Peligro

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Maisie

Todos parecían ocupados con el asunto de que un muchacho  entró a los aposentos de Mary la noche anterior, parecían claramente estar preocupados, aunque a mí sólo me preocupaban mis asuntos. Quizás suene egoísta y de mala educación pero cuando no controlas tu vida en ningún sentido, todo parece ir en tu contra. No era que no me importara mi hermana, al contrario, yo estaba ahí para ella, pero en algún punto debía preocuparme por mí y sólo por mí. Además, el asunto no pasó a mayores.

Ya no sabía que había entre Bash y yo, no le había visto en todo el día y a pesar de eso, tampoco sabía si quería verle. He estado enamorada de él desde que estábamos pequeños pero, a diferencia de Mary y Francis nosotros no estábamos destinados a estar juntos desde los seis.

— Majestad. — Dijo alguien detrás de mí. — Es su último día aquí, y no ha empacado.

— ¿Majestad? — Reí a las palabras de Francis. — Tu madre me decapitaría si te escuchara decirme eso. Eres el Delfín de Francia. — Dije en un tono de burla, pues los dos sabemos que no es bueno nadando. Él se rio de mí y yo bebí nuevamente del vino.

— Entonces, ¿Te vas? — Me encogí de hombros. — Sabrás que no puedes tomar una buena decisión si sigues bebiendo. — Y apartó la copa de mí. Lo miré y él bajó la cabeza, parecía preocupado.

— ¿Por qué todo el mundo piensa que es una decisión de puedo tomar? Mi madre me obligó, no me quiero ir. — Dije.

— Tu madre no te obligó, ella dijo en cuanto cumpla sus deberes con su hermana Mary, en la otra carta. — No le comprendí al principio y él rodó los ojos divertido. — Digo que puedes pedirle a Mary que le envíe una a ella misma pidiendo que tu presencia se alargue en la corte.

— ¿Crees que sirva? — Pregunté. — Tengo un buen ejército, mi madre lo quiere y sabe que no le daré a ni un hombre más. — Dije. — Tengo mis propios asuntos con Hacienda.

— Bueno. En lo que piensas que hacer, ¿Por qué no me acompañas con mis padres? llevaremos a mi hermano Carlos a recibir a su futura esposa. — Le sonreí y él me ofreció su brazo. — Cómo en los viejos tiempos.

— Cómo en los viejos tiempos. — Le correspondí.

Corrimos camino al salón real donde ya estaban todos reunidos. Me acerqué a Bash quien me sonrió y le devolví el gesto.

— Te vez hermosa... — Lo miré divertida. Él no solía ser así.

— Gracias, me complace que lo hayas notado. — Me miró mal, casi como si lo hubiera ofendido.

— No creas que soy el único interesado en ti.

No respondí nada, sólo me limité a sonreír. No quería crearme expectativas de que él estaba interesado en mí, de Sebastián de Poitiers se puede esperar todo.

— Es un compromiso perfecto. — Comentó la Catalina después de alagar a su hijo. — Madelynne es francesa, no hay duda de la lealtad de su familia. — El Rey la miró insatisfecho. — Es adinerada.

— Pero no Real. — Habló el Rey, Mary y Francis intercambiaron miradas, me sentí mal porque ellos no han tenido una oportunidad a solas que hayan disfrutado. Finalmente Francis si tiene razón, no he terminado mi labor aquí. — Tienen sed de poder.

Bastards | Bash & Tú | ReignDonde viven las historias. Descúbrelo ahora