Capitulo 14. Rasguños.

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Es miércoles, y ha sido un día bastante movido en el instituto por una razón muy sencilla, pero para la que nadie a su vez tiene una explicación: alguien ha publicado anónimamente en el blog sobre los juicios de Hannah Backer las cintas. Todas y cada una de ellas. Las trece personas y la confesión del mismísimo Bryce.
Todo el mundo ha estado de los nervios, y casi no ha podido ver a sus amigos ni a Scott, por lo que ha tenido que pasar prácticamente todo el día con Valeria. Pero tampoco es que Isabelle estuviese muy pendiente de lo que pasaba a su alrededor; no ha parado de darle vueltas a todas las cosas que escuchó anoche, y lo que sus compañeros hicieron. Ahora puede llegar a comprender algo mejor la actitud de algunos de sus amigos: la culpabilidad de Alex (que aunque siempre se muestre como el chico guay y despreocupado, ella mejor que nadie sabe que es alguien a quien las cosas le afectan mucho), el resentimiento y la búsqueda de venganza de Clay, la actitud tan servicial de Zach y Toni... pero sobre todo, ahora comprende a Jessica y Justin. Sin ninguna duda, los protagonistas de la cinta 9 son ellos dos por todo eso que sabe sobre esa relación y que hasta la mismísima Jessica le ha confesado a lo largo de los días allí. Hoy el agotamiento y el cansancio de Jessica ha sido mucho mayor, a Justin (con el que a veces entabla conversaciones muy breves y por pura cortesía) se le veía abrumado por la situación, y Bryce... él es el peor en todo esto, el culpable de todo. Si, Justin permitió que esa desgracia ocurriera, pero Bryce fue el que deseaba hacerlo, el que disfrutaba con eso... si antes no le caía nada bien, ahora le repugna. Por lo visto el instituto piensa lo mismo, porque han pasado de vitorearle en los pasillos a pintarle "violador" en la taquilla y a poner su confesión esta mañana por megafonía.
Pero aún así, a Isabelle le gustaría saber más sobre Justin. Es un chico que tiene una historia detrás que tiene pinta de ser de todo menos sencilla, y está segura de que no lo abandonó todo y se fue únicamente a causa del terrible incidente y la culpa.
Ahora mismo la chica se encuentra caminando por los pasillos del instituto en busca de la salida para volver a su casa, a ser posible con Scott. Lleva todo el día sin noticias de él y desea tener aunque sea cinco minutos de charla con el chico y comentar todas esas novedades con él.
Isabelle dobla una esquina para llegar a otro pasillo, y por los pelos no choca con alguien que acaba de salir por la puerta del gimnasio: ni más ni menos que su tan extrañado chico rubio.

- Hola- saluda la chica alegremente, entusiasmada por haberlo encontrado al fin.-. Llevas todo el día perdido. Iba ahora mismo a buscarte.
- Si, perdona- se disculpa Scott con su sonrisa impoluta y su mirada clara-. He estado liado y he tenido ahora un entrenamiento... ya podemos irnos si quieres.

Ambos comienzan a caminar pero tan solo unos pocos pasos después, Isabelle se detiene cuando ve algo que le llama la atención.

- ¿Por qué te sujetas el brazo así?- le pregunta señalando a su postura. Scott tiene un brazo doblado hacia su pecho, y es sujetado por el contrario por el codo.
- Ah bueno. Nada importante. Entrenando al baseball antes me he tirado en una de las jugadas y se ve que al derrapar con el césped me he quemado un poco, y me molesta menos si me aprieto con la otra mano.
- Déjame verlo- dice su acompañante mientras retira la manga de la chaqueta. Al principio Scott es reacio pero finalmente cede, y deja al descubierto un rasguño que, aunque no es muy grande, si es profundo y está bastante rojo e inflamado.- ¿Hay alguien en los vestuarios ahora mismo?
- Ehh... no. Se han ido hace rato, no queda nadie- contesta Scott algo extrañado-, ¿por?
- Porque eso hay que curártelo. Se te puede infectar con el césped y el sudor. Vamos allí un momento.
- De verdad que no hace falta, enserio que estoy bien...
- Si si. Tu de momento ven aquí.

Isabelle coge al chico por el brazo ileso y lo lleva al gimnasio. Él finalmente ha decidido dejar a la chica que haga lo que quiera, porque si algo ha aprendido en este poco tiempo con ella, es que es bastante testaruda cuando quiere.
Una vez en el vestuario, ella busca el botiquín que hay colocado en una de las paredes y lo lleva junto a Scott, que se ha sentado en uno de los bancos.

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