Por la gracia de tu padre el Rey

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— Y luego, anotan su arrepentimiento en este listón, lo atan a la popa y ven como se aleja en el agua. — Terminó de explicar aquél carpintero.

— ¡Qué encantadora tradición! — Exclamó Mary ante sus palabras.

Pronto es el Festival de la Cosecha, se celebra la buena cosecha del año, que fue próspera. Eso nos mantiene emocionadas, principalmente a mí, pues es el primer Festival al que asistiré aquí en Francia, pues en Hacienda mi hermano Santiago y yo somos quienes los organizan. Gracias a Dios, todo ha ido bien ultimamente. Hay paz en mi país y en Francia, así como en el castillo. Por supuesto, Catalina intenta hacernos pasar un mal rato así como mis faltas de memoria y lágrimas sin razón continúan, pero sabemos cómo llevar los problemas.

— ¡Mary! — Su voz inolvidable detrás de nosotras me sorprendió. Casi se escuchó como si estuviéramos en una taberna, pero eso sí, él casi estaba ebrio. — Si no te conociera bien diría que estás disfrutando tu tiempo en la corte.

— Y el festival de la cosecha. — Continuó Kenna.

— Kenna, Ayle, Greer, Lola, Maisie. — Nos saludó a todas e hicimos una pequeña reverencia de agradecimiento.

— Sí, lo estoy disfrutando. — Contestó Mary sonriente.

— ¿Y que provocó este cambio? No es que me queje. — Reí al saber lo que diría después. — Ver su sonrisa, es ver el sol señora. — En su intento de sonar romántico, sonó como si recitara un musical.

— ¿Coqueteas con todo el mundo? — Preguntó Mary inocente.

— Es verdad, con todo el mundo. — Él respondió sincero.

— Bueno, verás que no soy difícil de complacer. Mientras no intentes asesinarme, y verás que soy alegre.

— Mmm, ¿Sólo eso señora? — Suspire pesadamente por la conversación. Esto no era de mi interés personal y mil veces me encantaría jugar con Claudia todo el día.

— Y tu hermano. — Ella respondió.

— Yo espero estar, invitado a tu boda. — Y sin más, se marchó. Cada día era más y más claro que él pasaba tiempo pensando en mi hermana. No lo negaba, eso dolía un poco. Al final, no estoy en mi mejor posición ahora para enfrentarme a esto, en poco tiempo planeo volver a Escocia, una vez la boda de Francis y Mary se haya realizado.

— Tienes que cuidarte de Bash, él siente algo por ti. — Dijo Lola a Mary.

— Tonterías, ya oíste. Coquetea con todas. — Reí por lo bajo. Era demasiado ingenua si eso pensaba.

— Mary, yo no crecí en un convento. — Lola consiguió ganar su atención. — Bash vive aquí por el favor del rey, si cae de su gracia por alguna razón...

— Se quedaría sin nada. — Las palabras de Lola entraron en mi mente como una flecha. Se sintió como el zumbido del viento sobre ella, el fresco aire que sopla y el caer de las hojas en el bosque. Bash podría estar cometiendo un error que le costaría todo, e incluso y si Francis se entera, él podría morir.

Me aparté de ellas un rato. Necesitaba un trago. Nunca creí decirlo, pero era verdad, todo esto, todo lo que estaba pasando por la mente de Bash podría acabar con su vida. Salí del lugar y caminé al castillo, saludé a un par de amigas y entré hasta llegar al salón real, fue un largo camino, pero necesitaba ver al Rey Enrique. Entonces un problema mayor llegó a la puerta de la sala del trono.

— ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme por favor! — Había una chica corriendo hacia el guardia que mantenía puesto en la sala del trono. — ¡Alguien que me ayude!

Bastards | Bash & Tú | ReignDonde viven las historias. Descúbrelo ahora