¿Cuánto tiempo había estado abrazada a O'Hara? ¿Un día entero? ¿Una semana? ¿Quizás un mes?
No lo supo, ni le importaba. Solo quería seguir abrazándolo, porque solo así de esa forma, no tenía miedo.
Lo besó y lo despertó. Pero al moverse recordó por qué le dolía tanto el cuerpo. Se levantó de golpe y fue al baño. Se lavó la cara para refrescarse. Sus heridas todavía estaban a la vista, y si no fuera por el maquillaje cualquiera podría verlas.
Tuvo que agacharse para agarrar la base que se le había caído al piso y recordó los dolores en su estómago. Cerró la boca para evitar gritar de dolor pero tuvo que abrirla al sentir la inesperada erección de O'Hara por medio de las ropas que la presionaba por detrás contra su hermoso trasero que, a causa de su pose, estaba más que expuesto.
Se levantó pero, dispuesta a que no viera sus heridas faciales, retrocedió de espaldas a él unos pasos hasta que él dio tregua. La giró y entonces cada centímetro de su lastimado rostro quedó a la vista de O'Hara.
-¿Y esto?-O'Hara bajó la mirada hasta el cuello de Noemia y el remerón que se le había corrido a causa de los movimientos develaba más marcas.
Con delicadeza, se lo sacó para que quedara al desnudo el hermoso torso de Noemia. Ni aún en momentos serios, su erección paraba de reaccionar. Hizo caso omiso a ella y elevó la mirada a los ojos de Noemia.-¿Dónde más tenés de estas?-Tocó suavemente una de las heridas en carne viva y Noemia, cerró los ojos por el dolor que el simple roce de su dedo le provocó y quizás también por la debilidad al tacto de O'Hara.
No faltó más tiempo para que él la tomara en brazos con delicadeza para impedirle cualquier sufrimiento y la recostara en la cama. Le sacó el pantalón y descubrió más heridas en carne viva.
-¡¿Quién fue?!-Le gritó furioso.
-Por favor, Octavio...
-¡Octavio las bolas! ¿Quién fue?
La insistencia se tornó larga, pero finalmente Noemia rompió el silencio.
-Un ex.
Le soltó de inmediato. ¿Por qué no le dijo la verdad? ¿Por qué ocultó el nombre del culpable?
-¿Cuánto tiempo querías ocultarlo?
Rapidamente, Octavio, abrió el placard y sacó lo primero que encontró. Tiró con brusquedad la ropa en la cama y se ocupó de Noemia. Buscó cada una de sus heridas y las besó una por una después de curarlas. Luego, con delicadeza la vistió con deseos de desvestirla y hacerle el amor, pero lo que venía era más importante.
-Te estoy leyendo el pensamiento y desde ya te digo que no.
O'Hara con toda la paciencia del mundo, se sentó a su lado y la abrazó. Sabía que costaría mucho, pero tenía que convencerla.
-No te encapriches, por favor. No se puede joder con esto... Esto tiene otro gusto, otro ritmo. Tenés que pararlo o va a ser peor.
-No quiero.
No podría denunciarlo. Si le decía a Octavio quién había sido realmente el hombre que la había golpeado, a Alfonso le esperaba lo peor y quizás no lo merecía. Quien le pegó fue un Alfonso hipnotizado probablemente por las drogas y el alcohol, no era él. No era el Alfonso que había conocido y estaba seguro que todo era producto de su historia del pasado y de las drogas.
-Muchas personas mujeres u hombres pasan por la violencia de género y la mayoría de ellas no se atreve a denunciar. Conozco muchos casos de estos, lo peor que podemos hacer como sociedad y vos como víctima es acostumbrarte. Pero eso podemos evitarlo si tenés el valor de hablar.
-Entiendo muy bien lo que decís. Pero... estaba alcoholizado. No estaba lúcido. Simplemente eso...
-No importa. No hay motivo para hacerlo. La violencia no debe ejercerse bajo ningún punto. Noemia, las marcas quedarán siempre impregnadas en tu piel. Pero la única manera de alivianar el dolor es evitando que vuelva a sucederte lo mismo. A vos y a otras víctimas. Además... Esto explica...
-¿Cómo llegaste hasta acá?-Le preguntó de pronto Noemia con intensión de cambiar de asunto.
Octavio la conocía bien como para saber que quería escaparse de ese tema. No sería fácil convencerla de denunciar a quien le hizo daño, pero tenía esperanzas y sabía que no era imposible.
-Tu mamá.-Le respondió. Su madre... ¿Quién más?-Buscó mi número en las últimas llamadas de tu celular y me llamó.
Octavio la agarró de la muñeca pero ella hizo fuerza para tirarlo en la cama y acomodárse encima suyo. Coqueteó con cada parte del cuerpo de O'Hara, haciéndolo reaccionar e intentar hipnotizarlo, pero esta vez la astucia de Noemia no iba a ganarle.
-Aunque te empeñes en hacerme olvidar lo sucedido, te digo que ni vos vas a poder. Con el tiempo vas a ver que es lo mejor. Vas a tener que ceder sí o sí.Así... Así me acaricies con sensualidad y...-Se arqueó frente a las caricias de Noemia, pero aún más al ser masturbado.
-Basta.-Le dijo.-Hoy no, estás toda lastimada. Te va a doler hasta el alma, Noe.
-Vos me curás, por favor Octavio. Hoy sí, mi...
No terminó la frase. El apasionado beso que Octavio le regaló, la calló.
¡Cuánto la necesitaba él! ¡Y cuánto lo necesitaba ella! Con cuidado, Octavio se encargó con cuidado de cada parte del cuerpo de Noemia e inclusive de la parte más sensible que tenía y la que tanto le encantaba a él. No bastó nada para que él cediera a ella, realmente lo hipnotizaba.
Le hizo el amor unas cuantas veces hasta estar convencido que por fin debía desnudarse por completo. Quizá así soltara las mariposas que volaban dentro.
-Unas horas estuve lejos tuyo... Un par de horas lejos tuyo y me vuelvo loco Noemia. Esto no me pasó nunca, ni siquiera cuando más te deseaba y no te tenía. -Se sentó en la cama y ella lo imitó.-Una vez me dijiste que cuidarte a vos lo hacía por responsabilidad.-Noemia bajó la cabeza y recordó todas las cosas que le había dicho esa vez al salir de Escrúpulos. -No es responsabilidad. -Hizo una pausa para buscar las palabras justas. Era la primera vez que desnudaba por completo sus sentimientos.- A mi se me anula la mente cada vez que pienso en vos. No puedo trabajar, ni ser Octavio O'Hara. No elijo cuidarte por responsabilidad, elijo hacerlo porque tengo miedo. A perderte y a que te lastimen. Hoy supe lo que se sentía. Cuando tu mamá me llamó y me dijo que tenías heridas tapadas por maquillaje en la cara y que te veía mal, no me daban las piernas para correr hasta venir y estar con vos. El corazón me latía a mil, como cada vez que estoy cerca tuyo. Nada más que esta vez no me latía de pasión o deseo, me latía de miedo. Tuve miedo, me veía perdiéndote y me imaginaba suicidándome. Podría seguir viviendo si vos no estás conmigo pero, no sería yo. Y no me importa si me agarra taquicardia por culpa tuya.-Le dijo y Noemia sonrió.-Prefiero eso a que no me lata.
No sabía si los golpes, lo vivido en estas últimas horas la estaba volviendo sensible o qué. Octavio había cambiado mucho, e inclusive ella lo había hecho. Ya no era la Noemia de carácter fuerte y activo que solía tener. Desde su forma de vestirse hasta la forma de comportarse. Y no extrañaba a esa Noemia, al contrario. Aunque siempre dijo que las personas no cambiaban ni aún cuando se lo proponían, el amor le ganaba la partida, demostrándo que, además de muchos dones, tenía el don de hacer cambiar a las personas. Y Noemia supo que este hombre era de ella porque era el único que se había atrevido a desafiarla. Con sus obligaciones, su autoridad, su personalidad, con la forma en que la cuidaba y con su debilidad por ella, era el único que la había moldeado a su manera. Así como ella lo hizo con él.
A modo de agradecimiento, lo abrazó y besó con ternura. Sentía tanto amor por él, ansiaba tanto atarse a su cuerpo para nunca tener que separarse. Era su hombre.
Y su corazón nunca le mintió al latir inquietante ante la presencia de Octavio.
Protegido.
Prohibida su copia total o parcial sin autorización del autor.
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JAQUE MATE-María S.
ChickLitUn comisario detrás de un sospechoso. Una agente de policia, poco refinada, despreocupada por su figura y aparentemente nada sexy. Aunque las apariencias engañan y una mujer oculta tras el uniforme de policía puede llegar a serlo e inclusive puede...