Gwendolyne C.

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Ella, la mujer de mis sueños, la mujer perfecta; pero no para mí. La conocí una noche tan incierta como el hecho de haberla conocido. El solo hecho de haberla visto a lo lejos, las ondas de su pelo negro, su silueta que demostraba la perfección de la creación, la manera tan armoniosa de moverse a los compas de sus palabras y esa sonrisa que formaba un arco hermoso en sus regordetes y apachurrarles cachetes; yo era tímido, no me iba a acercar a hablarle, así que solo me quede observándola a lo lejos mientras decidíamos con mis amigos a que disco entraríamos a embriagarnos. No les prestaba atención, quería seguirla, algo me decía que tenía que conocerla, quien iba a pensar que esa sensación por conocerla no era un buen augurio, sino una advertencia de todo lo que iba a traer consigo enamorarme de una linda cara y un lindo cuerpo, sin que ella se enamore de mi. Entusiasmados decidieron ir a un lugar a donde esa misteriosa y hermosa mujer no entraría, tomaron la decisión sin mí, claro que me negué enseguida y quise, sin hacer notar tanta desesperación, seguirla para entrar a donde ella iba. Cuando de pronto sentí que me rodearon con los brazos y me dijeron algo que no recuerdo con certeza, al voltear me di cuenta sin asombro, ni afán que era quien venía conmigo, una mujer que había conocido algún tiempo atrás y con la que llevaba una amistad que pasaba a algo más cuando despertábamos juntos en algún cuarto de hotel. Ya llevaba un tiempo saliendo con ella, claro sin formalizar una relación, era una cosa tan simple, salíamos, nos divertíamos, nos embriagábamos y terminábamos en cuarto teniendo sexo o en otras circunstancias solo era el acto de llamarla para tener sexo. Esa era una buena relación, a ella le gustaba, nos quitábamos las ganas mutuamente y al final terminábamos como dos desconocidos en la misma cama. Intentaba seducirme, rodeándome con sus brazos, pero mi mente, mis ojos y mi deseo ya no estaban en ella. Así que logre librarme con cierta dificultad de sus brazos y emplace a todos a dirigirnos a otro lugar con la expectativa de que esa mujer que tenía mi atención no se fuera antes de poder ver hacia donde iba. Decidimos dar un vuelta para escoger un buen lugar para divertirnos, mientras conversábamos me di cuenta que ella ingreso a un local pequeño con sus acompañantes, fue el lugar preciso para verla más de cerca. Así que me dirigí hacia allá e hice que todos entraran allí, nos ubicamos y trate de estar frente a ella para observarla, con el transcurso de la noche, yo andaba en modo zombi, empinaba el vaso para tomar y hacia algunos movimientos para estar acorde con la música, pero mi mente estaba puesta en ella, no le quitaba la miraba de encima y creo que se dio cuenta; vi que le decía algo a su amiga y esta me quedo mirando; yo no tenía mayor problema que hablen de mi. Me gusto que notara que la estaba mirando y cada vez que cruzábamos miradas, una sutil sonrisa era para mí. Pasaron las horas, y vi que algunas de las personas que estaban con ella comenzaron a irse y me puse nervioso, no quería que se fuera sin conocerla, sin siquiera saber su nombre, sin pedirle su número o algo. Estaba ebrio, con el juicio aturdido, y ya muy desinhibido. Cuando paso al baño la seguí y antes de que entre la tome del brazo y la jale. Claro no medí las consecuencias de lo que hacía. 


¿Estaba esperando el momento que te acercaras a hablarme, me estabas dando algo de miedo porque no dejabas de mirarme, que quieres? ¿Me conoces? No creo. ¡Suéltame si no vas a hablarme!

Yo estaba idiotizado, paralizado, el solo hecho de tenerla tan cerca hablando conmigo. No podía articular palabra, ni siquiera el alcohol lograba que esa mujer pusiera de vuelta y media mi ser. Cuando se sacudió para soltarla, la detuve con más fuerza.

Discúlpame, me gustas, eres hermosa, quiero conocerte, quiero saber de ti.

-Sonrió. Suéltame, no desesperes, ahora salgo.

Ella se dio cuenta como la mire, como mis ojos la recorrían de pies a cabeza y como al hablarle pude calmar mi ser un poco. La espere por unos minutos. 


Soy Gwen, vine con unos amigos están por allá y estamos a punto de irnos ya.

¡Espera! No te vayas, no me dejes. Con voz de desesperación intentando convencerla que no se vaya. No te preocupes yo te puedo llevar, te juro que no te pasara nada, no tengas miedo.

¿Miedo? ¿A ti? Jajajajaja. Está bien; pero me quedo con un amigo (se llamaba Kleber y le decían Kley. Era homosexual) , así podrás decir que si te tengo algo de miedo. 


¡Estupendo! Mientras caminaba hacia su lugar, la miraba y no lo podía creer, se iba a ir conmigo, iba a subir a mi carro, estaba extasiado. La vi despedirse de sus amigos y coger de las manos a una de ellas, jalarla y acercarse hacia mí. Nos presento, me pareció muy linda su amiga. Eres un poco intenso, no le quitaste los ojos de encima a Gwendy (Con esa voz amigable y de rápida confianza) . Fue la primera vez que escuche esa palabra, esa bendita palabra que describiría de manera precisa el amor que llegue a sentir por Gwen. Atine a mirarla y a sonrojarme. Tu amiga es linda y estoy decidido a no privarme nunca de una hermosa mujer. Chiquitita, regordeta, amigable. Era estupendo el trío que habíamos formado. Compre unos tragos para tomar antes de irnos y ella noto que alguien me miraba con una furia de ensueño. 


Creo que se está poniendo celosa esa chica. No nos quita la mirada de encima. - Dijo Kley, aludiendo al buen ojo que tenía para con el resto)

No te preocupes, solo somos amigos. Que haga lo que se le plazca.


Conversamos, intente charlar con los dos para no ser descortés. Trate de no ser tan aburrido. Deje mis charlas políticas y mis conocimientos nerds de lado y afloro en mi ese lado encantador, que en algún lado refundido en mi personalidad estuvo escondido por años. Reímos, bailamos, bueno ella, porque yo no sé lo que hago; pero al menos lo intento. Se reía cada vez que me acercaba a decirle algo incoherente que veía, o algo tonto que hacía. Bailando, bailando la sentí cerca, todo su cuerpo frotándose sobre el mío. Sus movimientos sexys incrementaban mi ímpetu, sin que yo pudiera acallarlo. Ella seguía provocando algo que no iba a poder controlar. Salimos de ese lugar, locos, ebrios, perdidos, felices, nos habíamos olvidado de kley, creo que la embarcamos, se fue o no sé, ella se quedo conmigo, solos , caminando de la mano, ebrios, olvidándonos de cada paso que dábamos. No podíamos encontrar mi carro, ella reía a carcajadas y me decía:


Oye! Vámonos caminando, vivo cerca.


Estaba obsesionado con ella y recién la conocía, si me decía vamos nadando me tiraba al mar a nadar con ella. La jale y la puse junto a mi apretando sobre su cintura.

Sabes cuál es el regalo más hermoso que me dio Chimbote. Estábamos tan cerca que podía sentir como respiraba frente a mí.

No lo sé, Chimbote es lindo tiene muchas cosas que te pudo haber dado. Mientras más fuerte la abrazaba sentí como su corazón entraba en compás con el mío, aceleraba para estar a pulso con el mío que latía tan fuerte que ella lo pudo percibir.

Tú, eso es lo más hermoso, el mejor regalo que me dio Chimbote, ser tan pequeño y darme la dicha de conocerte.

Me vas a besar o seguirás tratando de enamorarme, cuando ya me tienes en tus manos.

Era un sueño que haya pronunciado esas palabras. La bese tan tiernamente, que terminé volviéndome adicto a esos labios tan apetecibles.

Ya estas contento, lo lograste, ahora quiero irme a casa. Vamos coge tu carro y llévame.

Estaba confundido, unos minutos atrás fue tan dulce, tan tierna y ahora quería alejarse de mí, quería irse a casa. Busque mi carro pero no podía evitar notarla molesta con los brazos entrecruzados esperando, no sabía qué hacer, mi mente divagaba en ese momento tan esplendoroso y tan incomodo a la vez. Encontré mi carro y la llame. Le abrí la puerta. Se sentó y reclinó el asiento hacia atrás.

Por favor apúrate, si.


¡Conduje en total silencio hasta su casa, las únicas palabras que se escucharon fueron las indicaciones que me decían, voltea por aquí, despacio, apaga tu carro, me bajo aquí, Adiós! Sin un beso, tan áspera, tan seca. Desubicado y con la cabeza hecha añicos, quise volverla a ver en ese momento; pero no, fui a buscar a Stephanie para que me quite el sin sabor y las ganas con las que me dejó Gwen. 

Basada en Sueños RealesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora