Capítulo 8.

2.3K 296 26
                                    

Escuchó la puerta de su habitación abrirse, podía sentir la ligera presión de un brazo pasar sobre su cintura, pero no fue suficiente para mantenerlo dormido, sino que el sonido de pasos entrando le hizo que abriera los ojos, encontrándose con la imagen que había temido desde que llegó a esa casa y ni siquiera la presencia de Min Ho a su lado lo hizo sentir seguro.

Su madre le estaba dando una de esas miradas duras que le decía que él se había equivocado, y que le hizo temblar, ella llevaba un cinturón en su mano y poco después había cierta satisfacción en sus ojos, como si estuviera disfrutando de todo aquello, de verlo temblar sin poder articular ninguna palabra, ¿cuántas veces se había repetido esa imagen a lo largo de su vida?

—¿Qué hiciste Taemin? —él abrió la boca pero ninguna palabra salió de sus labios —sólo llegaste a mi vida para arruinarla, eres una decepción tras otra.

»No bastó con que hayas nacido, sino que ahora eres la vergüenza de la familia.

»¿Qué más vas a hacerle a ésta familia? Eres un inútil, nunca haces las cosas bien, y ahora... —ella rió irónicamente —ahora resulta que también eres un marica.

Intentó hablar pero la imagen de Ah Rim entrando a la habitación lo sorprendió, robando sus palabras mientras la veía acercarse a su madre y murmurarle algo al oído, antes de que la expresión de su progenitora cambiara a una más molesta que la que ya había visto cuando despertó, ¿Qué le dijo su prima a su madre?

—Te dije que lo mejor era que deshicieras de ese bebé.

Vio como su madre se acercaba con el cinturón en alto dispuesta a golpearlo sin poder moverse ni hablar, volviéndose su respiración agitada y desesperado por querer hacer algo.

—¡No! —gritó cuando vio a su madre lanzar el primer golpe.

Empujó los brazos que lo sostenían, buscando salir de la cama un poco desorientado de lo que realmente pasaba, sin embargo se vio sujeto otra vez y segundos después estaba contra el pecho desnudo de su esposo que lo abrazaba acariciando su cabello y murmurando que todo había sido un sueño, un muy mal sueño.

Volvió por un momento su mirada hacia la puerta, ésta estaba cerrada como Min Ho la dejó cuando había ido a apagar la luz horas antes, y sí, todo había sido un sueño, quizás con una mezcla de cómo su mamá solía sorprenderlo cuando según ella, él había cometido un error que Taemin no recordaba, pero eso no lo libraba de los gritos y en ocasiones golpes, por eso jamás llegó a revelarle a sus padres que él prefería los chicos que las chicas, su madre hubiera enloquecido con la noticia, en cambio sí se lo dijo a Ah Rim, aunque ahora no sabía si eso estuvo bien.

—Sólo fue una pesadilla —aseguró el abogado apretándolo entre sus brazos.

Min Ho vio a Taemin poco a poco volver a dormirse en sus brazos, lo había sentido moverse antes y luego balbuceos inentendibles salieron de sus labios, y para cuando él estaba dispuesto a despertarlo, su esposo lo había hecho por sí mismo, y él sabía que sólo fue una pesadilla, sin embargo se quedó velando su sueño sin poder conciliar el sueño. Había pensado que tal vez deberían regresar por la mañana, tampoco podía pedirle a su madre que se hiciera cargo de Dong Min por más tiempo, además de que había más trabajo esperándolo en casa.

Cuando los primeros rayos del sol aparecieron Min Ho se levantó de la cama, dirigiéndose al baño de la planta inferior, la noche anterior Taemin le había murmurado algo acerca de que no debería usar el de la segunda planta y él obedeció, después de todo su esposo sabía la razón de que ese baño no se pudiera usar.

Renacer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora