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Papá y mamá están en su habitación, es muy temprano y se que nadie hay en la casa despierto.
Tome las grandes sabanas de mi cama y las he atado con fuerza para salir por fin, robe a mis padres algo de dinero y tome la ropa más cómoda que tenia.
Sobra decir que estoy aterrada, jamas había hecho algo como esto y ahora ya es muy tarde para retroceder.
Pase el momento más difícil cuando me lance por la ventana, pero mi improvisada cuerda me mantuvo a salvo.
Salir del jardín fue fácil al cruzar algunas paredes escalando.
Mis manos están hechas un lío, lastimadas, con cortadas y raspones.
Me limito a enjuagarlas en una pequeña llave por fuera, donde supongo el señor jardinero solia poner la manguera.
Corro llena de pánico y emoción.
No se que pase ahora, me siento tan nerviosa que quiero vomitar, pero comienzo a ver todo a mi alrededor y me doy cuenta de cuan increíble eso...
Mire a lo lejos el parque que solia ver desde mi techo, camine hacia ahí, estaba impaciente por sentarme en una de sus bancas y mirar todo lo que ahí sucedía desde cerca.
Me senté sin importar nada, solo mirando a los chicos jugar con una pelota, siento algo extraño en mi estomago, mi garganta me duele.
Comienzo a sentir ansiedad, mi nariz percibe olores que no había sentido antes.
Un aroma delicioso en el aire.
Me levanto del lugar y comienzo a correr lejos de ahí.
Algo anda mal.
Mientras huyo, choco contra alguien, sin embargo, no lo derribo, solo yo caigo al suelo.
"Oh... Lo siento... ¿Estas bien?" su voz grave y monótona va acompañada por un aroma enloquecedor, siento la garganta al rojo vivo y mis sentidos agudizarse.
Tomó mis manos y me impulso para levantarme.
Me mira las manos con preocupación, pero su rostro vuelve de nuevo a la indiferencia.
Atento, pero sin expresión, parece analizar y me escanea con la mirada.
"Estas lastimada... No eres de aquí ¿cierto?"


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