Capítulo 25. Final

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Dos meses después

Es uno de esos días de finales de primavera en los que la brisa se combina suavemente con un sol radiante, haciendo el día perfecto para pasarlo al aire libre; o más concretamente, en un campo de baseball.
Isabelle observa sentada desde las gradas a los jugadores, que se colocan en sus posiciones para volver a lanzar la pelota de nuevo. A su vez, intenta localizar el número de Scott en el dorsal del inmenso equipamiento, pero no logra ver nada.

- Perdón, perdón, paso. Gracias.

La chica se gira al oír todo ese jaleo, y observa riendo como Valeria se aproxima a ella, esquivando a todo el mundo que se encuentra en medio. Tras sentarse en su sitio junto a su amiga, le ofrece un poco de comida de la que acaba de comprar en los puestos de la parte inferior de las gradas. Isabelle niega con la cabeza, y Valeria solo se encoge de hombros antes de seguir comiendo.

- Los partidos de cualquier deporte son mucho mejores con comida.- afirma la chica.
- Y no lo cuestiono- reconoce su amiga riendo-, pero estamos en un punto del partido muy importante.

Entonces Valeria dirige su mirada al marcador y ve que están empatados; el próximo equipo que logre anotarse otro punto, será el vencedor.

- Tranquila, seguro que ganan los nuestros. Tienen a tu hombre, él sabe controlarlos a todos.

Isabelle vuelve a reír ante el comentario de su amiga y de como ha llamado a Scott "su hombre". Sin duda, hizo bien en invitarla a ella para ir a ver a Scott en su último partido antes del verano.
Cuando abandonó el equipo del instituto en abril, el chico no llegó a plantearse la posibilidad de entrar en ningún otro equipo, pero al ver lo mucho que echaba de menos jugar al baseball y ante las insistencias de Isabelle, decidió buscar otro equipo al cual pudiera unirse casi al final de la temporada. Tuvo suerte, y encontró uno que le admitió y estuvo dispuesto a llevarle a los partidos, aunque en el banquillo. Ya era más de lo que esperaba, así que aceptó encantado. Pero su suerte fue aún mayor cuando, en los últimos cuatro partidos uno de los titulares no pudo presentarse, dejándole a él como única opción. Desde el primer partido, Isabelle siempre ha estado ahí para animar a Scott y vitorearle.

- Mira, ya empiezan- avisa Valeria.

Ambas se concentran en el campo, y observan como sucede la jugada. Un jugador lanza la pelota, y el bateador acierta mandándola lejos. Los jugadores comienzan a correr, y tras unos cuantos sprints, el árbitro pita para darle un punto a favor al equipo de Scott. Las chicas comienzan a aplaudir frenéticamente, y el entusiasmo de Isabelle aumenta aún más cuando el jugador responsable de anotar aquel punto se quita lo que cubre su cabeza y la chica comprueba que se trata de su novio. El chico las localiza entre las gradas mientras aplauden y saludan, y le manda un guiño a Isabelle.

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- ¿Te puedes estar quieto?
- ¡Si dejaras de hacerme daño, no me movería tanto!

Isabelle resopla frustrada mientras mira a Scott, que ahora mismo frunce el ceño como si fuera un niño enfadado. El chico consiguió anotar el último punto para su equipo, pero a cambio de eso, se lesionó levemente la muñeca por flexionarla bruscamente al lanzarse a por la pelota. Ahora, la pareja se encuentra en una disputa porque la chica intenta colocarle una muñequera, según él, sin ninguna delicadeza.

- No podré colocártela si no me dejas ni siquiera rozarte- vuelve a protestar la chica.
- Es que lo haces muy bruscamente...

Isabelle le mira desafiante, queriéndole decir que no tiene más opciones; o deja que se la coloque ella ahora, o tendrá que aguantar el resto de la noche con el pinchazo en la muñeca cada vez que la mueva. Finalmente, él se resigna y le tiende de nuevo el brazo a la chica.

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