Reencuentro

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En completo estado de ebriedad, intente bajar para cerciorarme que en verdad Gwendy era la que estaba tocándome el vidrio de la ventana y no un mal juego de mi embriaguez.

Efectivamente, allí estaba ella, tan hermosa como la recordaba.

Hace mucho que no nos vemos. Pensé que te comunicarías o intentarías buscarme.

En realidad, no sabía que hablar con ella, tenerla frente a mi me hizo recordar lo apetecible que son sus labios. Me incline hacia ella y la comencé a besar, me importó un huevo, quizá por el estado en el que estaba, que posiblemente recibiría una cachetada como respuesta.

- No lo vuelvas a hacer por favor. Me lo dijo molesta, pero no podía hacer más ya que se encontraba dentro de mi propiedad privada.

Yo aún no articulaba palabra y la seguía examinando, mi mente divagaba en el hecho de querer acostarme con ella. En ese deseo inconcluso de más de un año atrás.

Seguí parado fuera del auto, en completo silencio mientras la seguía mirando, mientras nos seguíamos mirando en completo silencio ya, el ruido estridente de los parlantes de mi auto se inmiscuía de manera imprudente en nuestra charla visual. Yo no era en ese momento el hombre perfecto del cual te enamorarías, ni siquiera un buen prospecto; pero su mirada se enternecía al verme maltratado por el alcohol y sus manos comenzaron a tocarme, provocando paz y quietud en mi.

Sube, te acompañaré, no puedo dejarte solo así todo cagado. Me ayudó a subir en la parte trasera del auto, ella subió por la parte contraria y puso sus piernas para recostar mi cabeza. La vista que tenía desde mi posición era envidiable, era la mejor. Comenzó a acariciarme la cabeza como intentando que durmiera. No preguntó nada y evitó a toda costa que siguiera bebiendo.

Apagó el auto radio, me quitó las llaves y con su delicada voz me repetía.

- Pensé en ti todo este tiempo, siempre pienso en ti. Si fuese otra persona en ese momento, me tuviera a mi mismo toda la envidia que se pueda sentir, un tipo ebrio, como yo, todo maltratado, que desperdicia el potencial y su alma que tiene, puede ser querido por tal chica.

Esas palabras fueron las únicas que podía recordar, luego seguramente quedé dormido.

Al despertar; allí estaba ella aún velando mi sueño con el amanecer, me sentía avergonzado por el estado de resaca en el que estaba.

Por fin, estaba esperando que despertases, eres muy dormilón. No sabía si quedarme aquí o llevarte a algún lado; pero no quería dejar de verte durmiendo en mis piernas.

Era extraño, estaba muy cariñosa, muy amable, muy condescendiente.

- Disculpa, no sé lo que paso, gracias por cuidarme.

Entonces no te acuerdas que te volviste a aprovechar de mi. Me dijo y soltó una carcajada.

- No recuerdo mucho, solo unas palabras; pero tal vez las soñé. – le dije

- ¿Así? ¿Qué cosa? – me preguntó, aunque sé que ya sabía la respuesta.

- Que piensas en mí. Se lo dije algo avergonzado.

- Es verdad, todo este tiempo he pensado mucho en ti, esa noche en que nos conocimos y el beso que me robaste.

- También pensaste en cómo me trataste después.

- Te pedí disculpas. Me dijo mientras su mirada se enternecía y sus mejías se sonrojaban de vergüenza. Déjame ir a mi casa y en la noche nos vemos, así descansas un poco más y yo puedo inventar algo por mi ausencia toda la noche.

Basada en Sueños RealesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora