Capítulo 2.

2.6K 304 94
                                    


No fue fácil ni para Taemin, ni para Min Ho al día siguiente, no cuando despertaron en la misma cama y las mejillas del más joven estaban rojas como una manzana mientras el rostro de Min Ho era tan pálido, y no había sido amable con él cuando lo echó de la habitación, sin siquiera permitirle que se vistiera, sólo lo había sacado sintiéndose confundido, ¿en qué momento había sucedido eso?

Min Ho no recordaba las cosas con claridad, pero no era excusa suficiente para haber tenido sexo con el primo de su esposa, ni siquiera sabía cómo fue posible que sucediera, ¿en dónde estaba Ah Rim? Porque si no recordaba mal ella subió con él a la habitación, ¿tanto había bebido como para imaginar todo eso y terminar con Taemin en su cama?

Estaba demasiado confundido y nada de eso cambió cuando después de bañarse bajó a desayunar, encontrando a la cocina y ahí estaba Taemin jugando un poco con Dong Min, mientras su esposa hacia el desayuno, y cuando sus miradas se cruzaron con el más joven, vio sus mejillas sonrojarse y apartar la mirada volviendo a centrarse en su hijo, mientras que Ah Rim no pareció inmutarse, ¿ella no se habría dado cuenta de lo que sucedió la noche anterior con su primo?

—¿Qué tal dormiste? —preguntó ella sin apartar la mirada de los huevos revueltos que preparaba.

—Bien —bebió un vaso con agua.

—Me alegra, ayer parecías tan cansado que decidí dormir con Dong Min.

Min Ho no respondió a eso, sin embargo su mirada se posó en Taemin, quien al escuchar lo que su esposa dijo la miró por unos segundos y cuando notó a Min Ho mirándolo volvió a centrarse en el bebé, y aunque desde la llegada de Taemin no se sintieron incómodos en la mesa, ese día Min Ho sí lo hizo, porque no sabía cómo era la mejor manera de decirle a su esposa de que la noche anterior acababa de engañarla con su primo, pero no sabía si ella lo perdonaría a pesar de estar hablándole con la verdad, ni siquiera estaba seguro de cómo pasó todo, lo más nítido que tenía era haber despertado con Taemin a su lado, en su cama, sólo esperaba que Ah Rim no lo odiara por eso.

Luego del desayuno se encerró en su despacho, quería encontrar las palabras exactas para poder hablar con ella, aunque no podía borrar el engaño creía que era justo decirle, y a pesar de que intentó que toda su atención estuviera en los papeles de su último caso, no podía hacerlo, seguía dándole vueltas al asunto, ¿por qué Taemin había hecho eso?

Ciertamente no era que creyera que el joven era feo, pero tampoco lo creyó capaz de meterse en su cama, de traicionar a su propia prima, quien le había tendido una mano cuando más lo necesitó, y seguía haciéndolo, pero ellos la habían traicionado, porque Min Ho no sólo podía excusarse por estar borracho, había sido partícipe de ese engaño.

Por un momento sus pensamientos fueron un poco más allá de las acciones de la noche anterior, ni de que su esposa hubiera decidido que bebieran o que casualmente ella hubiera dormido con Dong Min y Taemin aprovechó eso, sino que pensó en el joven, en si le decía a Ah Rim podría enviarlo de regresa a casa, y ahora estaba solo, por su personalidad podía ser manipulado con facilidad, y Ah Rim no quería eso, al menos eso había expresado días atrás y a Min Ho tampoco le gustaría, pero no podían seguir viviendo en la misma casa, él estaba tan confundido en ese momento.

Cuando la puerta del despacho se abrió, Min Ho no levantó la cabeza, la única persona que podía entrar sin tocar era Ah Rim, aunque en ese preciso momento prefería estar solo, no quería ver a su esposa porque no podía hacerlo sin sentir culpa por lo de la noche anterior, por eso habló sin verla.

—Ah Rim, en éste momento estoy ocupado, lo que sea que quieras hablaremos más tarde.

Sin embargo no recibió respuesta, ni la puerta se volvió a abrir, haciendo que suspirara con resignación antes de levantar la cabeza para enfrentarla, encontrándose con la persona que menos había creído que iba a ver, no después de que a la hora del desayuno evadiera tanto su mirada, así como lo hizo en ese momento, en el que llevó sus manos a la bata de baño que estaba usando, y la desató, dejándola caer al suelo, mostrando su delgado cuerpo, y su pálida piel parecía estar brillando y llamarlo, como las gotas de agua en su cabello que caían levemente por su cuello, y los ojos del chico no se apartaron de él por un momento.

Renacer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora