Seguí con vida tan normal como antes, dejé de ver a Sthepany, ya no me emocionaba estar con ella. Y creo que ella tampoco quería verme. Comencé una rutina que consistía en ir a la universidad, salir con mis amigos y mi casa. Mi vida se volvió lenta, pausada, sin sobresaltos, sin extensiones ni sobreexposiciones. Salía a comer solo. Cosa que nunca me agrado pues siempre lo hacía en casa. La soledad en una mesa me hacia recordar la miseria de calidad y amor familiar en la que me había criado. En el transcurso de este tiempo de tan aburrida lentitud en mi vida, la señorita Gwen venía a mi mente de vez en cuando como un vago recuerdo, aquel hermoso beso que le había dado, aquella noche infinita en la que la conocí. Luego su recuerdo se iba así como paso en realidad, con brutalidad e incertidumbre.
Una tarde cuando bajaba de la universidad, preocupado por los trabajos, exposiciones y exámenes que estaban ya a puertas, me sentía más depresivo que lo de costumbre, mientras manejaba no prestaba mucha atención a lo que hacía. Estos días se habían tornado un poco problemáticos para mi, mis padres se habían propuesto en hacer de estos días un infierno de la convivencia. Estaba agotado, molesto, deprimido. Era uno de esos días que sales de casa y ya no quieres regresar.
Mi vida social en la universidad era muy activa, había hecho algunos amigos y amigas con las que nos juntábamos para ir al "tío chale" a tomar unas cervezas después de las horas de clases. Allí nos poníamos a conversar de todo un poco, a rajar de los profesores, de los exámenes de la universidad, comenzaba a aflorar todo ese sin sabor que tiene todo joven hacia su casa de estudios que te impone, que te obliga, pues nosotros ya somos hombres, ya sabemos lo que hacemos y lo último que queremos es que alguien nos diga lo que debemos hacer. Esa tarde mientras manejaba, me encontré con ellos, se dieron cuenta de mi carro y comenzaron a gritarme:
Oscaaaaaar! Oscaaaaar ¡ - Gritos a la derecha. Los vi y sin pensarlo los recogí. Era motivo más que suficiente el habernos encontrado para ir a tomar unas cervezas.
Esa tarde me presentaron unas chicas nuevas que estaban en otras carreras, de Salud más que todo. Por mi gran ego jamás quise estudiar en una universidad privada. Quise irme a una nacional, decisión que nunca tome enserio y como casi todo en mi vida, no lo hice. Me dio miedo decepcionar a mis padres, tenía miedo retrasarme por un "no ingreso". Mi padre tomo la decisión por mí y me puso a estudiar en una Universidad Local. Todos los meses recibía mil soles que supuestamente todo sería para gastos de la universidad; pero la universidad en ese tiempo solo me quitaba 300 soles de pensión y el resto fui guardando y gastando temporalmente ese dinero en cosas sin sentido. Motivo por el cual al gran parte de mi carrera fue un relajo, muchas veces no hacía nada más que pasar el rato. Por ese motivo las chicas que mis amigos llegaban a conocer, yo no las conocía. Ya había entrado en confianza y una de esas chicas nuevas había llamado mi atención. Delgada con los ojos chinitos, delicada, frágil.
Después de un largo rato hablamos con la confianza de amigos como si fuésemos de años, casi toda la tarde. El resto de mis compañeros estaban de sobra. Ya con las horas avanzadas y como la mayoría tenia padres preocupados debían partir a casa. El camino a mi casa era lejano, casi siempre terminaba llevando a todos a su casa, todos me quedaban de camino. La chinita hermosa se subió de copiloto al auto y el resto se arreglo como pudo en la parte de atrás del "inmortal". Fuimos dejando a todos hasta que nos quedamos solos. Decidido en llevarla a su casa, pasé por la mía para sacar dinero, para combustible y alguna otra cosa que pudiera necesitar. La convencí de que se quede un rato más conmigo, le ofrecí mi polera porque corría un viento infernal y me la aceptó. Me estacione frente al malecón para conversar y tomar algo, todo me salía bien en ese rato. Después de una larga charla y ya algo tarde tuve que llevarla a casa, y yo regresar a mi departamento que por cierto estaba algo lejos, era otro distrito, quedaba a 20 minutos del centro de Chimbote. Cuando llegamos a su casa la noté algo nerviosa, se reía por todo, se despedía con timidez; pero no bajaba del carro. Me acerque un poco, mirándola fijamente, con la poca luz que reflejaba de la calle y con el corazón en la mano valiente a todo...
-Oscar, que haces... -Sin moverse
No sé.- decía aún estando decidido, ¿Qué quieres que haga? Y cada vez me acercaba más a ella. Se ponía más nerviosa cuanto más me acercaba. Note que cerró los ojos. Junto sus labios con los míos. Nos besamos un buen rato. Mis manos quietas después de unos minutos comenzaron a cogerla por la cintura y apretarla más hacia mí. Casi como un susurro con voz entrecortada por la falta de aire del largo beso que nos dimos y habiendo notado ya mis intenciones.
Oscar debo irme, por favor. Deja tus manos en paz!. Te prometo que mañana nos vemos. Con un beso se despidió y bajo del auto.
Espere que entre a su casa, note que antes de cerrar la puerta se inclino, entrecerró sus ojos, me envió un beso, sonrió y se metió a su casa. Mientras intentaba irme, sonó mi celular.
Me encanto quedarme contigo, eres un algo divertido.
- ¿Algo? ¿Enserio?
- Sí, solo algo, tienes las manos muy traviesas.
- Oh lo siento, naturalmente cuando me gusta alguien, no puedo controlarlas.
- Ay, qué chistoso. La pasé hermoso contigo. Mañana nos vemos para ir juntos a la universidad.
- Accedí. Yo te iré a recoger Abi. -Chinita
Está bien. ¿Por dónde estás? ¿Ya llegas a tu casa?
No, aún no, estoy por el puente aún, creo que... Espera!! no cortes- me distraje mil segundos mientras pensaba en que quizá ella había tomado ese beso como algo mas, no desde mi perspectiva, pero en fin estaba solo, ya no tenía mi mujer habitual de fin de semana.
- ¿Estas allí? - al rato.
- Abi: Si Oscar, hoy no iba a ir con los chicos te cuento porque andaba algo ocupada, esta semana empiezan los exámenes; pero quería relajarme un poquito, fue bonito conocerte, contigo se me pasaron las horas, es demasiado tarde, solo quiero dormir, no hare nada más. Pero primero quiero saber que llegaste bien a tu casa, para dormir tranquila.
- Igual valió la pena estar contigo, me gustó tu compañía y aún más el beso que me diste al final.
Tú eres un tramposo porque yo solo quería conversar un rato más contigo fuera de mi casa. Quería que me digieras, chinita bonita mañana paso por ti para irnos a la universidad o mañana saldremos a pasear, pasare por ti.
- O sea. ¿no querías besarme?
- No, no es eso tonto; si quería y me gustó.
Está bien chinita, mañana te recojo iré temprano a la universidad; porque tengo mucho que hacer.
A medio día iré aún, te parece si almorzamos juntos, así conversamos sobre nosotros. Ese conversamos sobre nosotros, sabía que significaba que iba a conllevar algo más que una amistad.
Está bien chinita hermosa, estoy llegando a casa guardaré el carro. Hablamos mañana un beso, que descanses.
Ya, está bien, un beso para ti también.
Nunca entre a casa me fui a comprar unos cigarros para pensar. Era ese vicio que todo chico malo tenia, que lo hacían verse guapo, rebelde; pero a mí solo me ayudaba a pensar. Me senté en la arena de la playa que está cerca del terminal pesquero, corría algo de aire y el humo del cigarro se esfumaba tan sutilmente, como el aire que tocaba mi piel. Después de acabarme una cajetilla entera decidí irme; en el transcurso de ese tiempo no pensé en Abigail, ni lo que conllevaría ir a almorzar con ella más tarde; sino me puse a pensar en otras cosas, a admirar la noche, a sentir la sutileza del aire tocándome, ver como reventaban las olas frente a mí. Como las lanchitas asemejaban siluetas extrañas en la oscuridad de la noche y en la profundidad del mar. Admiraba la isla blanca, como parecía que fuese un guardián que luchaba con el ímpetu del mar, para que el agua llegue a orillas del puerto con quietud, en paz y armonía, sin la braveza que ese guardián que aguardaba en la oscuridad, le quitaba cuando lo derrotaba. Era un milagro tener ese paisaje al doblar la esquina. Llegue a casa después de un rato, después de unas vueltas y me tire a la cama, puse la alarma para muy temprano y a dormir.
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Basada en Sueños Reales
RandomNo todo aquel que me mira puede verme, ni todo el que cree conocerme sabe quien soy.