Capítulo 10. Planes de fin de semana.

604 39 5
                                    

Al fin, Viernes. Isabelle no podía esperar a que llegase ese día. Por mucho que le guste su nuevo instituto y haya hecho muchos amigos, desea tener unos días de relax tras toda esa nueva información en solo cinco días.
Entre el ajetreo de los alumnos por los pasillos, Isabelle coge lo que necesita de su taquilla y se encamina hacia la primera clase del último día de la semana. Se apresura para no llegar con el tiempo justo al aula, y cuando se encuentra ya allí se dispone a coger sitio. Por suerte, en esa clase también está Valeria, que le sonríe y señala con su cabeza a un asiento libre a su lado; pero, en el otro lado de la clase, se encuentra Clay, que la observa con cara de no haber dormido bien en varios días y su ya característico ceño fruncido. Isabelle decide pasar de él y correr junto a su amiga, antes de que la profesora que acaba de llegar le obligue a hacerlo llamándole la atención delante de toda la clase.

  - ¿Soy yo, o Clay Jensen tiene siempre cara de oler a mierda?- le pregunta en un susurro Valeria a su amiga cuando esta ya se ha acomodado a su lado. Isabelle no puede evitar reír mientras asiente levemente.
  - A saber todos los dramas que tiene esa cabeza.

Las chicas vuelven la atención a la clase cuando ven que la profesora de inglés les dedica una mirada diciéndoles que se callen. Mientras transcurre la primera hora, Isabelle nota varias veces cómo la mirada del chico al otro lado de la clase se clava en ella, algo que la pone inevitablemente nerviosa.
Finalmente, suena el timbre;Isabelle y Valeria hablan de comer juntas ese viernes en el almuerzo, antes de que la primera salga del aula camino a su segunda hora. No llega a avanzar cinco metros cuando Clay ya se ha posicionado junto a ella. La chica trata de ignorarlo y no le mira, pero él toma la palabra.

  - Solo quería disculparme- ese comienzo hace que Isabelle esté más interesada en escuchar, pero sigue sin mirarle y sin parar de andar-. Sé que a veces puedo llegar a pasarme. Tú hace poco que llegaste y no debí haberme tomado la confianza para contestarte de esa manera ni exigirte nada.

Hay un silencio entre las palabras de Clay y la respuesta de Isabelle, que hacen que el chico esté nervioso.

  - Gracias- contesta Isabelle tras un par de segundos de silencio-. Eres un idiota, pero gracias.- Clay asiente ante esa afirmación. La chica se para delante de la puerta de su segunda clase y se gira hacía él de nuevo-. Me imagino que ahora mismo estás manejando mucha mierda - dice ella aludiendo a Hannah y acordándose de que el otro chico, Justin, también está en su casa-; más o menos creo que sé porque es; tampoco pretendo que me lo cuentes todo ni que te sinceres conmigo al cien por cien. Solo digo que, si me hago amiga de alguien y al día siguiente me vienen pidiendo explicaciones por algo que ni yo sé, pues como comprenderás no me quedaré de brazos cruzados.
  - Ya, lo entiendo. Por eso te pido disculpas. Sé que a veces soy un idiota, como me has dicho.

La chica le sonríe una última vez antes de volver a entrar a clase.

  - Espero que, sea lo que sea que te pase, se solucione pronto. De verdad. No creo que merezcas estar siempre enfadado. Debe ser agotador.-le dice la chica amable y sinceramente a su nuevo amigo, antes de entrar al aula y dejarle solo.

           ************************

El día ha pasado más rápido de lo que Isabelle había planeado. Ha comido con Valeria y sus amigos, con los cuales la chica nueva también está empezando a llevarse bastante bien. El resto de sus clases no han ido mal; si no se encontraba con Alex en alguna de ellas, por suerte estaba otro de sus amigos alli; y ahora con Clay todo lo que se dedican son miradas más cordiales y amables. Es más, los profesores también se han alineado con esa buena suerte y han mandado pocas tareas para ese fin de semana.
Pero ahora ha llegado un momento que ha estado entusiasmando a Isabelle durante la mañana: la vuelta de clase con Scott. La chica llega a la puerta del instituto cuando ya ha pasado por su taquilla y ha cogido lo que necesita para el fin de semana. Mira el reloj de su móvil y comprueba que tan solo han pasado cinco minutos desde el final de las clases, por lo que se dispone a esperar al chico al finalizar las escaleras.
No pasan más de dos minutos cuando Scott ya ha aparecido. Atraviesa la puerta sonriente junto con un amigo; al ver a Isabelle, el chico se despide de su acompañante y se acerca a la chica aún con una gran sonrisa en la cara.

- ¿Llevas mucho esperando?-pregunta Scott a la chica cuando llega a su lado.
- Solo un par de minutos- le contesta Isabelle-. Espero que haya merecido la pena.- termina de decir la chica refiriéndose al chiste que les dio la excusa para verse de nuevo.

Su amigo le dedica una sonrisa orgullosa de medio lado mientras toma el camino que ambos deben seguir.

- Ya te digo yo que si- le dice Scott al rato de estar andando.-. A ver, como tú dijiste ayer, es un esqueleto el que entra a un bar, así que si pide una cerveza, no puede bebérsela porque se caería al suelo, así que para eso necesita la fregona.
- ¡Eso es!- exclama Isabelle mientras aplaude y vitorea de broma al chico, que ríe a su lado- ¿y eso te costó mucho deducirlo?- le vuelve a preguntar ella con un tono de burla.
- No, en realidad caí enseguida. Me hiciste esperar mucho para volver a verte. Eso del misterio lo estás llevando a raja tabla- contesta Scott, dejando a la chica sorprendida con ese último comentario, que le demuestra que él recuerda cosas hasta de la primera conversación que tuvieron.

Los dos continúan andando y hablando sobre sus vidas y sus planes de fin de semana, Isabelle comentándolo sin mucho entusiasmo. Scott empieza a proponerle planes a la chica para que se pueda entretener un poco, pero ella no conoce ninguno de los sitios que él dice.

- ¿Cómo puede ser que no sepas dónde están ni el Crestmont, ni Monets, ni ninguno de todos los sitios que te he nombrado? ¿Es que vienes de otro estado o algo?- le pregunta Scott muy sorprendido a Isabelle, que solo se encoge de hombros ante la reacción de él.
- No, yo siempre he vivido aquí. Lo que pasa es que me mude desde la otra punta de la ciudad. No me conozco toda esta zona de alrededor del instituto. Es más, tampoco estoy muy segura de poder moverme dos calles más allá de mi casa sin perderme aunque sea un poco.
- Pues esto no puede seguir así- dice Scott con decisión ante la respuesta de Isabelle-. El sábado te vienes conmigo a hacer turismo por toda esta zona- afirma él en un momento de espontaneidad-. Y no te puedes negar.
- ¿Ah, no? ¿Y eso por qué?- pregunta la chica elevando una ceja.
- Me lo debes por haber acertado lo del esqueleto. Es mi recompensa.

Isabelle muerde ligeramente su labio inferior mientras piensa. En realidad, a ella no le parece mal. Le vendrá bien salir a conocer su nuevo barrio y tener algo que hacer en todo el fin de semana que no sea solo leer o hablar por teléfono con sus viejos compañeros. Además, la idea de pasar unas horas a solas con Scott le resulta bastante alentadora.

- Vale, si no hay más remedio... mañana por la tarde nos vemos.- el chico sonríe ampliamente por la respuesta de la chica y se para junto a ella frente a su casa una vez que han llegado.- ¿Te doy mi número, o quedamos por telepatía?- le pregunta ella al ver que él solo sonríe y no hace ningún amago de poder comunicarse de alguna manera.
- Claro claro, perdona- dice Scott con una risa nerviosa. Isabelle apunta su número en el teléfono de él y se lo devuelve con ella ya en su agenda de contactos.
- Entonces... ¿sábado?- le pregunta la chica con algo de fastidio por no poder quedar ese mismo día.
- Si. Hoy hay como... una cosa en casa de Bryce. Nada importante, pero no puedo faltar. Mañana si que no tengo nada más que hacer, a parte de hacerte de guía turístico.- le aclara el chico guiñándole un ojo tras lo último.
- De acuerdo. Pues espero tu mensaje.

Ambos sonríen y se despiden, antes de que cada uno siga su camino y se separen hasta la noche del sábado.

Like to be youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora