Capítulo 19. La calma es momentánea.

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Isabelle entra al instituto con una amplia sonrisa en su cara. De hecho, cree que es la primera mañana que llega tan contenta desde que estudia allí. Desde que aclaró todas las dudas con Scott, la chica se encuentra en una nube de felicidad que, ahora mismo, nadie podría disipar.
Tras hablar el viernes en su casa y besarse, ambos acordaron verse otra vez al día siguiente para poder tener una segunda cita como es debido: sin ningún secreto, ni tensión, ni heridas que curar (literalmente) y, ni mucho menos, nada que tenga que ver con el instituto;solamente ellos dos y lo que surgiera a lo largo de la noche. Así que desde el sábado, los dos se consideran algo más que amigos (ya que lo primero que hicieron al verse fue besarse otra vez, y lo repitieron más veces a lo largo de la noche), y ahora Isabelle no puede dejar de sonreír como una idiota por los pasillos.
Llega a su taquilla para abrirla y coger todo lo necesario para las primeras horas. También se pregunta dónde están Alex y el resto de sus amigos, pero la cuestión desaparece muy rápido de su mente. Se da cuenta de que si decide ir con ellos, volverá a estar en ese ambiente tenso que, por otro lado, ya ha logrado dejar atrás con Scott y nunca ha tenido con Valeria. Así que, Isabelle decide que de momento el día de hoy va a centrarse en ir a sus clases y estar con personas que estén dispuestas a ir con ella sin antes mirarse entre ellos de forma misteriosa o decidan ponerse a cuchichear; no quiere decir que hoy no vaya a hablar con Alex  y los demás, solo que no se va a dedicar a buscarlos por todo el instituto si ellos no la buscan a ella. Puede sonar egoísta, pero la chica cree que se merece un día solo para ella y lo que le apetezca.
Una vez resuelto ese pequeño dilema y habiendo cogido lo que necesita, la chica cierra la puerta de su taquilla (por primera vez desde hace días, sin dar un portazo) y comienza a andar hacia su primera clase. Es entonces cuando algo la coge del brazo y tira de ella hasta llevarla dentro de una habitación pequeña en la que no había estado antes.

  - ¿Pero que coño...?- antes de terminar la pregunta, se enciende la luz y puede ver a Scott sonriendo ampliamente pegado a ella.- ¡esto de asustarme se está convirtiendo en una costumbre y no me gusta nada!- exclama Isabelle, de broma pero con un poco de enfado; odia que la gente le de sustos.

Ahora que hay algo más de luz que la que entra por la pequeña ventana de la puerta, Isabelle se da cuenta de que se encuentran en una de esas habitaciones que usan los conserjes para guardar sus productos de limpieza. En ella hay un par de cubos (con fregonas incluidas), unas cuantas botellas amontonadas y unos pocos rollos de papel. Es bastante pequeña ya que, con todo lo que hay allí, Scott y ella apenas caben y deben estar pegados; eso a ella no le incomoda, y por lo que parece a él tampoco, ya que sonríe ampliamente mientras mira a los ojos de la chica.

  - Quería darte una sorpresa- se excusa sencillamente el chico, que aún continúa mirando a Isabelle.

Permanecen así unos pocos segundos hasta que, instintivamente, ambos bajan la mirada a los labios del otro, y finalmente se acercan para acabar unidos en un beso. La intensidad de estos va aumentando y es la chica la que, al cabo de un rato, se aparta ligeramente:

  - ¿No crees que podría entrar alguien?- susurra Isabelle con la respiración agitada y aún mirando fijamente a los labios de Scott. Este ríe levemente antes de contestar también en un susurro.
  - No creo- dice convencido- por las telarañas de las fregonas, tiene pinta de que no entra nadie aquí desde los noventa. Aunque, si lo prefieres, podemos seguir haciendo esto fuera...

El chico sonríe pícaramente y hace amago de abrir la puerta para salir, pero Isabelle le impide pasar con el brazo y vuelve a atraerlo hacia ella.

  - Mejor nos quedamos aquí- concluye la chica antes de acercarse de nuevo a los labios de Scott.

A ella no le gusta darse el lote con nadie delante de todo el instituto o en medio de los pasillos, y ese aspecto suyo tan discreto es algo que a él le encanta de Isabelle y lo que la hace diferente del resto de chicas que puedan ir detrás de él; ella no busca estar con él ni montar espectáculos mientras se besan solo para fardar de que está saliendo con Scott Reed o con uno de los jugadores de béisbol, ella solo quiere estar con él por ser como es, simplemente porque le gusta y quiere sentirle cerca sin importarle si eso puede o no afectar a su reputación. Ella sabe ver lo mejor de él, y eso es algo que el chico aprecia mucho.

Ambos se separan tras un rato de besos y deciden que es un buen momento para retomar sus caminos si no quieren llegar tarde a clase. Salen de la habitación con cuidado de que no les vea nadie y comienzan a andar juntos. Al cabo de unos segundos, Scott roza la mano de la chica para acabar cogiéndosela e ir así el resto del camino. Algunos curiosos miran sus manos unidas cuando pasan por su lado, pero eso ahora a Isabelle le da igual; están juntos después de todo lo que ha pasado y eso es lo que a ella le importa. No tiene pinta de que algo pueda volver a ir mal en mucho tiempo.

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Llega la hora del almuerzo y todo el mundo se dirige al comedor. Isabelle finalmente recibió un mensaje de Jessica para que se uniera a ellos en el almuerzo, así que al llegar toma asiento junto a la chica y algunos de sus amigos en una mesa y comienza a comer mientras los demás hablan de otras cosas. Ella se encuentra en su propio mundo, recordando el fin de semana que ha pasado junto a Scott y sus besos esta mañana; está tan ensimismada que no se entera de que su mejor amigo lleva un rato mirándola fijamente para intentar llamar su atención. Al final es Jessica la que le da un golpe en el hombro para que vuelva a la realidad.

- ¿Se puede saber que te pasa hoy?- pregunta Jessica riendo- Llevas toda la mañana con esa sonrisa tonta en la cara, y no atiendes cuando te hablamos.

Alex la mira inquisitivamente esperando una respuesta, a lo que ella le esquiva la mirada. No sabe si sería lo mejor anunciar ya su relación con Scott, teniendo en cuenta la poca estima que tienen a los jugadores del equipo en general y que además, hace poco Isabelle se encontraba llorando en el hombro de Alex por su culpa.
Zach es el único que no mira a la chica y sigue centrado en su comida, pero esboza una pequeña risa tonta antes de comentar:

- Pues no sé si esto tendrá algo que ver, pero a mi me han dicho que hoy has ido cogida de la mano de Scott Reed por los pasillos.

Ahora si que se posan todas las miradas en ella, Jessica con sorpresa en sus ojos, Zach con diversión y Alex con confusión. La chica no sabe si agradecer a Zach que haya hecho la noticia pública por ella o si quiere que la trague la tierra. Sin decir nada y cada vez más sonrojada, continúa mirando a todo el mundo hasta que llegan Clay, Toni y Justin en su salvación, ya que parecen tener novedades y la atención pasa en parte a ellos (aunque sigue notando los ojos de su mejor amigo encima).

- Nada- suelta Clay nada más dejarse caer en el asiento-. Esto es imposible. Mientras todos los del equipo se sigan cubriendo las espaldas entre ellos, no vamos a poder encontrar nada que ayude a Hannah.
- Y no es solamente el equipo- añade Justin-, es también el entrenador el que protege a toda esa panda.
- Pero si ya tenéis a Zach para declarar - dice Isabelle- ¿no podéis hacer nada?
- Tener solo una persona que declare no sirve de nada- contesta Toni-. Lo mismo pasó con Chlöe, y nada más hablar ella, mandaron desmontar todo para que quedara como una mentirosa.
- Necesitamos acorralar a alguien del equipo para que confiese, o al menos que nos dé el resto de las fotos- Isabelle está atenta a las palabras de los chicos, aunque no sepa muy bien a que se refieren en cada momento.
- ¿Y eso como lo hacemos? - pregunta Justin visiblemente nervioso.
- Podríais usar a alguien del propio equipo para que os ayude a tender una trampa- vuelve a decir la chica nueva.
- Pero eso no me incluye a mi- se apresura a aclarar Zach, viendo venir las intenciones de Isa-. Saben que yo estoy de vuestro lado, en mi ya no confían.
- Entonces, ¿a quién?- pregunta Clay.

Solamente un par de segundos después, las cabezas de Alex, Jessica y Zach se giran en dirección a Isabelle, y así lo hacen la de los demás, pero sin entender el porque. La chica se muerde ligeramente el labio inferior y acaba asintiendo con la cabeza ante las intenciones de sus amigos. Suspira, pensando que esta tarde le tocará tener otra charla con Scott

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