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Salia al jardín en secreto, hable con el señor jardinero muchas veces por las tardes.
Me ha contado que tiene esposa e hijos.
Me pregunto si yo algún día tendré una familia.
Hablamos mucho, le conté sobre mis libros favoritos y las veces que practico en el piano.
Él tampoco sabe porque estoy encerrada aquí, parece que nadie puede saberlo, me ha contado que las chicas de mi edad salen y conocen personas con frecuencia.
Siento mucha rabia. Me siento engañada.
Ese día le hice frente a mi padre, le interrogue sobre lo que sucedía, porque estaba yo recluida a aquel lugar sin poder hacer más.
"Es por tu bien cariño" ha dicho con una expresión triste.
No lo entiendo.
Fui a mi habitación y me escondí en el armario.
Me siento frustrada, débil, inútil...
Necesito irme, necesito salir, como sea que deba hacerlo.
El señor jardinero no volvió a casa nunca más.
Me invade una punzada de culpa cada vez que veo las rosas blancas florecer.


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