambos androides. Tenía la estatura justa para que le colgaran los pies y los balanceara mientras ojeaba el celular. Les hizo un seña a los gemelos levantando la mano para indicarles donde estaba. Connor sonrió y fue hacia ella, ignorando la escruta mirada del Detective Reed por su aspecto. Éste detuvo a RK en su lento paso hacia el escritorio.

- ¿Y a tu versión vieja qué le picó? - Sólo recibió una mirada de los azules ojos del androide.

- Anderson le picó.

Respondió seco, extrañando a cualquiera con su tono de voz y que dejara el lenguaje técnico de lado, hablando del Teniente sin su título. El autómata siguió su camino quedando a unos pasos detrás de Connor y de la Agente.

La mujer había visto a RK en la puerta hace un rato, incluso lo saludó, pero no fue correspondida. Podía ser su intuición, pero sentía tenso el ambiente entre los dos androides.

Les puso al tanto de lo que el FBI había recopilado durante la noche:

Hicieron un par de conexiones entre el trabajo de la víctima y sus anteriores casos, llegando a descubrir que no estuvo aceptando encargos durante un tiempo. Uno de los grandes empresarios de la ciudad lo había contratado para hacer investigaciones en su nombre. El hombre que ocupaba el segundo lugar en más influencia, después de Elijah Kamski claro, era Jeremiah Hubbart.

- Lazos - (Detroit Become Human/Hannor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora