Renacer.

Capítulo 13.

Min Ho nunca creyó necesario decirles a las personas a su alrededor que él se divorció de Ah Rim y que se volvió a casar, a pesar de que ya muchos sabían de ese suceso de su vida, pero nadie conocía realmente a su nuevo esposo, y era interesante la manera en cómo las personas creaban rumores de algo que no sabían, hasta casi él mismo creerse que se había perdido una parte de su vida que los demás la recordaban.

El abogado no pensó necesario hacer una presentación formal de Taemin no porque se avergonzara de cómo sucedieron las cosas, o algo por el estilo, simplemente él, había pensado que iba a ser más cómodo para su esposo si no tenía que relacionarse con todas las personas que esperarían que fuera elocuente, y no un joven de dieciocho años que a penas y hablaba.

Tampoco creyó que un día iba llevar a Taemin con él a la oficina como quien llevaba a su hijo al trabajo, pero lo había hecho, y la razón era simple; su esposo no quería estar solo en casa y Dong Min seguía quedándose con su madre, porque Ha Yi seguía diciendo que era natural que ella como su abuela quisiera consentir a su nieto y pasar mucho tiempo con él ahora que era posible, porque antes, cuando estaba casado con Ah Rim las visitas eran pocas.

Lo que sí sabía era que los curiosos de la oficina se iban a preguntar quién era el joven que iba tomado de su mano, aunque no les tomó mucho tiempo deducir que era su esposo, y muchos rumores más comenzaron a aparecer en menos de una hora en la que ellos habían llegado, en donde había sido él quien envió lejos a su ex esposa porque lo engañaba con Taemin, pero ellos no sabían la verdad, y él ni siquiera quería aclarar las cosas, sólo esperaba que no molestaran a su pareja.

—¿Necesita algo más? —dijo su secretaria entregándole una carpeta.

—No —Miró a Taemin que parecía un poco aburrido sentado en la silla frente a él —¿tú deseas algo?

Taemin pareció salir de sus pensamientos con la pregunta, y una sonrisa de disculpa apareció en sus labios, intentando entender lo que su esposo le había dicho segundos antes.

—Taemin, ¿deseas que mi secretaria te traiga algo?, tal vez un té, agua o...

—Un helado.

Las palabras sólo se habían deslizado de sus labios sin pensarlas demasiado, porque en ese momento estaba pensando en comer un helado con dos bolas, una de fresa y la otra de vainilla, ¿podía pedir exactamente el helado así?

Si Taemin hubiera prestado un poco más de atención a la mujer que estaba parada a su lado, hubiera visto el horror en su mirada al tener que conseguir un helado para él cuando lo máximo que solía ofrecer era té, café y algunas galletas que siempre había en la alacena de la pequeña cocina al fondo de la oficina, aunque su gesto no pasó desapercibido por Min Ho que sonrió por aquella petición.

—Puedes retirarte Yu Na —el abogado le dijo a su secretaria.

Vio alivio en ella mientras hacía una reverencia, y él dejó la carpeta que acababa de ser entregada a un lado, podría revisarla después de conseguir aquel helado que su esposo quería. Se levantó de su silla y se colocó al lado de su esposo, extendiendo su mano hacia él.

—Vamos por ese helado —su tono fue suave —conozco una heladería cerca de aquí.

Taemin tomó la mano de su esposo y se levantó de la silla sin decir nada, porque no había pensado en él mismo yendo a comprar su helado, mejor dicho, interrumpiendo el trabajo de Min Ho, pero éste parecía estar bien con eso, así como con las miradas que captaron al volver a estar fuera de la oficina y que hicieron que Taemin quisiera hacerse pequeñito y esconderse detrás del cuerpo de su esposo porque no le gustaba tener la atención sobre él, porque en el pasado cuando eso sucedía, nada salía bien, su madre siempre lo reprendía y golpeaba porque significaba que había cometido algún error.