Capítulo 9.

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Se había quedado en silencio bajo la atenta mirada de la psicóloga, no quería hablar, y mucho menos desde que le pidió a Min Ho que dejara el consultorio, ese no era un lugar en el que quería estar, no en ese momento, se sentía incómodo y hasta empezaba a creer que su chequeo médico con todas esas agujas que no le gustaban era mucho mejor que ahora.

En un principio la mujer le había dicho que le contara lo que él quisiera, y después había mencionado a su madre pidiéndole que le hablara de ella, a su papá, e incluso a Ah Rim, pero él se mantuvo callado, y de lo que la psicóloga no creía que sacaría algún progreso, no en esa sesión, quizás en la siguiente el joven se iba a dar cuenta que ella no lo lastimaría aunque le parecía que eso fue algo que Min Ho le dejó claro antes de salir, que ese era un lugar seguro y que además, él lo estaría esperando afuera.

—Entonces, —dijo la mujer después de un largo silencio —¿te gustaría hablarme de Min Ho?

Un nuevo silencio los acompañó, uno que hizo que la psicóloga creyera que era todo por ese día, el joven frente a ella no iba a colaborar, y tampoco podía hacer mucho si lo único que obtenía era mutismo, ella estaba por levantarse de su silla para dar por terminada la sesión de ese día cuando la suave voz de su paciente la detuvo.

—Él es bueno conmigo.

La mujer casi sonrió al escucharlo hablar, acomodándose en su silla; quizás el mejor tema para comenzar era Min Ho, y luego recordó las palabras dichas por el hombre que esperaba afuera, recordando al bebé que era poco visible a través de la ropa, sí, ahora tenía un suelo sobre el cual pisar para poder comenzar realmente a trabajar con los problemas del joven.

—Debes quererlo mucho.

—Es el papá de mi bebé —Taemin acarició inconscientemente su vientre.

—¿Quieres a tu bebé?

Taemin la miró como si lo hubiera ofendido, porque él sí quería a su bebé y la pregunta le parecía muy tonta, pero a él no le importaba lo que la psicóloga creyera, él podía demostrarle que amaba a su bebé, y si creía al igual que Ah Rim que debía abortar no pensaba volver ahí, aunque no pensaba que Min Ho lo llevaría de regreso a ese lugar si le decía que el bebé estaba en peligro.

—Yo amo a mi bebé.

—¿Y a Min Ho? ¿lo amas?

El joven frunció todavía más el ceño, no quería responder esa pregunta, ni siquiera entendía la razón de que se las hiciera, y siguiendo su deseo desde que fue dejado solo con la mujer, se levantó del sillón y se dirigió a la puerta sin decirle nada, ni darle una última mirada, como para darse cuenta que la mujer hacía una rápida anotación en su libreta, sino que cuando abrió la puerta y su mirada se cruzó con la de Min Ho corrió a sus brazos, sintiéndose seguro, como en esa mañana también lo hizo cuando fueron a la consulta médica en la que hubo nuevos exámenes que tuvo que hacerse, y aunque no le gustó le pareció que al estar envuelto en los brazos de su esposo, las agujas habían dolido menos.

La doctora apareció por la puerta minutos después, invitando a Min Ho a pasar y mientras tanto el abogado le pidió a Taemin que se quedara un momento sentado esperándole, y aunque la idea no le gustó por completo tuvo que hacerlo, pareciéndole que el tiempo se volvía eterno mientras no tenía nada que hacer, sólo esperaba que la próxima vez que tuviera que ir no fuera pronto, esa primera sesión no le gustó.

***

Una vez más Taemin estaba parado frente la fotografía colocada en una de las repisas de la sala de estar en donde antes habían fotografías de Ah Rim, Dong Min y Min Ho, pero ahora no había ninguna fotografía de su prima, sólo quedaban las de su esposo y las de Dong Min, además de aquella que le había sorprendido porque estaba él con el abogado, recordaba que fue tomada frente al espejo mientras él miraba su vientre.

Renacer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora